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De escritura à écriture
De escritura à écriture
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6 octobre 2019

19_20___cap 31_32_33___chap

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19_20___cap            31_32_33___chap                         GABRIEL_______2_pour_blog

 

Buenas noches,

Aqui teneis los últimos capítulos de Oficina de Quejas y los de Gabriel. Je place également le livre en entier puisque ces trois derniers chapitres de Gabriel achève cet opus. Con estos tres últimos capítulos de Gabriel se acaba también la novela. Pongo un lazo para descargarla. Bonne lecture !

 

 

Oficina de Quejas

19.

 

Al llegar a mi despacho me paro. Morfeo hace igual.

 

-          Dice…

 

Mi amigo Dice está aquí. No me lo esperaba, pero no debería sorprenderme tanto. Me quedo parrado sin saber qué hacer cuando Morfeo me rodea, entra en la oficina como un torbellino y se abalanza contra su alma gemela, abrazándolo con desesperación. No hago nada más que esperar. No dicen nada, pero lo que comunican entre sí valen todos los discursos habidos y por haber.

 

-          Morfeo…

 

Se desprenden. Me siento en mi silla giratoria. Maquinalmente se sientan también en las horrendas sillas, las esbeltas alas se repliegan con gracia y soltura detrás de Morfeo acomodándose en esa posición. Se quedan cerca como si necesitaran ese contacto para guardar cierta compostura. Toqueteo las pocas cosas que están encima de mi mesa para dejarles tiempo suficiente y que tengan las actitudes  más conformes cara al público, o sea a mí, el que no hace parte de este estrecho y muy peculiar vínculo. Levanto la mirada y me quedo estupefacto como siempre de estas dos bellezas sublimes. Morfeo deja vagar su mirada en mi diminuto despacho. Sé que tiene una pinta algo destartalada, pero ese es el punto. De repente despliega sus magníficas alas en un arco iris esplendoroso y se eleva en los aires con gracia y sublimidad.

 

-          ¿Qué hace aquí el “Soñolos”?

-          ¿El qué?

 

Dice y yo lo miramos estupefactos mientras sigo su dedo apuntando al… ¿“Libro”? Lo miro totalmente confundido.

 

-          ¿Sabes que es este libro?

-          ¿Lo has abierto? ¿Leído?

-          Si y…

-          ¡No lo hagas más!

 

Su voz ha tomado un matiz acerado y retumba en todo el lugar como si estuviéramos en una cueva. Estoy impresionado. Solo una vez escuche esta voz y todos los que me rodeaban cayeron en un sopor irreprensible. Todos eran humanos. Morfeo suspira profundamente y se deja caer sobre la silla con el mismo desparpajo de ensueño.

 

-          ¡Lo siento! ¡Este libro es una trampa mortal en este estado para los nuestros! He visto a muchos sucumbir a él porque se sumergen tanto en la lectura que se olvidan de comer, beber, dormir… todo lo que se tiene que hacer para vivir o existir. Muchos acababan cayendo en un sopor mortal antes de ir irremediablemente hacia los Infiernos. ¿Has podido desengancharte?

-          Hoy en día se habla de desconectar…

-          Sea como fuere…

-          Sí.

-          ¡Bien! Supongo que tu condición de alma guerrera ayuda seguramente, pero sigue siendo una trampa mortal.

-          ¿Cómo ha podido llegar hasta aquí? ¿Sabes quién o que lo ha creado?

-          No lo sé. Estoy confundido. Tuvimos en aquel entonces pedir la ayuda de Hércules para que lo cogiera y se lo llevara en un sitio seguro para que no siga con su mala hazaña.

-          ¡No tan seguro ha sido puesto que está aquí! ¿Sabes lo que quiere o pretende?

-          Nunca lo supimos. Tiene un encanto muy fuerte y adictivo como ya sabes, pero no sabemos nada más. Nadie sabe de lo que habla este escrito, si incluso hay en él caracteres de escritura… Nadie nunca pudo asegurar haber visto algo escrito ni su contrario…

-          Corroboro esto. ¿Quién o que tiene interés en mandármelo?

-          No te puedo ayudar en eso. Debería pedir a Hércules si…

-          Está en unas islas, preparando cocktails y buscando su futura amada…

-          ¡Por Zeus! ¿Hércules? Había escuchado rumores…

-          Son ciertas, te lo puedo asegurar. Lo contactaré. Quizás pueda averiguar cómo ha podido “salir” de ese escondite tan seguro y, qué o quién, lo ha hecho y que pretende mandándomelo. Estoy buscando un investigador para que se encargue del asunto.

-          Buena estrategia.

 

Un silencio se instala, nos perdemos en nuestros recuerdos comunes y personales. Siempre fuimos unidos, incluso si nos veíamos mucho, las cosas, las historias, nuestras naturalezas peculiares y las tareas que debíamos desempeñar. El tiempo no corre igual para todos. Sonrió a Dice. Es tan extraño de volver a verle.

 

-          Me alegro de verte Dice…

-          Digo igual… Estoy agradecido a Malina por haberme llamado…

-          ¿Malina?

-          Sí.

-          Bien. No me lo esperaba… hubiera apostado por Metros…

-          Y hubieras perdido. Todos saben lo difícil que te pones cuando estas de mala leche. 

 

Un estallido de risas nos une mientras hago una mueca. Siempre tuve mal talante. Nos calmamos.

 

-          ¿Qué vienes hacer aquí Morfeo y como supiste de mí? Si es que venias a verme…

-          Vengo a verte.

-          Bien.

-          Siempre he sabido donde estabas… Fulgur… ¡No! μαχητής (machitís) (guerrero). Por favor… Antes de increparme… He pasado siglos para recomponerme y hacer mi tarea como debido. Los tiempos y las razas humanas han ido cambiando tan rápidamente y drásticamente en estos dos últimos milenios que me ha llevado todo ese tiempo para…

 

Entendemos de lo que habla, a todos nos ha pasado igual, pero…

 

-          ¿Y así hubieras seguido, no es así amigo mio?

 

Morfeo sacude negativamente la cabeza.

 

-          No. Estaba a punto de venir… Estoy activo en los hogares del mundo y en donde se curran a los enfermos. Lo hago desde siglos y ya venía hacia aquí, pero se ha precipitado las cosas y… ¡Estoy desesperado!

 

Lo miramos esperando a que se recomponga de su mudo sollozo.

 

-          Letargo… Letargo está en un sueño de muerte…

 

Dice se sobresalta y lo mira con miedo en los ojos. Estoy sorprendido… Dice es la única persona que conozco que no se deja avasallar por el miedo.

 

-          Hablas de coma…

-          Si… Olvido que ahora es el término usado…

-          Pero… ¿Cómo puede ocurrir eso?

