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De escritura à écriture
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7 février 2022

Bonsoir Voici, aqui teneis mis dos capítulos de

20201206_194926 Bonsoir

Voici, aqui teneis mis dos capítulos de mis libros, mes deux chapitres de mes deux livres La Matriarca et Alba. Bonne lecture!

 

La Matriarca 

 n.

      He leído detenidamente las entrevistas que se hicieron a los familiares, amigos y allegados de las tres otras víctimas. Todos son como diría Andrews: “very, very good boys; buenos, muy buenos chicos” y tiene que ser verdad por lo que todos dicen de ellos. Los cuatros eran un poco frikis, con pocos amigos, muy tímidos o, por lo menos, bastante discretos, poco habladores, tenían usos normales con los artilugios modernos, o sea, móviles, Tablet, MP3 o 4 y ordenador portátil o fijo y ninguna cuenta abierta a redes sociales habituales como son Twiter, Facebook, Sónico y demás. No destacaban en nada como persona y, aunque tenían un parecido físico y posiblemente mental, no hacían nada especial en sus vidas. El nexo común a todos ellos parece ser la palabra “nada”. ¡Eso no tiene sentido! Menos todavía cuando han sido la diana mortal de uno o de unos asesino-s. Debían tener “algo” que interesaban al o a los malhechores, pero para saberlo se debería tener un indicio de lo que supondría componer ese “nada” común. Si uno o unos criminales consideran que estos chavales hacen parte de una obra personal y “genial”, según su criterio, quiere decir que ha o han visto en ellos material “genial” para componer lo que denomina o denominan como “obra”. Que este o estos criminal-es ha o han elegido-s a cuatros seres humanos puede significar que no ha o que no han encontrado todo lo que quería o querían en el primer joven para llevar a cabo esta “obra” y que ha o han tenido que “rematar la faena”, por así decirlo. ¿El quid del asunto? Sigo sin ver lo que el o los asesinos ha o han podido ver en ellos. De ahí que pueda pensar que va o van a seguir matando a otros muchachos es un paso que no quiero dar, pero que no puedo ni desestimar ni descartar. Se ha investigado convenientemente el punto común de los ochenta kilómetros de distancia entre los pueblos donde cada chico vivía, pero sin encontrar el significado. Tiene que haber uno puesto que los cadáveres se hallaban enterrados a ochenta kilómetros de cada pueblo donde los cuatro vivían. Si se hace un dibujo se podría poner un punto y desde allí una flecha que indicara el pueblo de cada chaval. Si hay un lugar peculiar o algo de particular en cada uno de esos ochenta kilómetros, eso queda por demostrar. No saber con certidumbre donde fueron raptados o cogidos – no se sabe si fueron voluntarios en irse con el o los criminales - es otro punto en contra de nuestra investigación. Los dos meses de intervalo entre las muertes tampoco queda claro. Esto puede tener algo que ver con él supuesto “encuentro” entre el o los asesinos, pero si no se sabe cómo fue esté último podemos sacar poco provecho de este dato. El lugar donde se ha encontrado los cuerpos no parece ser muy esclarecedor ya que no es el lugar donde murieron, solo el lugar del sepulcro. El único indicio que se puede considerar un punto en común a todos ellos es NTT y no se ha podido rastrear las cuentas que tenían en la red ya que, al mes de no intervenir en estas, se borraron casi automáticamente. Es un punto menos a nuestro favor y en esta investigación que se cerrara sin resolución ninguna si no encuentro un contundente indicio para aclarar lo ocurrido, encontrar el o los criminales y poder así cerrar el caso como debido… No quiero simplemente saber lo que pasó para que la justicia se cumpla debidamente. ¡Qué menos se puede desear en un asunto tan horroroso! Anhelo llevar a cabo el proceso para que las familias y demás allegados de cada jovencito, Sandro y Andrews puedan sentirse mejor, aunque nada puede borrar el sufrimiento y el desasosiego que dejan estos acontecimientos. El dejar el caso sin resolver es irrelevante e imposible para mí. Si resumo, hay varios elementos a tener en cuenta: venían a este pueblo de vez en cuando – independientemente que Lucas conociera a Andrews - ese “nada” común a los cuatros, el pub donde cada cual apareció tres veces en las fiestas con un lema especifico que Andrews da mensualmente y la peculiar web NTT que sigue siendo una incógnita para mí. Entonces… ¿Dónde encajan las hermanas, si es que tienen algo que ver con este asunto? Ellas están enganchadísimas al NTT, conocen todo de esta red y también van a las fiestas del pub. Se podría sumar: 4 chicos matados más 2 chicas sospechosas y ¡caso resuelto! Pero es demasiado obvio y nada pone en evidencia que ellos estuvieron en contacto con ellas tanto en las fiestas del pub de Andrews que en el Bar Internautas o BI del NTT donde ellas siguen viniendo. La muchedumbre que está en tales eventos festivos es muy variopinta y tiende a fluctuar mientras va avanzando la velada y Andrews, por muy observador y atento que sea, no puede estar pendiente de cada movimiento que hace cada cliente, sobre todo que “nada” en particular desató su «instinto policial» con un posible comportamiento sospechoso de los chavales. Confió mucho en ese “instinto policial” que se llega a desarrollar en lugares como las calles. Esto requiere una máxima vigilancia y precisamente es ahí donde Andrews ha desempeñado su carrera como Bobby. Diría que es una muy buena escuela para aprender sobre la naturaleza humana. Esta investigación es una de las peores que he tenido que analizar por culpa de los cabos “cerrados” que tienen en cada lado. Por mucho que se miren los detalles, más brumoso se ve el cuadro entero. Me recuerda a esa técnica de «pixelar» fotos o «puntillear» un lienzo. De cerca el cuadro presenta un conjunto de pequeñas gotitas de diversos colores puestos estratégicamente sobre la tela y no se sabe distinguir de qué va el tema, pero más se toma distancia con el cuadro, mejor sale a relucir este último. Aquí es el contrario, más me alejo del caso menos veo lo que ha ocurrido y más me acerco... Por separados cada elemento constituyente se sostienen por sí mismo, pero enlazándolos pierde el hilo conductor. Parece ser que todo ha sido llevado perfectamente para que se cumpla o se cumplan las expectativas, sean cual sean estas, del o de los malhechores. Debo recordarme continuamente que el «crimen perfecto» no existe, como lo dijo Sir Conan Doyle por boca de Sherlock Holmes. Pero la mala suerte, sí que puede influir en los casos. Cuando hay tantas evidencias, tantos planos despejados en un asunto es mal asunto, por qué no se sabe por dónde cogerlo. Sin embargo, siempre hay un eje central que tiene que resaltar para que pueda construirse esa superficie plana que presenta un procedimiento mortal como es este suceso. Cuanto más lo pienso, menos lo entiendo. Ponerles una lógica a estos crímenes, incluso una razón “razonable”, puede parecer lo indicado, porque de manera consciente e inconsciente necesitamos darles sentido a las cosas, pero eso es una manera incorrecta de ver los sucesos. Nada en un sano juicio puede justificar semejante barbaridad. Y, ¿si ese fuera el punto, el eje central de toda la coyuntura? ¿Qué en este caso no haya ni una lógica ni un modus operandi definido?  Miro la pantalla, luego los expedientes en papel que tengo frente de mí. Hora de hacer un descanso, aunque mi mente seguirá procesándolo todo, no lo puedo evitar, lo necesito. Los rostros de esos chicos revolotean en mi memoria. Debo hacer algo, aunque sea solo intentarlo. Suspiro. Tarde o temprano la verdad sale a la luz. Pero eso sí. ¿La verdad de quién o de qué? Y si es así, ¿cuándo?

