Canalblog
Editer l'article Suivre ce blog Administration + Créer mon blog
Publicité
De escritura à écriture
De escritura à écriture
Archives
28 mai 2022

Buenas noches A veces me da por escribir

IMG_20190804_232554

 

Buenas noches

A veces me da por escribir historias porque si o porque quiero ver si consigo escribir como los libros que leo. No es un plagia, muchas veces es un homenaje a ese estilo de literatura, pero sobre todo es un deseo de contar una historia y de crear personajes. Solo eso. Bonne lecture! 

 

Esquinazo                                       

 

Esquina es mi apodo. Lo tengo por estar siempre en una esquina espiando y enterándome de cosas que no siempre debería saber o encontrándome casualmente allí. Un karma asqueroso.

 

-          ESQUINAAAAAA…

-          ¡Soy Felicia o Feli para los amigos y, tú, no lo eres, bicho!

-          ESQUINAAAAAAAA…

 

Le queda tres segundos de existencia y no lo sabe. Morirá feliz con mi apodo en su hocico-boca. Que privilegio, ¿no?  Hago una patada circular hacia el hombro de la bestia grandullona y peluda que me hace frente. Lo más curiosos es que tiene una cara totalmente humana enmarcada en un cuerpo correoso y peludo. No se lo esperaba,  porque normalmente no se sabe sobre ese punto débil en un cuerpo tan letal. Pero una de mis habilidades es de encontrar y apuntar en mi mente los puntos débiles y vulnerables. Se dobla por la pitad. Es un lugar en su cuerpo tremendamente doloroso porque está ligado a su corazón o sea el sitio cumbre de su organismo. Aprovecho para darle un golpe en su frente entre sus cuatros ojos y después de un bramido dolorido se desploma. Le doy un toque eléctrico en lo alto de su cabeza y en un plop se desvanece en el aire. Pero al último segundo una substancia pegajosa y fétida se lanza hacia mí y me cubre toda la delantera y parte de mis piernas.

 

-          ¡Mierda! Me ha destrozado la tarea.

 

Decido volver a nuestro Centro, un lugar donde los que son como yo nos reunimos para prepararnos a luchar contra las plagas de Sub-Vivientes que invaden la Tierra sin que la gran mayoría de los humanos lo sepa ni se percaten de ese hecho. Entro por une puerta que repela literalmente y llego a una entrada inmensa que me levara a nuestros espacios privativos. Allí podré ducharme y cambiarme antes de volver a casa. Una hora más tarde estoy afuera en el salón/comedor donde nos podemos encontrar si así lo deseamos. Me gusta tomarme duchas largas y muy calientes. Tengo en mi casa una ducha que es LA ducha por excelencia. Me cojo algo de beber en el frigo y algo de comer en la despensa y me dejo caer en uno de los sofás que están por todos los lados. Tenemos todo lo que nos gusta, desde la tele, juegos virtuales a jugos de mesa. Incluso una biblioteca muy ecléctica. Me siento exhausta y no sé por qué. Hemos tenido mucho trabajo, pero no es ni la primera vez ni muy extraño.

 

-          Feli…

 

Abro los ojos. Nina se sienta a mi lado.

 

-          Ya estás aquí. ¿Un problema?

-          Un Petoslikis.

-          ¡Oh! Claro… Lo siento.

-          No vale la pena.

-          Y, ¿tu?

-          Estoy de baja diez días.

-          ¿Porque?

-          Un Zuskeyanzus.

-          ¡Mierda! Lo siento.

-          No te preocupes. Tenía coladas y limpieza general que hacer. Y papeleo, siempre ahí papeleo.

-          Si…  ¿Quién recoge tus turnos?

-          Diego.

-          ¿Diego Zalazar?

-          Sí.

-          ¿Está de vuelta?

-          Llego hace dos días.

-          ¡Genial!

 

Diego y yo es… complicado. No nos gustamos mucho desde la primera vez que nos vimos. Pero es uno de los mejores entre nosotros. Si alguien puede con los turnos es él.

 

-          Pero le han dicho que tenía que hacerlos con un acolita.

-          ¿Un acolita?

-          Sí.

-          Y… ¿Quién lo será? No yo, espero.

-          No lo sé. No lo ha dicho todavía. Supongo que mañana se sabrá ya que es cuando tiene que empezarlos.

-          Bueno. Ya veremos, entonces.

 

 

 

 

2.

 

            Mi piso es un ático a cielo abierto, ya que son todos ventanales-puertas y la vista al cielo es impresionante, ya que tampoco tengo edificio más alto que el mio. Es mi guarida, mi antro y el lugar donde puedo recuperar fuerzas o simplemente meditar como me gusta hacerlo. Un vacío lleno de colores e imágenes de todos los lugares que son vitales e esenciales para mí. Es como una película interna donde los colores son como flujos de energías. Es mi mejor momento para descargarme de todo lo pesado y recargarme de algo sano y nuevo. Me dejo llevar en mi bañera con  sales de olores diversos y lleno de serenidad. Es un conjunto de olores que son un cumulo de tranquilidad. Me gusta tomar este tipo de baño. Cuando estoy fuera de mi mente, escucho el sonido del timbre de mi puerta de entrada. ¿Quién viene a molestarme ahora? Normalmente privilegio las citas, no porque no me gusta atender las personas que vienen a mi casa, pero así puedo organizarme y estar más presente. Pero ahora no es un buen momento. Necesito descansar en todos los niveles. Salgo del baño, me seco parcialmente y me pongo el albornoz amplio y dulce que me secara el resto. Bajo todo lo rápido que puedo ya que han pegado otra vez. Me desagradan mucho los impacientes. Abro de un tirón, ya que si ha llegado hasta esta puerta es que es una persona de fiar. Tenemos dos guardias en el vestíbulo del edificio. Uno visible y el otro no. Son muy eficaces ya que pueden ver a través de glamour si es necesario. Miro fijamente mi visitante imprevisto.

 

-          Diego Zalazar.

-          Felicia. Te pillo en un mal momento.

-          Finamente observado.

-          ¿Puedo pasar?

 

Sabiendo que va a insistir hasta llegar a obtener lo que quiero, me ahorro tiempo. Le hago un gesto amplio con el brazo y la mano  para invitarlo a entrar. Se dirige hacia mi salón-comedor-cocina americana y me siento. Hace igual en otra silla.

 

-          No me proponga algo de beber, no me voy a quedar mucho tiempo para eso.

-          No estaba segura de proponerte algo de beber.

-          Entonces, perfecto.

 

Me mira fijamente con una sonrisa leve y algo socarrona.

 

-          He preferido venir a tu casa para decirte algo. Como sé que no te gustara, prefiero que zanjemos el asunto de manera privada y no en el Centro. No todos son amigos míos ni están bienintencionado conmigo.

-          ¡Qué sorpresa!

-          Digo igual. Como sabes debo tener un acolita en los turnos que recojo. He decidido que eres tu quien lo será.

-          ¡De ninguna manera!

-          Me lo figuraba, pero quiero que pienses sobre los argumentos que te voy a dar.

 

Abro la boca para decir algo, pero me lanza una mirada que me la hace cerrar.

 

-          Eres la mejor en tu tarea. Eres de fiar. Eres profesional. Tienes intuición. No mezclas las cosas y siempre te detienes para reevaluar los acontecimientos. Hemos trabajado juntos y hemos sido un binomio perfecto.

-          Y soy guapa, sexi e inteligente.