 

La voz de Dice esta quebrantada. Estoy pasando por alto algo crucial. Dice se ha aproximado a Morfeo que tiene el semblante ceniciento y las alas aletean suavemente en un temblor flipante. Morfeo lo mira con los ojos anegados de lágrimas contenidas.

-          Yo… Después de siglos con la apariencia modificándose, como hacemos todos desde que huimos del Olimpo para mejor fundirnos en el mundo de los vivos, y desde el… ¡Pero no puedo hablar de ese lugar ahora!

 

Se para y toma una feroz inspiración como si le costara la vida misma hablar del asunto.

 

-          Como esta época ama con locura la belleza y sus artificios, decidió presentarse como es. Tuvo mucho éxito en el campo del modelismo para revistas sobre papel y virtual. Una… escritora se prendó de él hasta el punto de decidir ponerlo como protagonista de una historia donde sería como un “Bello durmiente” con psicópatas incluidos en el relato, lo que justifica ese estado.

 

Abrimos la boca y la cerramos en conmoción. Para seres como Morfeo y Letargo eso es mortal. Si sigue en ese estado desaparecerá completamente. Me levanto y me arrodillo delante de él. Los temblores de su cuerpo dicen bastante el llanto sordo en el cual está sumido. Letargo es como un hijo para él y esta situación es la peor que se podría imaginar.

 

-          Morfeo… Morfeo… Mírame. Has hecho lo indicado. Fue insensato por su parte mostrarse tal como es… Eso nunca trae nada bueno. Bastante lo sabemos cuándo Olimpo estaba en su cúspide…

 

Dice hace un bufido de desprecio. Cada uno de nosotros hemos vividos momentos de los peorcitos, humillantes y sin ninguna dignidad tanto por nuestra parte, Dioses y sequitos, como por la de algunos mortales. Suspiro. Letargo es tan bello que es casi imposible mirarlo mucho tiempo.

 

-          No podía más de parecer lo que no es…

-          Lo entiendo, Morfeo, créeme lo hago, pero sabes que nuestra tranquilidad y viabilidad en el mundo de los vivos ha sido y sigue siendo nuestro cambio de ser para parecer más “humano”.

 

Morfeo asiente con la cabeza. Todos somos bellos rayando a la perfección, es nuestra naturaleza inmortal, incluso los que se consideran como “monstruos” en los cuentos y otras leyendas tienen una beldad increíble, de ahí esa mesura de precaución. También entiendo a Letargo. No es fácil ni simple aparecer otro cuando se desea ser uno mismo en todas las apuestas. “Chassez le naturel, il reviendra au galop” es un dicho tan verídico (genio y figura hasta la sepultura)…

 

-          Bien. No perdamos más tiempo… Luego…

 

Agudizo el oído. Reconozco estos ruiditos, hay revuelo y eso huele a fiesta en toda regla. Metros. El muy imbécil.

 

-          Creo que vamos a tener que postergar… creo que Metros sabe que estáis aquí y quieren obsequiarte con una de sus fiestas que llama “sarao”. Espero que os gusta festejar…

-          ¡Hombre! La memoria te falla. No te acuerdas de las veces que estuvimos con Dionisio…

 

Me sonrojo profusamente. Dionisio (Διώνυσος Diônysoso Διόνυσος, hijo de Dios), el Dios de la vendimia y del vino, inspirador de la locura y del éxtasis. La “Grandes Dionisiacas” como se llamaban entonces… desde luego… eran realmente tremendas… No quiero recordarme estas y, por los rostros de Morfeo y Dice, ellos tampoco. Conocemos Metros y más nos vale acatar a su deseo. Metros es difícil de contrarrestar.

 

-          Vamos…

-          Vamos.

 

Y fuimos, vaya si fuimos. Pero… ¡Sin comentarios!

 

            Después de varias horas de libaciones, de recuerdos intercambiados, de comentar, explicar, contar, dar noticias de los que están todavía en el mundo, de los desaparecidos en los infiernos, de criticar y de dejar la nostalgia bombear nuestros corazones y nuestras almas, de llevar nuestro amigo Metros a su lecho estando totalmente imbuido de ambrosia y delirante en un griego arcaico que nadie ya se acuerda aparte nosotros y nuestras memorias, la fiesta acabó y dio paso a un silencio inusual. Las oficinas suelan emitir muchos sonidos en cada momento, una especie de zumbido vital. Nos quedamos, Malina, dormida en mi regazo, Morfeo y Dice, sentados en el salón-living del apartamento totalmente “design” de Metros, todos algo confundidos y exhaustos.

 

-          No ha cambiado nada…

-          No… es aún peor. Aunque se podría decir de todos nosotros igual con el paso y el peso del tiempo… Bueno todos no, Lyrius, no.

-          ¿Lyrius?

-          Su compañera…

-          Metros tiene una amiga…

-          Sí. Y te aseguro que no tenéis gana de conocerla…

-          ¿Porque?

 

Miro Dice fijamente. Hago una mueca cansada.

 

-          Es… como Metros, pero femenina…

-          Entonces debemos felicitarnos de que no estuviese en la fiesta…

-          Simple azar… es musa operativa…

-          ¿Una musa operativa? Después de todo lo que Metros ha dicho sobre los “inspiradores de fantasmagorías malolientes y estrafalarias” como llamaba a las musas operativas… Es irónico.

 

Morfeo y Dice ríen con ganas, yo también, aunque conociendo a Lyrius no puedo reírme con tanta fuerza. No es mala chica, es solo algo… peculiar.

 

-          Vamos a mi despacho…

-          Si…

 

La hora siguiente hago el ritual particular para ayudar a mi amigo Morfeo y sobre todo a Letargo. Saco

el “Espejo de Malduror” y empiezo el ritual. Después de varios minutos, Morfeo exhala un suspiro largo. Dice lo sujeta. El lazo que hay entre Letargo y Morfeo es muy particular y potente, tiene la capacidad de sentir lo que el otro siente y vive. Por la cara de Morfeo entiendo que Letargo esta salvado y sale de su sueño de muerte.

 

-          Me tengo que ir…

 

Se endereza, tambalea sujeto a Dice y me mira. Lo abrazo.

 

-          Te debo una, φίλος (amigo)

-          Nada de eso… estoy aquí, lo sabes… si puedes no perderte más en el transcurso del tiempo…

-          ¿Con Χρόνος (Cronos)? ¡Gracias, no, gracias!

 

Salen y desaparecen rápidamente. Es como todos nosotros saben caminar por senderos que los humanos no pueden tomar. De algo tiene que servir nuestra inmortalidad.

 

 

 

20.