Estamos sentados en un bar no muy lejos de la plazoleta central de la ciudad. Es tranquilo, acogedor y agradable, nada ostentoso. Hemos decidido cenar algo con algunas que otras tapas y raciones. Sandro ha estado fuera parte del día y no he preguntado adonde y él no me ha dicho nada. Yo he estado pendiente del caso que me trae la cabeza loca. He tenido la visita de una amiga de una conocida que ahora hace parte de los “míos”, como siempre digo, es decir esa improbable familia o red que tengo a mi alrededor y que cuido en lo que cabe. No he sido clara con Sandro, pero esto tiene algo que ver con mi apodo. Un día, seguramente no muy lejano, se lo explicaré. Aunque… ¿De verdad Sandro no lo sabe ya? Esta mujer que ha venido a mi casa es de una cierta edad, un poco menos que analfabeta, pero bastante culta, lo que hace de ella una mujer inteligente y con ingenio y desparpajo a la hora de apechugar y rondar por la vida. Tiene problemas para rellenar papeles de unos asuntos familiares. No sé mucho de estos problemas, pero he podido recomendarla a una muchacha que podrá ayudarla. Sin querer la cosa supe que tenía gentes a su alrededor que hubieran podido echarle una mano en este particular, pero… ¿escucharla”. Con tantos mensajitos desde los móviles, What’s App y otras maneras de comunicarse, parece ser que nadie tiene el tiempo de escuchar detenidamente a nadie. O sea, se ha inventado todo tipo de elementos electrónicos para que nadie quede incomunicado y resulta que la soledad y el aislamiento nunca han sido más agudos y más desesperados que hoy en día. Ya me dirán de que va todo esto o, ¿no?… La camarera deposita algunos platitos y cuencos en la pequeña mesa. Todo tiene una pinta estupenda y por el olor diría que esto tiene que saber a gloria. Sandro ha estado muy meditabundo tanto como lo he sido yo. Las mesas van rellenándose con comensales que quieren pasar un buen rato y sobre todo un buen comer. Las risas brotan y también bastante comentarios que parecen llenar el aire entre templado y caliente de este fin de día caluroso. Según los especialistas callejeros, el verano va a ser “mortal”. Espero que solo hablen de temperatura y no de otra cosa. Deposito mi tenedor en el borde de mi plato. Miro a Sandro. Me sonríe. A veces pienso que somos dos extranjeros que no saben lo que pueden tener en común, pero que siguen juntos a pesar de los pesares.