-          Ya sabía que se me olvidaba algo en mis argumentos, gracias por terminar la lista.

 

Se apoya más cómodamente en el respaldo de la silla y extiende los brazos. Miro su cara de póker y pienso a lo que me ha dicho. Trabajar con él es un lujazo, es muy ingenioso sin hablar de sus habilidades. Hemos hecho una tarea increíble, pero su carácter… no sé si podré aguantarlo. Diez días pueden ser una eternidad. 

 

-          De acuerdo.

 

Se endereza.

 

-          ¿De acuerdo?

-          Sí. Deja que te dé mis argumentos. 1. Eres de fiar. 2. Eres muy profesional. 3. Tienes mucha intuición. 4. Eres el mejor como partner. 5. Eres muy habilidoso. 6. Tienes los mejores contactos. 7. Eres muy agradable a la vista.

 

Diego mira sus manos que ha cruzado cuando he empezado a hablar.

 

-          No estoy seguro de tu último argumento.

-          Yo tampoco. Me parece que “agradable” es un poco endeble. Digamos que “placentero” es mejor. Creo.

-          Sí, mucho mejor.

 

Se levanta.

 

-          Te voy a dejar para que sigas con lo tuyo.

-          ¿Te puedo ofrecer algo de beber?

 

Se rie levemente sacudiendo la cabeza.

 

-          Te lo agradezco, pero tengo que irme.

 

Cuando vuelvo a mi baño, esta algo tibio. Igual me zambullo en él y añado algo de agua caliente. Con un suspiro reanudo con mi serenidad interna e externa.

 

 

 

 

 

3.

 

            Diego y yo estamos espalda contra espalda. Tenemos que ocuparnos de unos híbridos con cuatro brazos muy veloces y fuertes.  Damos media vuelta y mientras me agacho es se alza y apunta su espada corta eléctrica sobre la punta de un dedo. Con un ruido agudo el Niustras desaparece y la pantalla 360° que lo ha creado virtualmente se vuelve verde.

 

-          No has perdido la mano.

-          Ni el pie, menos mal.

-          Tienes buen instinto y una destreza buena.

-          Igual digo. Te invito a un trago. Esta pequeña prueba ha acabado de convencerme en mi decisión de tenerte como acolita.

-          Vaya… ¿tengo que agradecértelo?

-          Mujer, no te castigues. ¿Vamos?

-          Sí. ¿Pub Henry?

-          ¿Adónde si no?

 

El Pub Henry es un lugar donde les cazadores, guardianes y otros defensores de la Humanidad van. Excepto algunos Sub-Vivientes que han hecho un tratado con el Centro Humano Protector (CHP) pueden entrar ahí. No conozco las circunstancias por la cuales han hecho esos tratados, pero no es de gran ayuda. Muchos de los que llegan en la Tierra, en este lado del Espacio Humano, tiene otros hábitos y costumbres y muchos pueden trasmitir problemas o desastres a veces. Otros son equivocaciones por no saber cómo actuar, interactuar y manejarse con los seres humanos. El sitio es igual a cualquier Pub irlandés que se precie con algunos toques personales. El dueño, Famnio, un híbrido Faeroly- humano, primo de los Faes le gusta las decoraciones es terracota. De hecho todos los que van regularmente en su taberna le traen de vez en cuando un regalo. Tiene varias estanterías y vitrinas  porque dice que no va a estar limpiando constantemente. Ellas están tan relucientes que deslumbran literalmente. Es un tío grande, casi gigante, pero fino y con esa corpulencia que hace pensar a un bailaor de jazz. Potente y harmonioso. Tiene una cara indefinida. Es un glamour particular para ocultar sus verdaderos rasgos, pero un día que recibió la noticia de la desaparición definitiva en este espacio de uno de sus muy bueno amigos, dejo caer el glamour y me quede anonadada, muda de asombro y fascinada. No puedo ni encontrar una palabra para definir la belleza de este hombre. Entendí porque le camuflaje. Definitivamente. Le jure, sin que me lo pidiera, que guardaría su secreto. No me lo rebatió y seré fiel a mi palabra dada. Cuando llegamos a la puerta que no tiene nada de especial, solo que repela el transeúnte lambda, La sala modestamente decorada, pero con gusto y harmonía es acogedora. No hay mucha gente como siempre. Famnio no aguanta las multitudes, dice que en su guardia se va para pasar un buen rato y eso es incompatible con  la muchedumbre y las hordas amontonadas y voceronas. No puedo rebatirle. Algunos presentes nos saludan y otros nos dirigen algunas palabras, pero todos tienen ese atisbo de duda en los ojos. ¿Qué hago con Diego? Debo decir que tenemos la fama de ser enemigos y por lo menos en desacuerdo continuo. Nunca desmentí esa fama, pero no es exactamente como se dice. Dejo correr. Tengo otras cosas que hacer. Nos sentamos después haber saludado Famnio. Nos va a traer lo que nos gusta. Un hombre de talla modesta, pero finamente musculoso con una cara sexy y agradable se acerca a nuestra mesa. Me levanto.

 

-          Fresno…

 

Me lanzo a su cuello y me decepciona abrazándome y acunándome. Es mi amigo. Me salvo la vida en un callejón donde tres Grunstonsto me estaban ganando la pelea. Luego le salve la vida también y ahí estamos. Nos hemos hecho amigos y más. Sin  que interviniera un deseo sexual entre nosotros. Es Fae, Elfo, pero con un glamour que no muestra su verdadero semblante. Lo vi un día y si Famnio es magnífico ni que hablar de lo que parece Fresno. Su tez blanquecina es de porcelana y sus rasgos son sublimes. Su altura es igual que la de Famnio, o sea muy grande.

 

-          ¿Desde cuándo estas aquí?

-          Unos tres días.

-          ¿Te quedas?

-          Sí. Mis asuntos en el Ultra Terrenal están arregladas y he hecho lo que me has aconsejado. Tengo la tranquilidad asegurada con esa persona.

-          Me alegro. Nos sentamos, pero guardo a mi lado Fresno.

-          ¿Conoces Diago Zalazar?

-          Tu fama te precede. Un honor conocerte.

-          Igual digo.

 

Las bebidas llegan y algunas especialidades acompañándolas. La discusión se vuelve general y me rio mucho. Tiene un ingenio contando anécdotas y me hace mucha gracia. Cuando nos damos cuenta es de noche y pronto tendré que ir a tomar mi turno de guardia en la ciudad.

 

 

 

 

4.

           

            Solo somos una treintena de agentes en la sala de conferencias, que es solo una habitación grande, sin ventanas, dos puertas custodiadas por hechizos protectores y repelentes y dos guardias Zumbulus, especialistas de seguridad. Es un poco el meollo del Centro. Normal. Somos 76, pero hay muchas bajas y dos guardias muertos.  Lo lamentamos, pero gaje del oficio.  Diego esa dos filas delante. Estamos con nuestros atuendos específicos de Guardia, cada cual tiene el suyo, con sus armas aparentes y las otras menos. No somos un ejército, pero gentes que se han aliados y juntados con un propósito proteger y cuidar de los humanos que no tienen idea de lo que asecha a sus alrededores. Mejor así, porque si la tienen, malamente para ellos. Yo lo sabía porque mi hermano mayor era un Guardia?  Me crio con él ya que mi familia murió a cuenta de un ataque de Guantastis, unos seres de 3 metros de alto con partes del cuerpo muy peludo, pero semblante hermosísimo y 4 brazos. No me acuerdo de ellos mucho. Tenía unos 4/5 anos. Son momentos que surgen en mi memoria de vez en cuando con esa punzada de dolor. Me dio siempre la impresión que era muy querida. Mi hermano Juliano sigue en función, nos vemos poco, es una persona muy fuerte y muy veloz. Cuando está aquí. Nos juntamos y no nos separamos. Somos nuestras vacaciones si tal cosa existiría para nosotros. No podemos bajar la guardia. En cada segmento del mundo, hay unos 113, estamos siempre al pie de guerra. Con nuestros acolites Sub-Viviente, la lucha está más igualada y menos insoportable. De hecho se han dado 13 acuerdos con diferentes Sub-Viviente en ocasiones particulares para que se templen los ataques y que esos lugares estén más tranquilos. Es el propósito, llega a coexistir, incluso si los humanos no saben de estos espacios.