 

Levanto la cabeza del libro… no lo entiendo. Por mucho que diga Morfeo, este libro no me parece mortal, al contrario. Hay algo de tan básicamente vital, vivo… es difícil de definir lo que se siente al leerlo y no puedo  parar de leerlo y solo cuando aparto mi interés por el volumen puedo verlo por lo que es, un volumen rectangular de varias páginas. El alboroto delante de mi puerta de oficina es ensordecedor. Parece ser que hay muchedumbre. Inusual. Nunca vienen grupos, ya que los creadores evitan escribir poniendo demasiados protagonistas al mismo tiempo. Por lo tanto es poco probable que sean… Me levanto rápidamente con mi cimentara en la mano, regalo de un guerrero maravilloso, Abdalah. ¡Este choque contra el batiente de la puerta me da mala espina! Si Malina sabe defenderse, no estoy tranquilo. Salto por encima de mi mesa y me lanzo hacia la puerta para abrirla cuando esta se abre violentamente, choca contra mi pared y ahí están. ¡No me lo puedo creer! Cuando he pedido a Malina de hacer una lista con investigadores no esperaba que los trajera todos aquí. Los miro detenidamente y lo que sé de todos ellos surge en mi memoria a medida que mis ojos los reconocen.

 

-          Hercule Poirot, el investigador de Agatha Christie con ese físico tan peculiar y esos bigotes.

-          Philip Marlowe y sus malos modales, con esa pinta de desagrado total del autor Raymond Chandler.

-          Rouletabille, el joven detective con ingenio del escritor Gaston Leroux.

-          "Sam Spade". Detective inflexible, irónico y duro, llevado a la pantalla en las distintas adaptaciones de la novela El halcón maltés, escrita por Dashiell Hammett

-          Jules Maigret, el comisario belga creado por George Simenon.

-          Plinio, cierto policía de Tomelloso, Ciudad Real, imaginado por el ingenioso Francisco García Pavón, resuelve casos en Tomelloso, en Madrid, o en los más recónditos lugares de España. Plinio es un genio cotidiano, un guardia civil, un policía a pie de calle. Con la ayuda de su propio Watson manchego, un boticario, soluciona casos tan divertidos como ejemplares del buen hacer narrativo de García Pavón.

-          Inspector Appleby, de Michael Innes.

-          Charley Chang, de Earl Derr Biggers.

-           Adam Dalgliesh, de P. D. James.

-           Lord Peter Wimsey, de Dorothy Sayers.

-          Pepe Carvalho, de Manuel Vázquez Montalbán.

-          Don Isidro Parodi, de J. L. Borges y A. Bioy Casares.

-          Dos primos hermanos inventaron una serie de personajes inolvidables bajo el pseudónimo de Ellery Queen, protagonista junto con su padre, el Comisario Richard Queen, de un montón de relatos breves y novelas. La novedad de Ellery Queen es que combina las dos figuras, la del detective aficionado -el hijo- y el detective oficial -el padre. Merece ser destacado también el personaje del actor Drury Lane. Detonantes detectives y de un ingenio innovador.

 

 No puedo dar crédito a mis ojos. ¿Qué hacen todos aquí? Entre tantos personajes de tan gran envergadura y potencia en el mundo ficticio me siento perdido y abrumado. Vislumbro perdido en la marabunta de sonidos y gestos descontrolados la silueta altamente reconocible de Sherlock Holmes. Bueno… reconocible cuando no está en un asunto de investigación. Intento hacerle un gesto para pedirle que se acerque a mí y que me diga lo que ocurre, pero es en vano, ya que lo están atosigando algunos. Estoy agotado y bastante irritado. ¡Ya basta!

 

-          ¡SILENCIO!

 

Esta palabra salta en las dos salas, la oficina de Malina y la mía enmudeciendo todos y cada uno de ellos ¡A ver si acabamos por entendernos, por Zeus!

 

-          Sir Sherlock Holmes… ¿puedes usted pasar a mi oficina, cuando estos Señoras y Señores hayan dejado esta antesala?

 

Las personas se abren como un brazo de mar y el célebre detective se avanza hacia mí con el rostro angosto. Todos salen en un orden que me da esperanza de que las cosas no van a sacarse de quicio otra vez. Lo aprecio. Unos minutos más tarde pegan a mi puerta. Me yergo. Es más fuerte que yo. Este investigador impone, incluso cuando no se lo propone. La puerta se abre lentamente, solemnemente y sonrió levemente.

-          Señor Fulgur… El Señor Sherlock Holmes quisiera tener en breve una entrevista con usted.

 

El tono formal y lleno de respeto es algo que decidimos de antemano, Malina y yo. Por muy cercana que estuviera mi relación con ella, no lo sería nunca entre los muros de estas oficinas. Ni que decir que el cotilleo y el comentario son los pasatiempos predilectos de estas oficinas. A veces pienso que solo somos eso, un manojo de opiniones y puntos de vista de todo quisqui. No lo lamento, al fin y al cabo prefiero saber quién soy y dejar a los demás pensar que saben quién soy.

 

-          Hazlo pasar…

 

Sherlock Holmes aparece y me sorprende siempre esa sencillez y esa manera tan pulcra que tiene de estar presente, pero de estar también ausente, como lo sería un mueble. Es una de sus mejores capacidades y eso ciertamente le ayuda mucho a la hora de acatar situaciones, personas y conflictos. Se inclina levemente. Hago lo mismo ya que por suma cortesía me he levantado para recibirle. Es lo menos que puedo hacer. Su mirada se enfoca sobre mí, pero sé a ciencia cierta que ya ha reparado en todo lo que constituye mi oficina. Su persona seria algo como un láser, un detector de sensores, un rayo X y todo lo que pueda hacer lo mismo, es decir adentrarse en todo para mejor acecharlo y comprenderlo.

 

-          Señor Holmes, es siempre un placer verle…

-          El placer es mutuo, Señor Fulgur…

 

Me mira detenidamente. Sé que piensa en mi verdadero nombre que desapareció en los tiempos remotos de la Grecia antigua. Las musas eran solo mujeres, nueve hijas todas de Zeus. Sin embargo éramos más musas y todas no eran mujeres. Pero por una cosa u otra el paso de la Historia Humana no quiso dejar constancia y huellas de nosotros. Lo achaco a los cambios de civilizaciones que tanto les gusta tener a los humanos. Por mi parte he seguido los movimientos de estas a veces en activo, otras en pasivo. No siempre es sabio meterse en cualquiera refriega. Mis homónimas en el Arte de la escritura, Talía la protectora de la comedia, Melpómene musa de la tragedia, Calíope protectora de la poesía épica y hasta Clío la musa de la Historia han decidido apartarse del mundo de las Bellas Artes para tomarse unas eternas y merecidas vacaciones. Las entiendo. Si no fuera porque me aburre estar sin hacer nada haría igual. ¿Cómo sabe mi antiguo nombre? No se lo voy a preguntar, no se le puede hacer este tipo de pregunta trivial a un genio, es de un mal gusto completo. Sin embargo no sería quién soy si no me picara la curiosidad. Otras de mis debilidades, dicho de paso.