 

-          ¿Sabe tu allegado de tu investigación sobre el crimen de Lucas?

 

Sandro frunce un ceño. Por lo visto no se esperaba la pregunta. ¿Qué pensaba que le iba a preguntar? ¿Qué charla imaginaba que tendríamos en esta cena? Claro que tenemos un tema pendiente, pero hablarlo ¿aquí, ahora? No lo creo. ¡Ni por asomo!

 

-          No. Le he dicho que me hacía cargo, pero que no me preguntara, ya me encargaba yo. No quiero darles falsas esperanzas.

 

Es el proceso habitual y lógico. Todos los crímenes no se resuelven. Aquí es lo malo de todos estos asuntos. Si ningún nuevo elemento o dato aparece en el expediente, como sería, por ejemplo, una nueva víctima - y eso siempre es una muy mala noticia – se podría entonces estimar que la policía no ha sabido sacar provecho de los indicios y que ha pasado por alto alguna que otra evidencia. Por otro lado, no somos adivinos y lo oculto se guarda muy bien de seguir así. Lo lógico no siempre es evidente en un acontecimiento, por muchos investigadores, especialistas y profesionales que se pongan manos a la obra para sacar un perfil psicológico de un supuesto criminal. Un «perfilador» o «profiler» tan experto como se ven en varias series, sobre todo americanas, dan pavor y no refleja con bastante exactitud lo que ocurre en la realidad. La vida y los seres humanos se encargan a menudo de romper esquemas, estudios, estadísticas, teorías y reglas para hacernos ciegos y desprovistos de sentidos objetivos. Un crimen es subjetivo para él que lo comete. Ahí va una ambigüedad. Así y todo, el azar, muchas veces, es él que ayuda sin proponérselo y es el punto de impacto entre la objetividad de los investigadores, los otros componentes que pueden resolver los casos criminales y la subjetividad de los supuestos delincuentes.

 

-          ¿Cómo era Lucas?

 

Sandro mira al frente. Su mente procesa con precisión y frialdad sus recuerdos al igual de un ordenador y es precisamente lo que no quiero tener de él, datos que están en los expedientes que me ha proporcionado. Quiero que me hable de cómo él pensaba que era Lucas y de lo que sentía por él. Tengo que saber más sobre Lucas al nivel personal si quiero desentrañar un poco el fondo de todo este asunto y lo tengo que hacer sin caer tampoco en un estado demasiado emocional que me impediría ver lo que realmente tengo que ver para entender dónde y cómo las cosas han llevado a este asesinato.

 

-          Sandro… ¿Cómo era “realmente” Lucas?

 

Sandro me mira detenidamente, intentando saber lo que le estoy preguntando. No quiero ser más precisa, eso sería darle pistas y no quiero que tenga ningunas, salvo las suyas propias, las que nacen desde el sentimiento y la emoción. No dudo que Sandro sabrá llegar al punto que me importa conocer.

 

-          ¿Cómo era Lucas? Normal. Bueno… Es decir… Lo conocí desde que nació. Casi fui su padrino, pero por aquel entonces tenía una vida loca y no era precisamente un santo en lo que concierne la vida personal.

-          O sea, que eras un mujeriego.

-          ¡Gracias por ser tan clara traduciendo mis palabras, Tilda!