 

-          Gracias por estaré aquí.

 

Nuestro Coordinador Segmentoral, Pedrushi, un hombre muy grande nos mira con sabiduría y benevolencia. Es nuestro guia y podemos contar con él. Su mirada sagaz escrudiña cada semblante, reconociendo lo que somos como persona y como Guardia.

 

-          Gracias por haber venido. Muchos no están aquí, en misiones o de baja.

 

No habla de lo que ya nunca más vendrán aquí, pero no hace falta, los tenemos presentes como compañero de oficio o como cercano. No es necesario urgar en las heridas.

 

-          Si les he pedido que viniese es por darle una noticia que tiene que quedar entre los presentes. Me encargare personalmente de poner al corriente los que nos están aquí. Una plaga de Miotranskus están al caer por estos lares. No les tengo que explicar lo que eso supone. No queremos alertar demasiado para no provocar pánico, pero tenemos que trabajar para que se vaya de este cuadrante. Cada uno de ustedes sabéis como hacerlo y refuerzo os será otorgado.

-          ¿Cuáles?

-          Los Trempus.

 

Unas exclamaciones surgen de todos nosotros. Es un escuadrón de elite que solo se ponen en marcha en situaciones excepcionales como esta. No es preciso pedir más informaciones, son verdaderos armas de guerra. Quise entrar en ese cuerpo, pero lo pensé mejor y no me hubiera gustado estar en el frente solo en momentos específicos.

 

-          Les mandaré los detalles en vuestro mail privado y les dejo manejar los pormenores de como queréis actuar. Sé que en el pasado hubo fricciones entre ustedes y ellos, pero la situación está muy tensa y no podemos permitir que se nos vaya de las manos. Estas consignas van para ellos también.

 

Los murmullos estallan por todos lados. No miro mi compañero, pero no veo en momento de que me explique las cosas. Es un Trempus pasivo y no es casualidad que venga ahora.

 

-          Les ruego que sigáis con vuestras tareas de manera normal añadiendo esta situación de emergencia. Es la manera más certera de manejar la situación. Estaré en mi despacho y siempre a vuestra disposición, pero me temo que la urgencia prevalece ahora.

 

Nos saluda y sale con paso marcial de la sala insonorizada y securizada plenamente. Lo entiendo mejor y no me gusta el matiz que pinta todo esto. Me vuelvo hacia Diego, lo miro.

 

-          Tenemos que hablar. En mi casa.

 

 

 

 

5.

 

            Hago pasar Diego en mi salón. Tengo una casa que está dividida en diferentes espacios. Algunos son tan privados que me costaría llegar a ellos si estuviera borracha, cosa poco probable. El alcohol suelan no tener efecto en mi organismo por una razón que desconozco. Es algo que tiene que ver con mi naturaleza. Le hago signo de sentarse.

 

-          ¿Quieres beber algo, comer?

-          Solo si tú quieres también.

-          Te lo agradezco, me muero de hambre.

-          Comamos entonces.

 

Me levanto y vamos a mi cocina americana. Se sienta delante de la encimera en una de las sillas altas que son tan cómodas como sillones. Saco un rosado del frigo. El tiempo es bastante caluroso y apetece algo fresquito. Soy muy selectiva con los vinos, solo los mejores, cuesten lo que cuesten.

 

-          ¿Te apetece?

 

Coge la botella mientras cojo dos vasos de cuellos anchos sobre un pie de vidrio muy fino y labrado.

 

-          Muy acertado.

 

Empiezo a cocinar algo. Soy muy buena cocinera y tengo la destreza y la velocidad de un cocinero de restaurante. Siento la mirada de Diego sobre mi espalda. Los olores me avisan que todo está cociéndose como debido. Tengo un asfalto super desarrollado. Un poco como un lobo. Pongo el wok en la encimera y pongo dos platos. Empezamos a comer con apetito. El pan que he puesto es delicioso. Lo hago yo misma. Devoramos con apetito y solo paramos cuando vaciamos la olla.

 

-          ¡Felicidades, digno de un restaurante de alto nivel.

-          Viniendo de alguien como tú me siento más que halagada.

-          ¿Alguien como yo?

-          Un esteta.

 

Me sonríe haciéndome un saludo leve con la cabeza. Hago bailar el vino en mi vaso. Me fascina los movimientos concéntricos del líquido.

 

-          Eres un Trempus.

 

Levanto los ojos y lo miro fijamente.

 

-          Eres uno de los responsables de la tropa de élites.

 

Me mira fijamente.

 

-          ¿Cómo la sabes?

-          No me tomes por una novata. Es algo que sé desde muchos años.

-          ¿Alguien se fue de la lengua?

-          No, fue fortuito, un desliz de alguien que no se percató que me daba una pista certera sobre quién era el responsable o por lo menos uno de ellos.,

-          Te has puesto en peligro. Este dato no es de dominio público. ¿Lo puedes entender?

-          Si y nunca he dicho nada.

-          ¿Por qué ahora?

-          Porque tenemos que trabajar juntos y no quiero que nada interfiere. Mañana estaremos liado con la plaga.

-          No soy más responsable.

 

Parpadeo sorprendida de que me lo digas.

 

-          No quiero que nada interfiere entre nosotros mientras estamos trabajando.

 

Chocamos levemente los vasos para sellar este acuerdo.

 

-          ¿Un café?

-          Sí.

-          Ve a la veranda, pasando el salón…

-          Lo encontrare...

 

Sonrió y preparo el café. Tenemos que definir como lo vamos hacer, pero me tiene que explicar y asegurar que dejando su puesto de responsable de les Trempus no habrá problema.

 

-          Oh… antes de que vaya a esa veranda… No habrá problema con el hecho de ya no ser responsable. Solo lo saben los que están por encima de mí y ellos nunca dicen nada, como cual el escuadrón de élites no sabe nunca quién es el responsable, ni cuanto somos.

-          Muy acertado como sistema.

-          Somos acertados como sistema.

 

Me rio levemente y lo veo irse para allí.

 

 

 

6.

 

            Degustamos el café en silencio. Nos gusta tanto a él como a mí de quedarse quieto y de aprovechar el silencio. Estamos demasiados involucrados en cosas, actos, acontecimientos, acciones, una retahíla de movimientos que nunca nos ponen en stand-by. Necesitamos estar así de vez en cuando, solamente para que podamos poner las cosas en su sitio tanto en nuestra cabeza, nuestro cuerpo que en las cosas que tenemos que hacer. Peor las gentes si no hacen nada dicen que pierden el tiempo, pero tragar mogollones de asuntos activos es destrozarse la calidad de vida. Y la      vida sabemos lo que es. La existencia también. Es la distinción que hacemos entre los Sub-Vivientes que son inmortales, o muy longevos y también no humanos. El término “vivo” no se atiene exactamente a ellos, incluso si parecen necesitar elementos comunes a nos dos especies, como oxígenos, el sueño, el sustento, las relaciones sexuales, el tener retoños y algunas otras cosas más.