 

-          Por favor, siéntese… Puedo invitarle a una tasa de té…

-          El brebaje ingles por excelencia, no es así… Me temo que eso sería más del gusto y agrado de mi hermano Mycroft, que le manda un saludo, dicho de paso.

-          Estoy gratamente sorprendido de esta atención suya hacia mi modesta persona…

-          De eso nada, amigo Fulgur. Ya hemos convenido hace mucho que Usted es una persona de mucha valía. Deje la modestia a los que no pueden ser otra cosa que eso…

 

Sonrió de medio lado. Sherlock Holmes es de opiniones claras y contundentes, lo que siempre me ha alegrado íntimamente puesto que hay siempre una pizca casi imperceptible de fino humor detrás de estas posturas. Se sienta con una extraña gracia imponente y casi grácil pese a su tamaño alto, desgarbado y finamente musculoso.

 

-          Entonces le sirvo algo de beber o…

-          Se lo agradezco y en otro momento me tomaría una copa con Usted, pero ahora no. Pronto, estimado amigo, muy pronto lo haremos…

-          A sus órdenes…

 

Sherlock Holmes ladea la cabeza, pero sé que su mente está caminando en otros derroteros.

 

-          Dígame, Señor Fulgur… ¿Por qué esta tan preocupado por ese manuscrito imprento por estas invenciones escabrosas e ingeniosas llamadas ordenador? Me parece que este lugar no está exento de  comprobar manuscritos de diferentes épocas, tamaños, texturas, idiomas y alfabetos, ¿no?

 

Abro la boca. ¿Cómo sabe que estoy preocupado por este manuscrito en particular y como sabe que hay aquí uno que me provoca esto?

 

-          Elemental, mi querido Fulgur. Su postura profesional y neutral está quebrada levísimamente, su mirada se ha vuelto dos veces automáticamente hacia el lado de la mesa donde no estoy ubicado y su mesa, siempre ordenada de manera simétrica, no lo está debido a este manuscrito puesto en ese sitio. Y es indudablemente un manuscrito por su forma, un fajo de páginas tamaño A4 grapados, lo que se suela usar hoy en día en el dominio de la escritura. Bueno… hasta donde sé, he podido averiguar que el soporte actual de varias obras están en formato “virtual”, o sea que ya no se puede tocar, solo leer. Me han dicho que las obras contadas por mi amigo el Doctor Watson al difunto Sir Conan Doyle se puede encontrar en ese formato. No es una mala idea, aunque me decanto por un buen libro de textos manuscritos. Algunos placeres deben seguir táctiles…

 

Cierro la boca y los parpados un momento. Es asombroso. No tengo palabras… Sherlock me mira con un deje de picardía y de conocimiento.

 

-          Si bien recuerdo la curiosidad es una de sus virtudes al igual que la es para mí. Si me lo permitís me gustaría desentrañar este pequeño enigma. Por el momento la imaginación sobre mi humilde persona no me atrae mucho. El Señor Watson se indigna más con los plagios de mi personaje y del suyo. Tuve bastantes dificultades a hacerle desistir de su decisión de visitarle en numerosas ocasiones para quejarse y, posiblemente, poner fin a esta nueva serie donde aparezco actuando y viviendo en lo que denominan USA. Esta bastante disgustado que se le haya transformado en una mujer. Por mi parte todo esto me tiene sin cuidado, aunque me parece bastante gracioso de haber puesto de mujer al personaje del Doctor Watson. Pero ya sabe cómo es mi buen amigo, un poco estirado y muy convencional. Por mucho que pase el tiempo no logra “modernizarse”. Menos mal que tiene su encantadora esposa para impedir que se moleste demasiado con estas cosas tan triviales como las consideraciones artísticas de algún que otro plumífero a sueldo. Por mi parte no suelo ser tan quisquilloso y debo decir que esta nueva edición no está nada mal si uno no se aferra a detalles tan comunes como la veracidad de origen de los personajes que somos el Señor Watson y yo mismo.

 

Me impido reírme a carcajadas y estoy por la labor de convencer a Sherlock Holmes que su amigo el doctor Watson venga a verme cuando le parece y le plazca. Siempre es un placer infinito de conversar con esta persona tan sensible, inteligente y a veces, es verdad, bastante estirado. Supongo que no se puede ser de la época Victoriana y ser una persona totalmente “relax” o “cool” como se ha dicho en el lenguaje popular no hace mucho. Miro las manos juntadas en forma de pirámide y la mirada sosegada de mi invitado. Ciertamente no apreciaría que le hiciera esa sugestión. Lo lamento, pero el Señor Holmes es mejor como amigo que como enemigo.

 

-          Me gustaría que me echara una mano con este asunto. Debo decir que no he tenido tiempo de ocuparme como debido de esté, pero estaba en mis objetivos a corto plazo.

-          No hubiera podido ser de otra manera

 

No me lo puedo creer. No estará al tanto de mí y de… Más vale ni pensarlo…

 

-          Creo que puedo ayudarle eficazmente. Lo mejor es de entregarme una copia para que podamos leerla, el Señor Watson y yo, para después poderle comunicar nuestras impresiones. Le propongo dentro de dos días en ese magnífico Pub que hay cerca de la Bolsa en el centro de Bruselas.

-          ¿Un pub irlandés?

-          ¿No tendrá Usted prejuicios sobre los irlandeses y los ingleses, Señor Fulgur?

 

Niego con la cabeza sin mediar palabra.

 

-          Bien. Lo dicho. Hasta entonces, Señor Fulgur. Siempre un placer de verle. No me acompañe, conozco el camino.

 

Sale por la puerta mientras me pongo de pie torpemente. Tiene una copia bajo el brazo. ¿Le había comentado que es propio de mi oficina de hacer copias al instante, si se requiere, de cada obra escrita de la cual se está hablando? Pues ya lo saben.

 

 

-------------------------------------------------------Hasta el proximo capítulo-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------Jusqu'au prochain chapitre----------------------------------------------------

 

Gabriel 

 

31.

 

⁃                             Tu reprends demain ?

⁃                             Quoi ?