-          ¡A sus órdenes, mi jefe!

 

Sandro tiene esa media sonrisa que me dice que esto tendrá una cierta represalia más tarde. Lo estoy deseando…

 

-          Desistí en ser su padrino, pero eso no impidió que lo viera tan a menudo como me lo permitían mi trabajo y mi vida personal. Creo que desempeñe un poco el papel de padrino, aunque de hecho no lo fuera realmente. Sin embargo… A veces uno se codea con gentes y nunca sientes que estas cerca de ellas. Es como si cada cual estuviera relacionándose a través de un finísimo filtro que nos impide acercarnos lo suficiente para conocernos mejor y tener esa cercanía que sentimos que podría haber ahí entre todos.

-          Eres un adulto y él era un chaval. Eso siempre pone una cierta distancia por el mero hecho de no ser de la misma generación.

-          No. Lo que hace la cercanía entre dos personas no tiene nada que ver con nada de eso, pero más bien sobre una manera de ser que se ajusta a nuestra manera de ser. 

 

Se queda pensativo.

 

-          Sé que puede sonar como que, ahora que no está vivo Lucas, pienso que no he tenido con él todos los momentos que hubiera podido tener. Pero no es exactamente así. Si bien lamento, con toda mi alma, su pérdida no puedo pensar que hubiera podido hacer de más para estar más cerca de él y conocerlo más y mejor. Lucas era una persona normal y corriente, casi banal. No destacaba ni en bien ni en mal. Era del montón como se dice y… No estoy diciendo que para estar más cercano de alguien se tiene que ser una persona con personalidad particular o destacable. Si fuera así nadie tendría contacto con nadie ya que muchas gentes, de hecho, la mayoría, son simplemente personas sin nada de particular aparte de ser ellas mismas. Pero lo particular no es lo más importante de una persona, es que esta sea especial para uno, entrañable, particular e indispensable en nuestra vida y en nuestra existencia.

-          Y, ¿Lucas era especial y entrañable para ti?

-          No. Me destroza decirlo, pero no lo fue. Lo quería y ahora se ha vuelto particular en mi memoria porque ha sido asesinado y no porque fue ese bebe, ese niño, ese adolescente, ese joven que he conocido y querido a mi manera. Era tan normal… Eso es lo que destaca cuando pienso en él. Y sin embargo lo quería tal como era. Pero… todo el mundo lo quería, como se quiere a alguien que está presente en tu vida, sin más. Lo peor es que quizá con el tiempo se vuelva un mero recuerdo sepultado en mi memoria como tantos otros, una mera sombra humana que conocí en un determinado momento de mi tiempo de vida, sin más.

-          Todo el mundo no lo quería. La prueba está que alguien o algunos lo ha o lo han matado.

-          Eso es lo que se supone… pero… Lucas era tan simple, tan normal…

-          ¿Y se mata solo a personas que destacan del “montón”?

-          ¡No! No he dicho eso… solo que… él y los tres otros eran parecidos en lo banales que eran. Y eso… eso me hace dudar y me impide ver claro en todo este asunto.

 

Sandro cierra los ojos y saca lentamente la respiración que retenía. La frustración es el peor enemigo a la hora de aclarar las cosas. Lo sé, lo sabe él también, pero esto me hace saber que quería mucho más a Lucas que lo que me dice y eso me hace querer más a este hombre que es siempre tan disciplinado, controlado y, a veces, cruelmente frio. Le pongo la mano en su mano cerrada en un puño apretado porque quisiera cogerlo entre mis brazos y no puedo hacerlo. Ahora se negaría por completo. ¿Quizás más tarde? Relaja sus dedos hasta poder enlazarlos con los míos.

 

-          Era tan joven…

 

La voz de Sandro esta resquebrajada. Sé que no lloró o no mucho cuando ocurrieron los hechos. Él no es de los que lloran o se lamentan, lo lleva adentro y lo deja que se marchite y se pudra hasta el olvido que, a menudo, nunca llega. Algunas cosas no pueden desaparecer simplemente, se enquistan permanentemente y acaban por ser parte de uno mismo. Sandro mira hacia la nada, frunciendo el ceño.