 

-          Tenemos los datos.

 

Miro Diego.

 

-          ¿Qué haces aquí? La última vez juraste no volver.

-          Uno puede cambiar de opinión.

-          ¡Por favor! Tú no cambias de opinión. Te ajustas a los cambios si son imprescindibles, pero no cambias de opinión.

 

Me mira, la mirada ilegible como el rostro. Es un hombre impenetrable, pero yo también lo que me da una ventaja.

 

-          Ahora estoy aquí.

-          De nuevo.

-          De nuevo.

 

Lo miro detenidamente y sé que hay más, pero que no dirá nada. La discreción es algo básico.

 

-          Te lo vo a comprar ya que tenemos que trabajar juntos.

-          Tienes 9 días de baja.

-          Que se han levantado debido a la situación. Y como estas tu conmigo, no hay problema, ¿no?

-          Evidentemente no.

-          ¿Más café?

-          No.

-          Empezamos.

-          Sí.

 

Pongo las tasas en la cocina y vuelvo a la mesa que tengo en la veranda      . Ha puesto algunos documentos encima de la mesa, fotos en su mayoría.

 

-          Creo que es importante que conozcamos un máximo de detalles y datos sobre los Miotranskus. Hasta ahora han conseguido volver sobre la Tierra, pasando por alto las prohibiciones y los castigos ya infligidos. No podemos tolerar esta nueva plaga. Conoces el grado de violencia que tienen y lo colonizadores que son.

-          No caemos en la historia de invasores extra-terrestres. No son bastante.

-          No, pero podrían destrozar mucho aquí.

-          No lo niego. Pero un punto final es necesario.

-          Estoy de acuerdo.

-          Tenemos que encontrar el punto débil, el talón de Achiles y usarlo para terminar con ellos.

-          Manos a la obra.

 

Dos horas seguidas estudiamos minuciosamente todo lo que sabemos sobre los Miotranskus. Cuando íbamos a dejar la búsqueda ya que no salía nada relevante, note algo en una foto y también en unos  elementos que tenemos en bases de datos sobre los Sub-Vivientes.

 

-          ¡Aquí!

 

Le enseno lo que he encontrado y los detalles en el expediente. Coge una lupa, la foto no es muy grande y mira detenidamente esta última.

 

-          Veo. Lo tenemos.

 

Me sonríe y le correspondo.

 

-          Mañana veremos Petrushi y le daremos estos datos, es el más indicado para aprovecharlo y hacer de este descubrimiento algo que nos permita tener una ventaja certera sobre ellos.

-          Pienso igual.

 

Me estiro y hago crujir mis cervicales, lo que me relaja siempre.

 

-          ¿Vives en tu antigua casa?

-          Sí.

 

Normalmente no informamos de los lugares donde vivimos. Es un a mesura de precaución, pero Diego y yo ya no estamos en esa tesitura.

 

-          Es tarde. ¿Quieres quedarte a dormir aquí?

-          Te lo agradezco, pero otro día será.

-          Otro día…

-          Otro día.

 

Cinco minutos más tarde tomo mi ducha y termino de relajarme.

 

 

 

 

7.

 

            Por la mañana, estoy en mis ejercicios de estiramientos. Más que otros son los que hago a menudo. Si el cuerpo está bien estirado y flexible, los movimientos que se harán serán más fluidos y más eficientes. Luego ensayare los movimientos con mis armas las más usadas en combates y en defensas. Después estaré meditando unos minutos, solo para fijar virtualmente todos los movimientos que tengo que hacer para situaciones de luchas en concreto. Es importante visualizar y proyectar lo que se tendría que hacer en situaciones concretas y definidas. Claro cuando una está en el momento dado siempre habrá elementos de sorpresa, de improvisación y de cambios de movimientos al último momento. Ninguna lucha tiene un patrón preestablecido. Es importante estar muy atento a las figuras de luchas, las tradicionales y después todas las que una quiere crear. Nunca dar nada por sentado. Es uno de mi lema como el de “el día empieza cuando una siente su ser despertarse”. Mi ser se despierta cuando amanece el día. Es como un despertador interno que me avisa que ya ha empezado la jornada. Termino mi momento de introvisiones y hago un último estiramiento donde siento que todo mi cuerpo está alineado tanto físicamente que mentalmente. Un leve movimiento en la esquina de mi ojo me hace coger rápidamente uno de mis cuchillos más utilizado.

 

-          ¡Buenos reflejos!

-          ¿Cuánto tiempo has estado ahí?

-          Dos minutos cuarenta y ocho segundos.

Diego nunca mira un reloj, pero es preciso cuando da una hora o unos minutos. Un don peculiar que le es muy útil en algunas situaciones.

 

-          Demasiado tiempo.

-          Eres dura contigo mismo. Estás en tu casa, en un lugar seguro, soy tu invitado, todo eso es confianza.

-          Y la confianza puede ser la perdida.

-          O tu salvación. Tienes bastantes recursos para que no te afecte estar relajada en tu casa.

 

Suspiro profundamente. El problema cuando se tiene mi tarea es de estar siempre a la defensiva. Los instintos básicos que se desarrollan para actuar en una situación peligrosa o particular se ponen en alerta constante y relajarse es algo que se tiene que aprender de nuevo. No es simple. Es como una segunda naturaleza.

 

-          Te he preparado el desayuno. Mi manera de agradecerte tu hospitalidad.

-          No era necesario, sabes que es con placer.

 

Sonríe levemente y se da la vuelta. Me lavo la cara y las muñecas con un paño húmedo perfumado con agua de jazmín. Me serena y me da mucha frescura. Cuando entro en la cocina americana encuentro la encimera con diversos cuencos y bebidas preparadas para dos. Sé que es muy bueno en la cocina y no tengo duda que voy a apreciar todo.

 

 

 

 

 

8.

           

            Termino mi desayuno y Diego se prepara a salir. Levanto el pulgar.

 

-          Eres tan bueno cocinero como siempre.

-          Mejor. Te lo demostrare.

 

Le sonrió levemente bebiendo el último sorbo del café. Mira su teléfono, un modelo última generación de una marca selecta.  Pasa su dedo sobre la pantalla y lee algo detenidamente. Mi teléfono suena también, pero cuando quiero tomar la llamada para de sonar. Miro el correspondiente. Nuestro Coordinador Segmentoral, Pedrushi.

 

-          Seguramente quiere lo mismo para ti.

-          ¿Cómo?

-          Quiere que vayamos a su oficina.

-          ¿Por qué?

-          No lo sé, pero lo sabremos cuando iremos. ¿Cuánto?

-          Cinco minutos y vamos.

-          Te espero. Iremos en mi moto.

-          Ni hablar. Tú en la tuya, yo en la mía. Por libre.