⁃                             La route des bons fonctionnaires consciencieux…

⁃                             Tu peux pas parler comme tout le monde, listo ? (petit malin)

⁃                             Non, quelle horreur ! Et puis, je ne suis pas assez ambitieux pour être sept milliards d’habitants à moi tout seul et en même temps en plus!

 

Gabriel soupire, agacé. Cette manière de toujours dire…

 

⁃                             Si on abat une cloison, là, tu pourrais avoir un superbe atelier… J’avais pas remarqué… Les vitres sont inhabituellement grandes pour une maison de cette époque… Mais c’est peut-être voulu et ce troisième étage et cette superbe pièce à l’arrière est assez élevée pour avoir une vue dégagée et donc, plus de lumière. Je suppose que c’était voulu.

⁃                             Je l’avais remarqué quand nous sommes venus la première fois…

⁃                             Et cela t’a convaincu d’accepter le modeste cadeau de Gramy !

⁃                             Ne pousses pas trop, genio ! (petit génie)

⁃                             Jamais ! Je n’aimerais pas te traumatiser…

 

Gabriel rougit violemment. La nuit dernière a été bizarre, mais c’est lui qui a insisté. Les paroles de Damien à Santo Domingo sur le fait qu’il n’a jamais pu librement savoir s’il a… s’il est… non ! C’est plus facile de dire, de penser  qu’il a des tendances à, que s’il est un… s’il a une veine homosexuelle en lui… ou bisexuelle…ou tri sexuelle ou… Merde ! Il a résisté à s’acheter des livres sur la question, il n’est plus temps d’être dans une théorie stérile, alors qu’il peut avoir une réponse plus significative et plus directe avec des personnes qu’il aime et avec lesquelles il se sent en confiance et… Lui-même ? Mais, quel lui-même, alors ?  Lorsqu’il a proposé de tenter cette expérience anale avec les doigts de Damien et puis sa… dans son…  avec du lubrifiant qu’il a acheté en prévision de, parce que… juste pour… Il y a eu un silence pesant, mais Damien ne l’a pas laissé se dérober. Il l’a positionné pour un meilleur angle ou quel que soit le terme qu’on utilise à ces moments-là,  alors que Clémence l’embrassait et le caressait pour calmer l’espèce de tremblement incoercible qui l’a pris soudain. Il a fermé son esprit, les yeux, essayer de ne pas serrer les fesses, de s’ouvrir vraiment pour se laisser « conquistar » (conquérir, séduire) par les mots, les lèvres, les caresses, les baisers et les doigts de ses amants…  Le plaisir ? L’excitation est montée en vagues lentes et profondes, le surprenant totalement, la terreur a reflué et est partie se fracasser ailleurs, dans quelques recoins obscurs de son esprit avec les tonnes de questions oiseuses, les futures récriminations, les culpabilités persos et celles adjointes et gravées par d’autres en lui, ainsi que les doutes et autres incertitudes. Il a fait ce qu’il a pu pour se laisser aller, jusqu’à ce qu’il se rende compte que cela lui plaisait d’une tout autre manière qu’avec Clémence et avec toutes les autres femmes avant elle, mais c’était… bon, jouissif, désirable… Damien n’a pas insisté pour le mener à la baguette, il n’a été qu’attention et préoccupation, lui laissant le temps de prendre son temps, le temps d’arriver aussi loin qu’il le désirait, le sentait, lui plaisait. Après, quelque chose est venu dans son corps, en lui, s’est épandu, répandu, épanoui jusqu’à imploser et… Il a éclaté en sanglots ! C’était… bizarre. Ils l’ont entouré sans rien dire, juste là, présents pour lui, le berçant aussi et il s’est endormi comme une masse. Peut-il maintenant dire que ce qu’ils ont vécu pourrait s’estampiller « CQFD » ? Si oui dans quel sens, homo, pas homo ? Peut-il dire honnêtement qu’il n’a jamais été attiré par d’autres hommes ? Aurait-il pu vivre quelque chose de similaire avec eux ? Il ne sait pas. Il ne sait finalement qu’une seule chose : il a aimé, parce que c’était Damien, parce que c’était Clémence et qu’il les aime, différemment tous deux, mais avec un sentiment réel, concret, fort et profond. Il commence à comprendre que tant Clémence que Damien lui apportent, lui donnent quelque chose dont il n’avait pas conscience, un désir latent, un besoin urgent, une nécessité vitale. Peut-il l’estampiller ? Les modes d’emploi pourrait lui donner des réponses, mais… En est-il encore là ? Pas sûr. Il veut aller de l’avant et si cela suppose… ça… les gestes, mais plus encore trouver en lui ce qui le fait vibrer, alors il va être présent, alors il va recevoir et donner et… pour une fois dans sa putain d’existence, il va laisser les choses se mettre à leurs places et leurs places se positionner autour des choses, dans les choses. Ce sera...

 

⁃                             Tu pourrais avoir assez de luminosité pour dessiner ou même peindre… Aquarelles ? Pastels ? Acryliques ? Collages ? Montages ? Impressionnisme ? Expressionnisme ? Réalisme ? Surréalisme ? « Over » réalisme ? « Out » réalisme ? « Tutti » réalisme ? Irréalisme ?

⁃                             Tu peux cesses le catalogue débile, là ? Tu fatigues vraiment, guasón (petite marrant, drôle) !

 

Damien prend une mine contrite et la pose du pauvre petit qui est injustement réprimandé. Gabriel lui donne une tape sur l’épaule et rit en secouant la tête. Il regarde autour de lui et voit la pièce qui sera son domaine privé. Il ne sait pas encore ce qu’il y fera, mais il sent que c’est son « antre », sa caverne, son espace privé. Il voit virtuellement comment il pourrait la meubler. Une étagère dans ce coin-là à l’abri de la luminosité pour ses produits de peinture, un espace pour faire sécher ses œuvres, un fauteuil dans cet angle, entre ombre et lumière, une grande table à dessin d’architecte, un chevalet, un haut tabouret, un fauteuil pour lui et ses invités, des petites tables ici et là… Il la voit prendre vie sous ses yeux attentifs, le regard tourner vers son imaginaire et il sourit au vide bientôt agencé. Damien essaie de voir ce qu’il voit, mais ses idées sont pleines de trous comme un gruyère. Wait and see ! Il s’imagine sans peine que la pièce sera aux dimensions de son amour.

 

⁃                             Je ne sais pas encore, amigo. (mon ami) J’aime beaucoup le charbon de bois, mais j’ai des couleurs dans la tête qui arrivent et j’aurais besoin d’une palette… tu as raison, j’ai aimé d’être dans cette position…

⁃                             Laquelle ? Celle d’être possédé par le plaisir, l’orgasme donné par un homme?

⁃                             Tal vez… (sans doute)

⁃                             Au point de réitérer ?