 

-          El otro día me acorde de algo. Una noche mi amigo, su padre, me pidió que me quedara con él, porqué ellos tenían que ir a algún sitio. No me acuerdo muy bien adonde, pero sí sé que era importante, de lo contrario no me lo hubiera dejado. Lucas tenía por aquel entonces unos cuantos meses. Sus padres eran y son aún muy protectores y Lucas era una alegría en sus vidas. A media noche, dormitaba yo en el gran sofá del salón, de repente oigo llorar y gemir en la habitación de Lucas. Me levanté bruscamente tropezando con mis pies y todo lo que se ponía delante de mí. Llegué en la habitación en penumbra. Ellos habían dejado un pequeño piloto luminoso, una especie de señuelo parental para paliar su ausencia. Lucas estaba sentado y erguido en la cama, llorando desconsoladoramente, los ojos cerrados y los puños enjuagándose los parpados con frenesí. Lo acune, diciéndole nimiedades, el corazón en un nudo apretado y una ternura asombrada en mi alma. No sabía qué hacer, entonces me deje llevar por mi deseo de consolar el desconsuelo de Lucas. Acabó calmándose y se durmió entre mis brazos. Estuve así no sé cuánto tiempo. Sentía mi cuerpo entumecido y acalambrado, pero algo me impedía soltarlo. Después de un cierto tiempo lo arrope en su cuna y me quede en la habitación recostado en el suelo, la espalda contra la pared. Era en verano y no hacia frio, menos mal. Poco después del alba llegaron a la casa los inquietos y dudosos padres. Me preguntaron si todo había ido bien. Les dije que sí. Nunca hablé de esos llantos. No sé porque…Era tan chiquito, tan vulnerable…

-           

Sandro aprieta fuertemente los labios. Un nudo atenaza mi garganta. ¡Esto no puede quedar impune! ¿De hecho no lo es ya? Sandro coge unos cuantos chipirones a la plancha para depositarlos en su plato. El apetito se ha esfumado, la congoja no. La camarera deposita unos abadejos a la plancha que desprenden un olor a ajillo picado que huele a gloria. Le damos las gracias maquinalmente. Los minutos transcurren a menudo que se llena el lugar con personas y alborotos amigables, ruidosos y alegres. Me siento apartada de este momento. Supongo que Sandro también. Deposita su tenedor. Me mira. Me coge otra vez la mano y me da un apretón tranquilizador. Le sonrió levemente. Quiero pensar que todo va a salir como lo deseamos, es decir cómo debe ser. De lo contrario…

--------------------------------------Jusqu'au prochain chapitre - Hasta el próximo capítulos----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- 

 Alba

t.

        Gabriel a le carnet de croquis sur les genoux. Il regarde son petit ange dormir placidement, le visage lisse, les lèvres entrouvertes, tout son petit corps relâché dans la béatitude du sommeil, celui du juste. Il a tracé quelques traits sur la feuille blanche, puis son regard s’est posé sur elle et ne l’a plus quitté. Sa fascination est telle qu’il ne perçoit rien de ce qui l’entoure, seulement l’immense amour qu’il a pour ce petit être. Il savait qu’il serait père un jour, il porte ce désir dans son sang et dans son désir, mais il ne savait pas toute la puissance et l’intensité que cela génèrerait en lui. Il le voit comme une de ses plus fortes raisons de vivre. Ses deux compagnons sont affalés l’un sur l’autre et dorment tout aussi placidement que leur petit ange. Les dents, la fatigue récurrente, l’âge ou quoi que ce soit qui peut molester leur petite ont fini par faire de leur nuit à tous trois un véritable enfer. Aussi…  Pourquoi n’est-il pas endormi comme les autres ? Il a peur que la réponse ne soit le bonheur dans lequel il baigne. Avoir vécu sous le joug d’un fatalisme enjoué mêlé à des phases d’héroïsme stoïque, le tout baigné dans des flots passionnels et sanguins n’aident pas à le détendre, ni à le rendre plus confiant. Il a encore des réflexes mentaux tel que regarder par-dessus son épaule, croiser les doigts, invoquer l’une ou l’autre déité ou sainte/saint ou encore insérer des « si » hypothétiques ou des « au cas où ». Il envie la grâce de Damien qui le fait surfer sur les circonstances de la vie comme un patineur de génie. Il sourit aux deux formes enchevêtrées, si belles dans leur abandon. Gabriel ne l’avouera pas de sitôt, mais il les aime et il en est fou amoureux aussi. Avec le temps, les feux de l’amour devraient s’être atténués ou du moins passablement s’être estompés, mais il n’en est rien. Plus ça va, mieux ça va. C’est donc cela aimer ? Un foyer incandescent qui réjouit autant qu’il blesse ? Il trace deux autres traits machinalement sur la page et voit naître une image étrange, celle d’un oiseau qui glisse sur un ciel indéterminé, l’image qu’il a toujours en tête depuis son plus jeune âge lorsqu’il avait besoin de se rassurer, de continuer à espérer, à croire ou d’avoir seulement la force d’avancer. Alba pousse un petit gémissement.