 

Se rie con ganas. No pienso ser fácil con él. Es demasiado creído. Veinte minutos entramos en el edificio donde Petrushi tiene su oficina y también toda la infraestructura del Centro. Es un especie de bunker, aunque desde fuera se vea como un casa cuatro fachadas sin nada de particular. Pero es realmente un lugar peculiar. Tiene un lateral que da sobre otros espacios por donde pueden llegar Sub-Vivientes en toda legalidad y discreción. Es ahí donde se preparan las misiones y donde se organizan las reglas y otras leyes entre Sub-Vivientes y humanos. Entramos en un pasillo común hasta la oficina de Pedrushi donde dos Zumbulus guardan la entrada. Nada es dejado al azar. Los retos son importantes y esenciales. Diego da dos golpes en el batiente.

 

-          Entren.

 

Uno de los Zumbulus abre la puerta que emite un muy leve zumbido. Es una alarma silenciosa y un detector de peligro. Pedrushi está detrás de una mesa muy sofisticada que es también un mueble muy particular. Tiene dotes y dones que solo Pedrushi conoce.

 

-          Felicia y Diego. Gracias por venir tan rápido.

-          A sus órdenes.

-          Siéntese.

 

Tomamos un asiento que es muy cómodo y nada hecho para rebajar a sus visitantes.

 

-          Tengo otra misión para ustedes.

 

Nos mira detenidamente. Pedrushi es un tipo raro en el sentido que es muy poco convencional.  Cuando uno piensa que lo conoce se va por otro lado y sentido. Nada puede prevenir por donde va a ir.

 

-          Pensamos que la plaga de Miotranskus es un señuelo para hacer pasar dos Mesteres Yunsuntukus en el espacio humano.

-          ¿Por qué?

-          No lo sabemos y es necesario que investiguéis y que los arrestéis. Como sabéis los Yunsuntukus son recolectores de órganos humanos en general y de otros Sub-Vivientes. Son también personas que son capaces de levantar un ejército en poco tiempo, incluso si los llaman colaboradores o suportes. Los induce y les inculcan que sus misiones en su favor es algo importante y crucial. Incluso les demuestran que lo que hacen es beneficioso para ellos. Es una facultad muy peculiar y peligrosa, sobre todo porque no les lleva mucho tiempo en levantar ese ejército. Se sabe que en un día tuvieron 2000 colaboradores. Si los Faes no los hubieran parados y aniquilados la situación hubiera sido insostenible.

-          Somos dos. Incluso si somos muy fuertes, dudo mucho de tener bastantes habilidades para parar estos dos.

-          Por eso seréis tres.

 

En el momento que lo dice aparece un Fae, muy alto, muy sublime y muy protocolario.

 

-          Os presento Fusnio. Ha participado en las capturas de los que entraron en Faeroly. Los aniquilo. Es un especialista del aniquilamiento.

 

Sé de qué habla. Conozco ese tipo de personas, son implacables y se rigen por una disciplina y unos criterios extremadamente unilaterales. El Fae nos saluda y sonríe levemente. Estoy sorprendida de que se presente sin un glamur que atenué su belleza y luminosidad, pero supongo que es parte de la manera de ser de esta persona.

 

-          Felicia…

-          Sí.

-          Es necesario que Fusnio este contigo en tu casa. Tenéis que alinear vuestras habilidades y tener una coartada valida. Diego tienes tu antiguo hábitat.

-          Sí.

-          Perfecto. Quiero que los encuentres en sitios públicos como un amigo de vosotros dos como pareja. ¿Podéis hacerlo?

-          Desde luego, Coordinador.

-          Perfecto. Les dejo establecer una estrategia. Me mandareis los informes por la vía habitual. Vuestros colegas y los Trempus harán lo necesario para que la plaga sea reducida y vuelta a su lugar de origen. Hemos terminado aquí. Gracias por vuestra labor.

 

Nos levantamos. No estoy muy feliz de tener a este Fae en mi ático, pero la misión es lo principal.

 

 

 

 

 

9.

 

            Abro la puerta de mi piso y entro. Fusnio no me sigue. Me doy la vuelta.

 

-          Por favor, pase, mi casa es su casa.

 

Me da un asentimiento leve y entra en mi rellano. Me dirijo a mi cocina americana.

 

-          Por favor, siéntese.

 

Le designio una de las sillas delante de la encimera que me sirve de mesa.

 

-          ¿Qué le puedo ofrecer para beber, comer?

-          Un vaso de agua me seria agradable.

 

Le pongo un botellín de agua y un vaso.

 

-          Gracias.

-          ¿Si queréis comer algo, puedo proponerle…

-          Por favor, tuteémonos, será más simple.

 

Me siento después de coger mi café. Un aroma divino circula en el aire.

 

-          No le… ¿no te gustaría un café, tengo de diferentes gustos?

-          Más tarde, probablemente.  Te lo agradezco.

 

Degusto la bebida caliente con deleite, los ojos medios cerrados. Deposito la tasa y veo su sonrisa genuina y algo divertida.

 

-          ¿Qué?

-          Es evidente que era una gran consumidora de café.

-          ¿Tanto se ve?

 

Se rie levemente y es como escuchar un tintineo melodioso mesclado a un trinar de un pájaro. Lo miro maravillada y sorprendida. No me fio mucho de los Faes. Fresno es uno de mis mejores amigos, pero eso no me hace tener confianza a esa especie.

 

-          Te agradezco de aceptarme en tu casa.

-          No tengo mucha opción.

-          Si, podía encontrar algunas.

-          Vaya, tienes más cabeza que yo.

-          No. Pero sé que eres muy autónoma y esta situación no te gusta y menos si se consideran los sentimientos que albergas con Salazar.

-          Y encima muy sutil como psicólogo.

-          Un poco, pero el expediente que he consultado es bastante completo.

 

Me entra una carcajada idiota.

 

-          Eres honesto.

Termino de reír, secándome las lágrimas de mi estallido de risas.

 

-          Tengo hambre, es hora de almuerzo. ¿Sigues sin querer comer nada?

-          Me dejo tentar.

-          ¡Perfecto! ¿Qué quieres?

-          Nada de carne. Frutas y verduras.

-          Tengo lo que deseas. No soy muy carnívora tampoco y siempre tengo verduras preparadas al vapor. Pero las frutas… no he tenido tiempo de comprar…

-          Lo haremos. Lo que me ofrezca es suficiente. Gracias.

 

Comemos en un ambiente cordial y saboreamos. Tenemos ya gustos similares. Es un buen comienzo y una base sólida. ¿No?

 

-          ¿Un café?

-          Si, gracias.

 

Cinco minutos más tarde terminamos de beberlo. Deposita su tasa con un gesto de lo más elegante como todo lo que hace. Los Faes tienen una clase nata y una fluidez en los movimientos que es como un baile constante, harmónico y controlado.

 

-          Si te parece podríamos hablar de nuestra misión.

-          Me parece correcto.

 

 

 

10.

            Estamos instalados en mi terraza. La noche se está instalando y me gusta cuando decae el día, la luz para que la oscuridad y la noche impregnan todo, desdibujando todo con siluetas firmes e inmóviles. Estatuas sombrías, personajes de la noche. Tomamos un vaso de un alcohol de un cuadrante universal que son especialistas en crear alcoholes según las personas que los encargan. No sé cómo lo hacen, pero aciertan. Le he propuesto a Fusnio de tomar uno, aunque este hecha a mi medida y de establecer una estrategia en este lugar. Ha aceptado a su manera humilde y discreta. El silencio es nítido, solo roto por sonidos de algunos animalitos del bosque en frente de mi bloque. La vista es apaciguadora y agradable. Me encantó este ático por esta vista. Fusnio mira el cielo. Le encanta el bosque como todos los Faes y siento una cierta vibración que emane de él. Es como si se conectara a él. Sin embargo el cielo, que ya empieza a destacar sus estrellas y constelaciones, parece fascinarlo.