⁃                             C’est une offre…

⁃                             … valable sur toute une vie, notre vie, la tienne, la mienne, celle de Clémence…

 

Gabriel est devant la fenêtre. Il sent la présence de Damien dans son dos, tout prêt et il n’a pas envie de s’enfuir, de le fuir lui ou lui-même. Il ne fait aucun geste, Damien non plus. Ils sont juste proches l’un de l’autre, à se toucher. Gabriel tourne le visage et regarde un mur.

 

⁃                             C’est un mur porteur ? Il a l’air sec…

⁃                             Il est sûrement porteur… tu peux vérifier s’il l’est vraiment, quand tu veux, comme tu veux ou tu veux…

⁃                             D’accord…  je vais vérifier…

 

Il tourne son regard brièvement vers le visage et les yeux attentifs de Damien. Il reporte ses yeux devant lui, ne voyant rien du panorama extérieur. Damien reste immobile.

 

⁃                             J’aimerais faire les travaux de réaménagements moi-même… avec ton aide, si tu veux bien, amigo… (amigo)

⁃                             Essaies de m’en empêcher pour voir, compañero ! (compagnonn)

⁃                             A TABLE !

 

Les deux hommes se regardent et éclatent de rire sans pouvoir y remédier. Ils se détournent de la fenêtre et se dirigent vers l’escalier.

 

⁃                             Une vraie petite femme d’intérieur…

⁃                             Oui et le sien est le plus accueillant que je connaisse…

⁃                             Putain, compañero ! (compagnon) Quand tu t’y mets…

 

Gabriel secoue la tête. Il fait un tour d’horizon sur la vaste pièce vide, revoyant  ce qu’il va en faire et tout le bonheur qu’il prendra à l’aménager et à l’habiter ensuite.

 

⁃                             Tu as choisi l’autre pièce conjointe ?

⁃                             Oui. Elle est parfaite pour moi, de dimension moyenne, sans grande fenêtre, une moyenne suffisante pour éclairer et pas assez pour me distraire !

⁃                             De quoi ? De pratiquer intensivement les jeux vidéo ?

⁃                             Ça aussi. Non, plutôt de ce qui me plait vraiment, être au courant de toutes nouveautés technologiques pour les ordis… Ça prend du temps d’aller d’un site à un autre, mais j’adore faire ce boulot de furetage, de pistage…

⁃                             Oh ! Je ne savais pas que tu avais un tel talent…

⁃                             J’espère bien ! Un compagnon et/ou une compagne se doit de rester un mystère en constante découverte pour l’autre !

⁃                             Waouh ! Trop profond pour moi, listillo, (petit malin) surtout quand j’ai l’estomac dans les talons. Ne faisons pas attendre notre belle dame…

 

Damien lui donne une grande tape dans le dos en claironnant « Bien dit, moussaillon d’eau claire! » et Gabriel se retient de la lui rendre. Cet homme est dingue ! Tout va bien.

 

 

Cinq mois après le mariage

 

32.

 

 

⁃     Tu ne viendrais pas me donner un coup de main?

⁃     Non ! J’aime bien te regarder faire. On voit tout de suite que t’as le coup de main…

⁃     Mm ! Wep ! Et ça n’a pas l’air de trop te déplaire, hein, compadre ? (compère)

⁃     C’est pas faux…

 

Gabriel est étendu sur une chaise de jardin au dossier inclinable et il regarde travailler Damien. La journée est chaude, ce qui ne devrait pas être surprenant pour un mois de juillet, mais ici on parle de la Belgique. En ce qui concerne le climat, toute affirmation est vouée à devenir un mensonge en un temps record! Le large torse bronzé de son compagnon est luisant de sueur. Clémence a insisté pour qu’il se graisse la couenne avant de s’exposer aux beaux rayons chatoyants et Damien l’a fait, d’autant que Gabriel allait s’y mettre aussi. Deux contre un pour un débat perdu d’avance, trop de temps perdu !

 

⁃     T’es vraiment doué, genio… (petit génie) C’est quoi l’astuce, un de ces cours du soir pour tout un chacun ou un mode d’emploi à l’attention de ceux qui ne cessent jamais d’apprendre pour entreprendre?

⁃      ¡Muy gracioso ! (Très drôle !) Non ! J’ai l’air d’avoir été un studieux, mais c’est surtout pour gonfler le CV… En fait, j’ai appris dans un chantier. J’avais dix-sept ans. J’étais parti du côté des Iles Maurice… Je ne sais plus où j’ai atterri, mais il y avait du boulot dans la construction. J’avais entendu dire qu’ils avaient besoin de main-d’œuvre et c’était pas trop mal payé… Ils m’ont pas vraiment accueilli à bras ouverts, mais quelques jours plus tard et quelques bières au comptoir m’ont fait entrer et accepter dans leur petite bande et communauté. Des gars vraiment sympas et honnêtes. Je serais bien resté plus longtemps que ce mois et quelques jours, mais ma mère m’avait juré sur la tête de mon frère…

⁃     Celui qui s’est tué dans un accident de voiture quand tu avais 14 ans…

⁃     Lui-même et le seul. Elle a insisté pour que je revienne toujours d’où  je me trouvais dans le monde pour que je puisse terminer mes études. C’était la condition sine qua non. Trahir la promesse à un vivant est mortel, mais à un mort, ça te place où exactement ?

 

Damien se recule pour mieux voir son œuvre. Se rappeler ce frère qu’il idolâtrait le rend à la fois heureux et mal. Quoi qu’on dise, faire son deuil est une connerie et une cruauté ! C’est enterré une fois de plus ceux que l’on aime ! Il a continué à vivre et c’est le principal, quant à l’oublier, jamais ! Il sourit intérieurement, se rappelant ce psychologue à l’école qui s’était mis en demeure de lui tenir tout un laïus sur l’importance de « faire son deuil ». Il pensait qu’à cet âge, Damien devait avoir besoin d’une aide pour passer ce « cap difficile ». Quand il a entrepris de lui dire ce qu’il pensait de ce petit discours psy bien rôdé, le spécialiste a décrété que Damien n’avait pas besoin de ses bons soins. Ça aide toujours quand on sait qui on est et ce que l’on veut vraiment et lui ne voulait surtout pas d’un fouineur de cerveau et d’un charognard d’émotions ! Vouloir aider à tout prix et systématiquement est une grave erreur. Dans ce cas-ci plus encore, puisqu’il n’avait pas demandé d’aide et, de plus, il ne se sentait pas en problème. Ou alors penser aux siens, vivants et morts, serait considéré comme un problème ? La mort de son frère ne l’a pas empêché de vivre, cela l’a démoli intérieurement au début, il lui en a voulu, il a ressenti son absence comme une brûlure à l’acide, il a compris et pas compris, il a accepté et n’a pas accepté, il s’est chopé les ambigüités, les contradictions, les contre-sens et il a continué son chemin, son existence, puis sa vie. Il a décidé de vivre vraiment, parce que son frère avait décidé et fait en sorte d’arrêter de vivre un jour. Il a pris le parti de vivre jusqu’à ce que mort s’ensuive et c’est cela qu’il fait depuis ni plus ni moins. Il est plus vivant que son frère l’a été ? La question est débile et sans aucun rapport. Qui dit ce qui doit être ou pas, ce qui est vie ou pas, ce qui est existence ou pas ? Pas lui. Jamais ! Il veut juste cela, être vivant et l’être suffisamment longtemps pour ne pas avoir de regrets, à la fin. Le pourra-t-il ? Le peut-on jamais ?