 

-          QUOI ? Alba ? Biberon ? C’est pas l’heure de sa panade de légumes ?

 

Clémence s’est réveillée en sursaut, se dépêtrant tant bien que mal de la couche improvisée qu’est le corps de Damien. Son visage hagard et son esprit en alerte l’angoissent subitement. Damien se réveille aussi et se relève d’un bond entraînant Clémence avec lui. Ils sont sur le point de trébucher telle est l’urgence de leur inquiétude. Alba ouvre les yeux et pousse un petit cri de plaisir tout en affichant une mine réjouie en voyant les visages de ses parents penchés sur elle. Elle s’étire comme un petit chat repu. Gabriel hausse les sourcils. Il regarde ses compagnons fondre littéralement devant leur cher ange, tout en la caressant avec tendresse, en replaçant la tétine dans la petite bouche, gazouiller des âneries à qui mieux-mieux et poser des questions rhétoriques à une Alba qui n’en a cure. Elle baille ostensiblement, expulsant le « bouchon » que presque tout bébé tutte avec sérieux et concentration. Tout ce remue-ménage autour d’elle la ravit positivement. Gabriel sent un gargouillis de rire naître au creux de son sternum. Il n’avait pas prévu dans son « plan parental » devenir un idiot « gagatissant » et qui plus est, heureux de l’être.  Après quelques tours et détours pour voir qui, comment et où se donnerait une panade qu’Alba réclame avec une moue désolée et des yeux fixes, ils arrivent à s’organiser. Une demi-heure plus tard, satisfaits et épuisés, ils reprennent une pose plus négligée. La soirée ne va pas tarder à arriver. Il reste le bain, mais… Alba s’est affaissé sur le sein dégorgé de lait de Clémence. Alba pourrait être sevrée, elle est en âge, mais Clémence vraisemblablement pas. Damien observe la bouche lâché le téton distendu. Clémence frotte doucement celui-ci, sèche avec un petit morceau de tissu la partie nettoyée et se réajuste habilement. Alba souffle doucement sans se réveiller.

 

-          Si j’ai du mal à m’endormir, je peux aussi avoir un peu de ton lait…

 

Clémence a un petit rire vite réprimé, lorsqu’Alba entrouvre ses grands yeux brumeux par un sommeil pas encore si profond que cela. Clémence secoue la tête négativement avec précaution. Damien soupire en baissant la tête et les épaules en signe de défaite et de déception. Gabriel réprime un rire en assistant à cette scène répétée à l’identique presque tous les jours. Il donne une petite tape sur l’épaule de son amante et lui fait signe de le suivre. Les deux hommes sortent silencieusement. Clémence berce imperceptiblement le corps lourd et chaud de son cher ange. Elle laisse l’obscurité de la nuit l’entourer comme une chaude couverture. Une lueur apparaît du côté de la cuisine. Dès qu’Alba ira se coucher, ils dîneront et verront ce qu’ils feront de cette soirée en exergue, de cette nuit impromptue échappée des autres habituelles et presque quotidiennes. Elle fredonne quelques notes qu’Alba ne perçoit pas, soumise dans la bienheureuse béatitude du sommeil. Elle se rappelle ces quelques notes que Gramy lui chantait lorsqu’elle n’arrivait pas à dormir, engluée dans la toile d’angoisses indescriptibles. Des notes qui s’insinuaient dans cette terreur nocturne et qui arrivaient à les effacer comme la mer efface des pas sur une grève. Gramy la prenait contre elle, la berçait un peu, très doucement pour ne pas la brusquer, pour lui laisser le temps de revenir parmi les éveillés, dans une réalité autre que celle dans laquelle son être s’engloutissait à intervalles irréguliers. Alba pousse une sorte de soupir gémissant. Elle fait une mimique qui frôle la grimace d’un début de pleur. Elle fronce son petit front, puis repart entre les bras de Morphée tout en s’enfonçant un peu plus dans les bras de sa mère, ce giron chaud et douillet où elle se sent à l’abri. Damien entre dans la pièce silencieusement et voit leur compagne dans cette position qui l’émeut toujours. Il ne veut pas expliquer ce qu’il sent, il veut continuer à le vivre longtemps et il sait qu’il luttera pour cela et pour eux trois. Clémence relève la tête. Elle sourit à son insensé, son tendre fou. Damien s’accroupit devant elles.