 

-          Creo que deberías establecer una estrategia ya que conoces los Mesteres Yunsuntukus y sabes cómo eliminarlos.

-          ¿Qué sabes de los Mesteres Yunsuntukus?

-          Lo que todos saben. Son vuestros enemigos, quiero decir de los Faes en particular. Son recolectores de órganos de todas especies vivientes y existentes en todos los cuadrantes universales donde hay vida. Son inmortales, pero se puede aniquilarlos completamente, son muy hábiles en manipular e instilar e inducir sus deseos en los que van a ser acolites y colaboradores, pero que son títeres ni más ni menos. Carne de cañón literalmente.

-          Todo es justo, pero creo que es importante que te explique más cosas para que entiendan lo que tenemos que aniquilar.

 

Lanza una última mirada penetrante al cielo y me mira calentando el vaso de alcohol con dulzura.

 

-          Hace unos dos cientos  millones de años, los Yunsuntukus eran lo que llaman Faes hoy en día. En aquel entonces nos llamábamos Fayuntus y éramos una sociedad muy selecta. Luego una franja de la cúpula directiva, los Mesteres, decidieron que teníamos que ser más fuertes, potentes y selectos. Empezo una especie de purga y de experimentos. Muchos perecieron y al final hubo una rebelión. 770.000 consiguieron fugarse en lo que se llama Faorely, el planeta de los Faes. Los Yunsuntukus se quedaron y han ido de rebeliones, genocidios, temporadas de tranquilidad, dictaduras y finalmente un estado estable donde todos intentan de vivir en unos tiempos que trabajan la inmortalidad;

-          ¿Quieres decir que recolectar órganos influyen sobre las temporalidades?

-          Lo creen, pero no es el caso. Se rigen por creencias que aumentan la estabilidad social-política, pero no la realidad fisiológica que es denominada por nuestros genes recesivos. Son impermeable a la razón y a las pruebas que se le pueden dar. Quieren una supremacía religiosa. El tema es recurrente en el mundo humano.

-          ¡No lo dudes! Y, ¿los Faes?

 

Mira sus manos y deposita el vaso sobre la mesita. Su manera de moverse es un placer para los ojos.

 

-          Hemos prosperado gracias a nuestros criterios y también a Faeroly. Es un planeta muy activo y nos ha ayudado a renacer. Nuestro vínculo a nuestra tierra es muy activo y muy vital, aunque solo existimos, según vuestras leyes de vida-muerte.

 

Asiento con la cabeza.

 

-          La mejor estrategia es de unirnos, ser una sola persona en la lucha y estar preparados y listos para aniquilarlos.

-          Nunca he aniquilado un Yunsuntukus.

-          Eso es lo de menos. Tenemos 24 horas para unirnos.

-          ¿Qué quieres decir con unirnos?

-          Ser una pareja.

-          ¿Y que define una pareja para ti?

-          Lo mismo que en vuestra sociedad humana.

 

Miro fijamente Fusnio que se queda impertérrito. 

 

-          ¿Todos los aspectos de una pareja?

-          Los necesarios.

-          ¿Qué serian?

-          Lo que consideres como tales.

 

Suspiro profundamente. No conseguiré ninguna respuesta directa y clara.

 

-          Y aparte ser pareja, ¿qué tenemos que hacer?

-          Que nos vean como pareja, permitir a Diego de hacer parte de nuestra asociación y abrir los ojos. Los Yunsuntukus no pueden saber de nosotros, ese elemento de sorpresa es esencial para cazarlos y aniquilaros.

-          ¿Por dónde empezamos?

-          Por dormir para ti y descansar para mí. Mañana empezaremos.

 

Se levanta lentamente, se dobla y me da un beso dulce y rápido en los labios luego se va. Le ensene donde podía dormir y mejor así, porque estoy algo confundida.

 

 

 

11.

            Desayunamos a una hora temprana. Por lo visto es como yo, alguien que es de madrugada. Toma un conjunto de frutas frescas que siempre tengo en casa. De hecho tengo un trato con una tienda de comestibles que me lo trae a casa en un contenedor especial para las frutas.

 

-          ¿Porque tenemos que ser una pareja?

-          Los Yunsuntukus no se interesan a las parejas. Es algo referente a la calidad de los tejidos. Se interesan a las personas solas por eso mismo.

-          ¿Cómo saben que las personas están en parejas?

-          Las personas que están emparejadas tienen una impregnación particular que les avisan que lo son.

-          Pero… ¿Qué quieres decir con impregnación?

-          El estar juntos, en contacto directo dan una impregnación a estas personas y es lo que perciben. No pueden sentir si hay sentimientos, ni nada privado.

-          ¿Contacto privado? Define eso.

-          Estando viviendo en la misma casa, comer juntos y estar usando los mismos utilitarios.

 

Me impido preguntar algo más…

 

-          Y… ¿relaciones sexuales?

-          Nada privado.

 

Asiento con la cabeza. Apuro mi café y me levanto.

 

-          ¿Adónde vamos?

-          Tenemos que encontrarnos con Diego.

-          Está solo.

-          Ha estado contigo en tu casa y habéis compartido los utilitarios, comer juntos y compartir espacio y ha dormido aquí.

-          No conmigo.

-          Yo tampoco.

 

Lo miro parpadeando. No sé lo que eso significa.

 

-          ¿Es importante?

-          Según lo que tú consideres importante.

 

Parpadeo más.

 

-          Pero… si estoy impregnada contigo y con Diego… no estoy emparejada con ninguno de los dos.

-          Los Yunsuntukus no consideran las parejas como los humanos lo hacen. Si las personas están cercanos con otras personas, lo consideran como pareja.

-          ¿Poli amor?

-          Ese término no significa nada para ellos.

-          De acuerdo. Si resumo… estamos a salvo de ser capturados por ellos.

-          Así es. Y eso nos dará la oportunidad de cazarlos y aniquilarlos. Vamos. Tenemos una cita en un bar llamado” Proptus”. ¿Lo conoces?

-          Es un bar donde pueden ir Sub-Vivientes autorizados y humanos. Una mezcla y tenemos guardias peculiares para que las cosas no se desbordan.

 

Salimos del edificio. Voy hacia mi moto, pero lo pienso mejor.

 

-          Mejor cogemos el coche. La moto la necesitaremos más tarde.

-          Efectivamente, es un modo más rápido. Hablaremos del plan cuando estemos con Diego.

-          Nos tienen que ver.

-          Si y ese lugar es un sitio impecable. Alguien se ira de la lengua y nos dará un excelente coartada.

-          Entonces que empiece la búsqueda y captura.

 

 

 

 

12.

 

            Entramos en un pub todo lo normal que se puede pensar de un local como este. Discreto, pero significativo en su decoración. Sin embargo no todo el mundo quiere entrar ahí. Fusnio me toma por los hombros como un hombre enamorado y a duras penas impido sobresaltarme. Me sonríe suavemente uy me esa en la mejilla cerca de la boca mientras vamos hacia la encimera. Diego no ve llegar. Me desprendo de Fusnio y voy hacia Diego al cual abrazo y beso en la mejilla. Si tiene que estar impregnado, empezamos ahora mismo. Me siento en una de las sillas que están delante de la encimera y Fusnio se pone cerca de mí.