Il regarde son œuvre sur le grand morceau de bois. Il devrait signer en apposant sa main couverte de peinture comme dans les grottes. Débile ! Il soupire. Pourquoi y a-t-il toujours des empêcheurs de tourner en rond ? Sa philosophie est : « vivre et laisser vivre », mais cela semble assez invivable pour certaines personnes ! Qu’importe ! Il regarde Gabriel. Lui. Elle. Eux et le reste du monde aussi, mais avec une certaine distance. Il regarde à nouveau son travail. Pas mal, pas mal du tout !

Il relève la tête, prend la bière que Gabriel lui a apporté obligeamment, observe l’homme étalé de tout son long sur le siège et lui fait un salut et un clin d’œil, sachant que cela met toujours un peu mal-à-l’aise son homme. Oh, il a bien progressé, mais ce n’est pas encore ça ! Heureusement, Damien ne perd jamais une main ! Il reprend son poinçon pour affiner les contours du motif, afin de donner plus de profondeur et de galbe à la partie ajoutée en bois brut sur les planches en bois du large panneau.

 Comme Damien l’avait promis sur l’île, il a reconstitué le mur contre lequel ils ont passé tant de temps et qui délimitait l’espace privatif de leur cabaña d’avec le reste de la plage privée – appartenant au complexe de vacances – et publique. Quand Gabriel pense à la reconstitution, il devrait ajouter « librement exécutée ». Damien n’a pas hésité à donner son petit coup artistique qui commence à ressembler à un vrai coup de massue. Tant qu’il a construit la structure mi- béton et pierres et mi- planches en bois (pour la Belgique le bois a été choisi en fonction du climat, bien évidemment et donc traité en conséquence), Gabriel a apprécié le travail. Lorsque Damien a commencé la décoration – un ajout de sa part - il ne s’est pas assez méfié. Damien a insisté pour le faire lui-même, arguant qu’il avait suivi des cours de décoration et travaillé là-dedans lors d’une de ses pérégrinations à travers le monde. Conclusion de Gabriel : ça ne va pas plaire à Clem !

 

⁃     T’es sûr pour… les trois cœurs avec des lèvres tout autour ?

⁃     T’aime pas ?

⁃     C’est pas un peu… kitch ?

⁃     Tu veux plutôt dire : un peu trop explicite, compadre… (compère)

⁃     Ça aussi !

⁃     Non ! Les gens ne voient que ce qu’ils ont envie de voir. Je me demande si…

 

Damien s’arrête de parler et prend une mine mi- rêveuse, mi- soucieuse. Gabriel se redresse un peu et fronce les sourcils.

 

⁃     Je n’aime pas trop ton air…

 

Damien lève les mains d’un air innocent, genre «  je ne suis pas de ce bois-là, moi, Monsieur ! »

 

⁃     T’inquiète… C’est juste que je me disais que ce serait bien de mettre sur le grand cœur au milieu, avec de chaque côté les deux plus petits l’enserrant de près, nos trois noms en grosses lettres noir gothique…

 

Gabriel le regarde fixement. Damien redépose son poinçon et rétrocède d’un pas. Gabriel se lève d’un bond et court derrière un Damien hilare, hoquetant d’un fou rire inextinguible et communicatif.

            Clémence est sur le côté de la maison et a tout vu. Elle les voit passé en riant bruyamment et jovialement. Elle sourit. Ses hommes ! Elle s’abaisse et prend le tuyau d’arrosage. Elle calcule le temps qu’ils mettront à passer non loin d’elle, puis au moment ad hoc, calmement, elle ouvre le robinet et dirige le jet puissant sur ses amours.

 

⁃     EH !

 

Ils s’arrêtent de courir et se tournent vers le jet d’eau qui les trempe très rapidement. De vrais gamins ! Si elles désirent des enfants remuants et épuisants, elle attendra d’être mère pour ça ! Elle abaisse le tuyau, le visage figé. Des bébés ? D’où lui vient cette idée ? Ou alors… C’était cela quand elle a eu… quand elle s’est sentie, quand elle a fugitivement pensé que… Un bébé ? Leur bébé ? Damien et Gabriel la regardent et s’empressent de se rendre auprès d’elle.

 

⁃     Petite fée ! Tu es en train de noyer les tulipes qui ne t’ont rien fait.

 

Gabriel lui prend le tuyau et referme le robinet.

 

⁃     Qu’est-ce qui ne va pas, dulzura ?

 

Ils attendent qu’elle pose son regard clair sur eux. Elle les regarde l’un après l’autre lentement, absorbée par ses pensées. Bébés ?

 

⁃     C’est bien… Ça fait quatre vêtements en moins pour la lessive…

 

Gabriel et Damien se regardent, puis leurs shorts mouillés. Vu comme ça…

 

⁃     J’ai fait des salades composées… Vous en voulez ?

 

Gabriel et Damien hochent la tête. Ils se lancent un regard complice. Il y a quelque chose qui turlupine leur compagne et ils sauront bien assez vite le fin mot de l’histoire ! Entre temps… Ce que femme veut…

 

 

Cinq mois et neuf jours

 

 

33.