 

-          Tu veux que je la porte jusqu’à la chambre ?

-          Non…

 

Les mots sont presque inaudibles, mais si prévisibles qu’ils n’ont besoin que de les mimer du bout des lèvres. Il l’aide à se relever. Lentement, ils se dirigent vers la chambre qu’ils ont choisie pour Alba. Il y a déjà le baby phone en marche dans celle-ci, comme il y en a un dans la chambre à coucher qu’ils ont choisi près de celle d’Alba. Avec une extrême précaution, Clémence la dépose dans le sac de couchage prévu pour elle. Damien ordonnance quelques peluches et d’autres choses qui ont semblé indispensable à Gabriel pour cette nuit. Ils ont placé également le module silencieux qui sert de ciel de lit à la couche d’appoint prévue pour ce voyage. Alba pousse un long soupir en continuant à dormir. Ils se rassurent. La fatigue du voyage et les changements d’habitude ainsi que les petits calmants naturels donnés devraient la tenir endormie durant toute la nuit. Normalement. Clémence et Damien vérifient que le baby phone fonctionne correctement. Ils allument deux petites veilleuses led en forme de hibou et de nounours près de la porte. Cela éclaire à peine la chambre, mais Alba a l’habitude de les avoir allumées dans sa chambre. Ils sortent de la pièce, refermant la porte. Ils se regardent, s’enlacent un peu, les oreilles aux aguets. Un peu plus sereins, mais pas plus rassurés pour autant, ils décident d’aller honorer le repas en forme de festin que Gabriel, en grand discipliné, anxieux et limite monomaniaque, leur aura concocté. Bon appétit ! Tout ira bien.

 

 

u.

            Ils chipotent dans leur assiette, chacun perdu dans ses pensées. Le baby phone trône au milieu de la lourde et massive table en bois de la salle à manger. Damien prend la bouteille de vin, un excellent millésime, cru de Rioja. Clémence et Gabriel sursautent. Damien se verse un peu plus de ce nectar rubis dans son verre à pied et ressert ses amours. Il repose la bouteille avec une infinie lenteur.

 

-          Bon ! On va prendre les plaids, nos assiettes, nos verres… on entrebâille la porte façon à avoir en visuel le petit lit et on se fait un night pique-nique couloir à l’aise, Blaise ! ¡Marchando! (Allons-y !)

-          Quoi ? Mais non ! T’es dingue ou quoi ?

-          Vous me rendez dingue ! Je me rends dingue !

-          Mais… Non ! Enfin, on ne va pas… et si on la réveille… non !

-          Parfait ! Je suis bien d’accord avec toi, compadre ! Donc…

 

Damien se lève et place avec componction le baby phone sur le buffet en bois ouvragé se tenant à quelques mètres de la table. Il revient s’assoir.

 

-          Bien ! Vu que la tête chercheuse a traficoté les baby phone au niveau du son pour nourrir notre paranoïa parentale, je crois qu’on peut enfin souper tranquillement et passer enfin une soirée entre nous, entre adultes dans ce splendide endroit conçu pour se détendre ! ¡Salud! (Santé !)

 

Il lève son verre. Clémence rit doucement en secouant la tête. Gabriel soupire profondément et sourit en faisant la moue. Ils lèvent leur verre et les entrechoquent légèrement.

 

-          A nous ! A vous !

-          ¡A nosotros, para ustedes! (A nous, pour vous!)

 

Ils boivent. Le reste de la soirée se passe en babillant de tout et de rien, riant, souriant et se chamaillant avec tendresse. Les gestes de tendresse ne manquent pas, la bouteille y passe, leur anxiété aussi. Ils oublient un peu leurs obligations, toute cette toile où chacun place ses préoccupations quotidiennes, privées, émotionnelles, ses questionnements, tout ce foisonnement interne qui occupe une grande part de leur esprit. Un premier bâillement amène un autre, puis un autre. Les corps se relâchent, leurs pensées aussi. Ils se sourient.

 

-          Heure de retrouver un bon lit… au fait… quelqu’un a testé le matelas ?

 

Gabriel fronce les sourcils. Clémence se laisse aller contre l’épaule de Damien. Ce dernier a un petit gloussement. Clémence tape son épaule en riant. Gabriel soupire. Il se dirige vers le buffet et prend le baby phone. Damien sourit. Gab, Gab !

 

-          Très drôle, listillo (petit malin) !