 

-          Fusnio.

-          Salazar.

 

Los miro.

 

-          ¿Os conocéis?

-          En una cierta manera.

-          Ah, bien,,, Pedimos algo y luego hablamos.

 

Cuando tenemos las bebidas y algo que picar, los miro fijamente.

 

-          No sé lo que sabes, pero creo que Fusnio va explicar mejor las cosas.

 

Fusnio me mira, me sonríe y explica todo lo que hemos habado. Diego no le quita la mirada de encima. Sé que Diego imprime en su memoria todo lo que se dice. Tiene una memoria auditiva increíble. Por los otros sentidos, es equitativo, creo. Diego bebe lentamente, pero sigue mirando Fusnio.

 

-          ¿Qué sigue?

 

Fusnio bebe un poco de su bebida y me roza el hombro.

 

-          Tenemos que pasar tiempo juntos en lugares donde podría interesarse ir para recolectar colaboradores y ya relevar sus primeras víctimas.

-          ¿Es necesario que estemos los tres juntos?

-          Es la mejor coartada para acercarnos a los Mesteres y capturarlos para aniquilarme.

-          Y sabes dónde ir…

-          Sí.

 

Diego no revela nada de lo que piensa, pero lo conozco y es alguien que no es muy expresivo cuando no desea serlo.

 

-          Debemos seguir nuestro plan. Felicia tiene que parecer mi compañera sentimental.

-          ¿Y yo, estoy aquí para sostener la vela?

 

-          Eres uno de nuestro amigo más cercano y nos gusta estar juntos.

 

Diego hace una mueca dudosa, pero asiente con la cabeza también. Estando en la situación que tenemos es importante instalar la red que nos permitirá capturar a estos despojos del Universo.

 

-          De acuerdo. ¿Lo mejor no sería vivir con ustedes en casa de Felicia?

 

Diego mira fijamente a Fusnio que le sostiene la mirada. Este último me atrae hacia él y me rodea la cintura levemente.

 

-          No será necesario. Estando en público juntos es suficiente. Deberíamos ir a comer algo. Conozco un sitio que puede interesar a los Mesteres.

-          El lugar ideal…

-          De alguna manera.

 

Miro Fusnio. Es probable que sepa más cosas de lo que nos dice y que conoces mejor la ciudad, incluso que yo misma.

 

 

 

 

13.

 

-          ¿Vamos seguir yendo y viniendo en sitios públicos como bares y tabernas?

 

Fusnio me mira. Diego ha vuelto a su vivienda. No estamos muy contento, aunque no ha delatado nada en su rostro ni en su manera de hablar y de ser. Pero lo conozco. Fusnio no ha ayudado con sus comentarios y otras palabras aparentemente inocuas, pero que eran como sal en una herida. He intentado parar esta tontería, pero sin mucho éxito.

 

-          No. Mañana vamos a ver como nuestras andanzas y nuestras muestras de cariño han cosechado puntos a nuestro favor.

-          Y… ¿Eso sería?

-          Contactando nuestros infiltrados.

-          ¿Infiltrados?

-          Sí. Tenemos algunos Sub-Vivientes y humanos que están al acecho para nosotros. Nos comunican lo que ocurren, están haciendo y lo que pretenden en el mejor de los casos.

-          Entonces volvamos a casa…quiero decir a mi casa…

-          Sí. Buena idea.

 

Una media-hora más tardes estamos en mi cocina americana. Pongo algunas cosas para comer, lo que me gusta y lo que le gusta a él y me siento en frente en la pila. Comemos y bebemos, pero…

 

-          No entiendo. Esto va a ser así…

-          ¿Cómo “así?

-          Pues mostrándonos aquí y allí…

-          No todo es ataques, golpes, combates… Los Menestres no actúan en ese tipo de lucha, son más sutiles. Estudian sus presas y las llevan a su terreno.

-          ¿Cómo en una secta?

-          Sí y no. No quieren que se queden con ellos, son presas para sus objetivos. Son muy carismáticos y saben cómo ganarse la confianza incondicional de estas últimas.

-          Los Faes saben hacer tales cosas.

-          Sí, pero tenemos ética y aborrecemos esos juegos de mente. Lo hacemos en contadas situaciones y sobre todo en momentos muy particulares.

-          Ya veo. No me gusta nada estos procedimientos.

-          Nada que viene de ellos es bueno, pero es la mejor manera de actuar. Darán buenos resultados y sobre todo podremos evitar que haya víctimas. Es la primera vez que podremos ver lo que se avecina.

-          Esperemos. Pero te tengo confianza.

-          Eso me halaga.

 

Terminamos de cenar y tomamos un café, aunque él no le gusta tanto.

 

-          Una última cosa… me gustaría que no jugaras y provocara inútilmente Diego.

-          ¿Inútilmente?

-          No te pases de listo. No has parado con tus provocaciones veladas y como no queriéndola cosa.

 

Me mira fijamente y no sé leer esta mirada.

 

-          Tendré en cuenta tu petición, pero no te prometo nada.

-          No espero promesa, espero que actúes. Diego es una buena persona y cuenta mucho para mí.

 

Fusnio me considera con seriedad y acuidad.

 

-          Haré lo que puedo.

 

 

 

 

14.

            Pedimos. El lugar me gusta. Si veo bien hay casi fifthy/fifthy Humanos y Sub-Vivientes. Sigue algunos humanos saben de la existencia de los Sub-Vivientes y no hablo de los que están en la teoría de complot extra-terrestre, del Área 51 y demás. Hablo de los que hacen parte de la existencia de los Sub-Vivientes de una manera o de otra según las especies y naturalezas. Se lleva un control severo y tajante sobre esos intercambios. El lugar es una antigua fábrica que han arreglado para que todos los seres Sub-Vivientes de todos los tamaños puedan entrar en este edificio y consumir lo que les corresponden como naturaleza y esencia. El sitio es… espectacular y sorprendente. Muchos de los Sub-Vivientes pueden ir y mostrarse como son sin tapujo y glamur. Me gusta. En parte.

 

-          No conocía el lugar. Interesante.

-          Lo es. Es conocido por una franja reducida de gentes.

-          ¿Club privado?

-          No. Solo que las multitudes no son siempre deseadas.

 

Diego parece conocer el lugar, lo que no me sorprendente. Fusnio deja correr sus dedos sobre mi espalda, mi mano, mi brazo, levemente, una sutil caricia. Siego tiene rostro inelegible, su mejor camuflaje.

 

-          ¿Pedimos?

-          Tú dirás, Fae, ya que es tu idea de venir aquí. ¿Qué nos aconseja cómo pedido?

 

Fusnio chasquea los dedos y un menú papel levita hasta nosotros.

 

-          Buen truco.

-          Tengo otros mejores para ti, finiata (harmoniosa)

 

Me rio un poco. Es eficaz y efectivo, no tengo ninguna duda. Diego esta que fuma en pipa, aunque los esconde muy bien. Lo conozco. Un Yunstupu, una especie de Sub-Viviente muy servicial con un rostro muy estrecho y un cuerpo finamente musculado y cuatros brazos, lo que ayuda bastante en trabajos como camarero y otros curros que necesitan manos. Los pedidos traídos son suculentos y huelen de maravilla. Comemos y bebemos y estamos encantados. No hablamos mucho, centrados en nuestros platos y vasos. Fusnio me toca la mano dulcemente cuando quiere que pruebe primero este alimento u otro. Tan atento… lo hace muy bien, pero me dan ganas de reír un poco si no fuera porque Diego se lo está tomando en serio. Y yo… un poco también. Me limpio los labios con una toallita mojada.