 

Ils mangent lentement, savourant les bouchées et l’air chaud, la luminosité, la sérénité du moment. Ils ont acquis une certaine vitesse de croisière et, à part les quelques remous extérieurs et les regards en coin malveillants, les remarques aigres-douces et moralisatrices, les propos indirects qui

tendent à une certaine discrétion digne et altière, mais ne révélant que l’étroitesse d’esprit de tels ou tels énergumènes, ils n’ont rien eu à déplorer de leur décision conjointe d’unir leur vie. Que du contraire ! Gabriel commence à accepter une certaine ambivalence et ambigüité en lui, quoiqu’il s’en cache encore trop souvent, Damien est satisfait plus qu’il ne peut le dire, il sent que le bonheur est quelque chose qui fait partie de sa vie de façon naturelle, quant à Clémence…

Les doutes qui l’on rongés durant des mois semblent un mauvais cauchemar. Elle était partie perdante, se demandant si vraiment elle pouvait prétendre à cela, une vie à trois, si elle en était capable, voire digne, si elle n’était pas trop égoïste, trop « mauvaise » de même l’envisager, si cela ne faisait pas d’elle une salope, voire une putain ou une vicieuse, pour le moins. Elle a cru que cela devait rester de l’ordre du fantasme, voire de la fantasmagorie ou d’une histoire qui se lit dans des livres genre… érotiques ? Pornographiques ? Mais… Dans la vie réelle, avec les voisins, les parents, les familiers, les amis, les collègues de travail ? Gramy lui avait simplement dit à un moment donné : « les défis ou « challenges », comme vous voulez les nommer maintenant, sont ce qui motivent le plus à passer, petit a. : d’une existence au demeurant bourrée de quotidien fadasse et tiédasse, de frustrations plus ou moins bien digérées à, petit b. : ce que le jour à jour soit un peu moins… la MOOOOOORTTTTTTT ! C’est pas mal de demander beaucoup. Si tu demandes pas mal, tu auras pas mal et tu passes les ponts, sinon tu restes sur la berge et tu vois défiler les choses, les gens, le temps… Qui ne risque rien, n’a rien ! Tu peux avoir rien, sûr, tu peux avoir et être toi-même… pas de mode d’emploi ! Tu y vas et tu fais en sorte de t’en sortir ! La vie, c’est un saut dans le vide interstellaire et avec un peu de chance, tu ne vas pas tomber dans un trou noir ! » J’avais rien compris ou pas tout. Gramy adore confondre et elle le fait divinement bien ! Elle n’a retenu que le mot « défi ». Ça elle connaît ! Ça elle aime ! Ça, c’est définitivement son truc ! Alors, elle s’est lancée et… bingo ! Elle ne se sent pas chanceuse, elle est la baraka personnifiée !

Elle regarde ses compagnons qui ont décidés de faire un bras de fer pour couper court à une controverse. Elle soupire légèrement. Des fois elle a l’impression d’avoir réuni deux boys scouts ensemble, mais… quels boys scouts ! Leur entente tant physique que mentale est inespérée, pour elle, du moins consciemment. N’en avait-elle pas une petite idée préalablement ? Elle mentirait en disant le contraire.

 

  • Ta mère a téléphoné…
  • Laquelle ?
  • La tienne, Gab…
  • Ah…

 

Ils en sont au point mort. Elle a envie de passer ses doigts sur les muscles de l’un ou de l’autre, voire des deux, sur certaines parties si douces de leur corps, alors que d’autres sont plus rêches, mais toutes si tentantes, si excitantes, si bandantes… Gabriel ne réagit pas à cette annonce, en apparence du moins, concentré comme il est sur ces deux mains, la sienne et celle de Damien, unies dans une confrontation qui va bien au-delà du geste lui-même. Il y a encore dans leur relation des aires qui doivent être précisées, d’autres conquises. Sa mère appelle quelquefois, elle s’est prise d’amitié et de tendresse pour sa « belle-fille ». Une manière aussi de garder un œil sur son fils, Gabriel, celui qu’elle connaît si bien et si peu, celui qui est devenu lui-même et un autre à ses yeux, mais pas à son cœur de mère.

 

  • Elle nous invite dimanche à dîner…

 

Gabriel détourne le regard et fronce le sourcil en regardant Clémence qui porte un verre de thé glacé à ses lèvres. La pression se relâche d’un commun accord. Damien regarde aussi Clémence. Il subodore, depuis quelque temps, quelque chose et il est sur le point d’avoir confirmation d’un de ses soupçons.

 

  • Qui « nous », Clem ?
  • Nous trois.

 

Gabriel ouvre la bouche, puis la referme.

 

  • Son père n’est pas là ce dimanche, petite fée ?
  • C’est lui qui a demandé ce repas…

 

Gabriel s’étrangle sur la gorgée d’eau qu’il a prise. Damien tapote avec force le dos de son compagnon jusqu’à ce qu’il lui fasse signe d’arrêter, d’un regard noir. Damien sourit en levant les mains en l’air d’un air innocent. Diable d’homme !

 

  • Eh bien… pour une surprise, c’est une surprise… une date particulière, peut-être ?
  • Non. Elle n’a pas spécifié… mais elle était très joyeuse au téléphone… elle m’a dit qu’elle avait « reparlé » avec son mari et qu’il était « rentré dans la raison »…

 

Gabriel a un petit rire sec. Ce serait bien la première fois, mais il ne peut pas faire «el feo» à sa mère. Une expression que sa grand-mère maternelle disait souvent et qui n’est pas très traduisible en français, sinon par « faire honte », mais il manque à cette dernière tout un panel de subtilités langagières !

 

  • C’est bien des manons qu’elle aime, compadre (compère) et lui un Rioja Faustino 1 ?
  • Oui. D’accord ! Alors, j’irais les acheter… On a trois jours pour se faire à l’idée et pour te déééétttteeeennnnndrrrreeeeee… C’est pas gagné d’avance !

 

Damien se relève lestement et prend la tête de son compagnon pour l’embrasser fortement sur le front et sur le haut du crâne de manière sonore et totalement provocatrice. Il le relâche avant que Gabriel ne s’énerve tout de bon. Il va vers Clémence et la soulève légèrement tout en l’embrassant passionnément sur les lèvres.

 

  • Reposes-toi… j’ai dans l’idée qu’on va avoir besoin de quelques séances de relaxation sexuelle… Je vais terminer le mur…

 

Damien se dirige vers le jardin et part vers l’entrée. Il a presque fini, mais ce n’est qu’un commencement comme tout ce qui a trait à leur existence, dernièrement. Clémence sourit. Elle regarde les traits figés de Gabriel. Elle se lève et vient prendre place sur ses genoux. Elle lui prend la main et la pose sur son ventre légèrement renflé. Il caresse la peau fine et douce. Clémence sourit. Il faudra qu’elle leur annonce… Pas maintenant, plus tard, avant ou pendant le repas familial… Bébé ? Oui. Le défi a été et est au-delà de toutes ses espérances ? De ses désirs ? De ses sentiments ? Non, ceux –ci ont toujours été pleins, entiers et profonds. Ils ne font qu’aller dans ce sens. Tout ira bien ? Tout ira bien.

 

 

 ---------------------------------------------------Jusqu'au prochain chapitre------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------Hasta el proximo capítulo--------------------------------------------------------

 

 

 

 

 

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