 

Ils se lèvent maladroitement en s’étirant un peu, un brin léthargique et repus. Ils montent l’escalier en titubant un peu et se tenant les uns, les autres. Un peu trop de vin, de fatigue, d’inquiétudes en déliquescence. Ils font une brève halte dans la chambre en pénombre d’Alba. Ils se placent le plus près possible et regardent leur cher ange dormir placidement et profondément. Leurs visages montrent l’inconditionnel amour et l’immense tendresse que le petit être suscite en chacun d’eux. L’abandon de leur amour étreint leur cœur d’une félicité jamais égalée, quelque chose d’infiniment éternel qui les ramène à leur propre humanité. Clémence se laisse aller contre ses deux hommes. Ils se détournent silencieusement de ce bonheur incarné. Leurs pas malhabiles les amènent à leur chambre. Le lit n’est pas aussi grand que le leur, ils n’en seront que plus unis, plus collés/serrés. Ils en ont la nécessité absolue maintenant et toujours. En quelques gestes patauds ils se déshabillent. Les mains s’égarent en légères caresses sous la couette. Le désir n’est pas là, mais le besoin de se sentir, d’être là, vivants, aimants. Tout va si bien. Tout ira bien.

 

 

 

v.

            La journée est pluvieuse. Le petit week-end finit lentement. D’ici deux heures, ils reprendront le chemin du retour. Des bras viennent se serrer contre son torse. Sa Clémence, la femme de sa vie.

 

-          On attend qu’il cesse de pleuvoir. ?

-          On dispose de combien de temps ?

-          Vu comme cela…

 

Clémence rit contre le large torse de Damien.

 

-          Tu vas bien ?

 

La voix de Damien est aussi douce qu’un chaud velours et glisse dans tout son être comme la plus vitale des caresses.

 

-          Oui. Et toi ?

-          Toujours. Trois amours avec moi… que demandez de plus ?

 

Clémence rit un peu, ne sachant jamais ce qu’elle doit répondre à une déclaration manifeste de bonheur.

 

-          Il fait si paisible ici…

-          Oui. Gabriel a eu raison de nous amener ici…

-          Tu ne le lui diras pas, mais Gabriel a plus souvent raison que je ne l’admettrai jamais.

 

Clémence a un bref éclat de rire qu’elle enterre contre le dos de son amour. Un tremblement parcourt le corps de Damien. Sa Clémence a un effet si revigorant.

 

-          Et si nous nous trouvions un endroit moelleux…

-          Dam !

-          Ben… je ne sais pas toi, mais moi…

 

Il place la paume de son aimée sur son entre-jambe. Clémence pousse un petit gémissement de plaisir. Damien se retourne, la prend dans ses bras et file vers la véranda où il y a un fauteuil large et confortable. Gabriel est avec Alba, lui donnant un bain et prenant tout son temps. Les deux amants égrènent avec désir et impatience un plaisir qui n’a fait que s’approfondir. Damien sourit intérieurement. Bouder un plaisir n’a jamais été son fort et il n’a jamais assez de temps pour entraîner ses compagnons dans ce plan-là de leur réalité commune. La route est toujours aussi peu intéressante après avoir traversé les routes vallonnées et boisées. Le crachin glauque et continu n’incite guère à un regard émerveillé. Ils ont pris peu de temps à embarquer leurs effets. Alba a suivi le déménagement de fin de semaine avec un intérêt distrait. Elle s’est endormie très vite dès que le bercement de la voiture a pris sa vitesse de croisière. Dans moins de deux heures et s’ils ne se trouvent pas englués dans un embouteillage, ils seront chez eux. Cet exergue dans leur emploi de temps bien rôdé a été salutaire et bénéfique. Leur entente, le plaisir de se laisser aller, la joie de se retrouver seuls, sans aucune obligation si ce n’est celle de la détente a renforcé leur lien d’amour. Damien sourit en regardant par le rétroviseur. Il voit Clémence affalée partiellement sur un Gabriel qui peine à garder les yeux ouverts. Dans quelques minutes ils sombreront dans une léthargie bienvenue. Ils ne le savent pas encore, mais Damien se chargera de semer et parsemer leur quotidien de ces haltes salutaires et nécessaires. Gabriel a sombré dans le sommeil. Damien reconnait le relâchement et la position de son amante. Clémence ne tardera pas longtemps, quant à Alba, elle est déjà au pays des rêves. Son ange, sa merveilleuse petite fille. Damien se fait fort de les ramener à bon port. Tout va si bien.

 

--------------------------------------Jusqu'au prochain chapitre - Hasta el próximo capítulos----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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