 

-          Fusnio… es un nombre de Demonico.

-          Mi madre lo era a medias.

-          Ah.

-          Soy más Fae que Demonico aunque puedo considerarme de esa naturaleza.

 

Miro Fusnio. Me sorprende que de tantos detalles íntimos. Los Faes son muy discretos, secretos incluso. Son los que pueden ocultar tantas cosas que finalmente dan la impresión que la realidad es distinta. Fusnio sigue tocándome de vez en cuando o se acerca entrando en mi espacio personal de manera muy sigilosa. No mucho tiempo, solo como marcando su territorio o uniendo su espacio al mío. Muy inteligente.

 

-          ¿Qué propones como estrategia segundaria, Fae?

 

Diego mira fijamente Fusnio, mientras el Yunstupu – no quieren que les den un nombre, porque estos están reservados a su ámbito privado – nos quita vasos y platos y nos trae tasas con café y unas bebidas especialidades de la casa, por lo visto.

 

-          Simple. Felicia y yo nos paseamos y nos hacemos ver por varios lugares juntos y tú eres nuestro mejor amigo que nos acompaña. Pensamos que lo había entendido.

-          Lo he entendido, pero creo que ya están informados de sobra de vuestra relación y…

 

Me pongo delante de Diego.

 

-          No. No. Diego…

 

Le beso en la boca y luego me echo hacia atrás. Me mira fijamente.

 

-          Es tonto.

-          No. Es lo que hay. Y ahora…

 

Me vuelvo hacia Fusnio.

 

-          Volvamos a casa, querido. ¿Me llevas de vuelta?

-          Donde quieras y cuando quieras, fujima (amada).

 

Me pone un brazo en la cintura y me atrae lo suficiente para llevarnos a la salida. Diego se queda mirándonos y sé que no está bien. Esta misión se está volviendo algo más personal que previsto.

 

 

 

 

 

 

 

 

15.

 

            Entramos en mi casa y me dirijo hacia la cocina. Fusnio me sigue. Estoy… pichi-picha. Por lo menos. Saco dos tasas, azúcar, tartitas de nueces, leche, frutos frescos y secos y chocolate. No del bueno, el negro que es el único que dan vitaminas y no sé qué más cosas. No. El relleno con nueces, praliné, pistacho, advocaat, leche, plátano, vainilla y almendras. O sea, todos los que nos son buenos ni para el régimen ni para la salud. Nada puede importante menos en este momento. Fusnio está de pies, las manos cruzadas delante de él, las piernas algo separadas para un mejor mantenimiento y un ceño fruncido, el resto del rostro elegible. Deposito todo encima de la encimera con gran estrepito. Ordeno todo separándolo todo para poder elegir y miro a Fusnio que no se ha movido un ápice.

 

-          ¡Siéntate!

 

Lo hace con esa gracia sobrenatural que llama la atención. No a mí. Ahora no. Abro varios envoltorios de chocolate y le doy un buen mordisco a algunos. El chocolate me llena el paladar y cierro los ojos de puro gozo. Un leve gemido rueda en mi garganta mientras acabo con dos de ellas. Los sabores son tan deliciosos que temo derretirme de deleite.

 

-          ¿Te sientes mejor?

 

Abro los ojos y lo fulmino con la mirada.

 

-          ¡Ni se te ocurra!

 

Bebo algo del café que he preparado sin saber que lo había hecho. Estoy tan enojada que no se siempre muy bien lo que hago, pero lo hago. Fusnio ni se inmuta. Queda impertérrito.

 

-          ¿Lo amas?

 

Deposito la tasa y se rompe el haza haciéndome un pequeño corte en el dedo. Fusnio se levanta, aparta la tasa sin salpicar nada. Me toma del brazo, me lleva en el cuarto de baños, me siente sobre un taburete que siempre tengo allí, saca el botequín del armario y busca todo para curarme la leve herida. Lo miro atónita, algo de la tensión ha bajado. Suspiro. Fusnio no dice nada, entregado en su tarea.

 

-          Sí. Pero ese no es el asunto. No quiero que hagas lo que has estado haciendo. Sé que el guion es que todos sepan que somos parejas, pero lo demás sobra.

-          ¿Lo demás?

 

Me mira con esos ojos fascinantes.

 

-          Provocar a Diego es inútil.

-          No sabe quién eres y cuanto lo necesitas.

-          ¡Eso no es asunto tuyo! Lo que yo haga o no con Diego no es de tu incumbencia.

-          Si interfiere en nuestra misión, entonces lo es.

-          ¿Cómo podría interferir? Diego es muy profesional.

-          El sí, pero los sentimientos y las emociones no lo son.

-          Pueden que no, pero Diego es muy controlado.

-          Los celos no lo son. Y Diego puede sucumbir a ellos si tiene los incentivos adecuados.

-          Y… ¿tu seria uno de ellos?

 

No contesta.

 

-          Veo tu punto de vista y estaría de acuerdo con él, pero… Es de Diego de cual estamos hablando. Lo he visto actuar, he trabajado con él y… le tengo plena confianza.

 

Fusnio enmarca mi cara con sus manos de dedos finos y firmes. Me mira a los ojos.

 

-          Entiendo más de lo que tú piensas… Los Menesteres son seres muy horrorosos y no podemos arriesgarnos a equivocarnos o a dejar que nada pueda darles ventajas. Diego en el estado de amor que tiene por ti puede ser ese riesgo.

-          Y, ¿eso te da la autoría para comportarte así de desafiante y provocador con él?

-          Sí. Más pronto se percata que no solo tenemos que actuar así por la misión, pero que también te quiero en mi existencia de la misma manera.

 

Cierra el botequín, vuelve a ponerlo en el armario y sale del cuarto de baños. ¿Cómo? Lo sigo apresuradamente en la cocina donde ha repuesto mi café con una nueva tasa y está sentado tomando un sorbo de la suya. Me siento en frente de él mirándolo fijamente. Siento algo por él también, pero es tan difuso y confuso. Sexual sin dudas, pero…

 

-          ¿Qué quieres decir?

-          Lo que has oído. Eres alguien que quiero en mi existencia como compañera.

-          ¿Así sin más?

-          No te obligaré, pero…

 

Me mira largamente y apasionadamente. Los vellos se me ponen de puntas. Sí. Se lo que quiere decir, pero… Diego…

 

-          Lo entenderá. Tomate el café, ya estará templado y te gusta bastante caliente.

 

Tomo la tasa.

 

 

 

 

16.

 

            Me sobresalto. Alguien está en el umbral de la puerta de mi habitación. Saco con sigilo una navajita curva de combate y de lanzar que siempre tengo debajo de mi almohada un poco cerca del cabezal y del colchón, por precaución. Le tengo bien en mano dispuesta para lanzarla cuando me enderecé.

 

-          Soy yo. Fusnio. Nos tenemos que ir.

 

Enciendo la luz de la mesita de noche con un chasquido de los dedos y una luz cegadora estalla. Fusnio pone una mano delante de los ojos. Un truco que siempre funciona de maravilla.

 

-          He… Buen truco.

-          ¿Adónde tenemos que ir?

-          Un vórtice se ha abierto en el cuadrante 9A.

-          ¿El barrio financiero?

-          Sí.

-          ¿Por qué? Si quieren tener acceso más rápido para hacer colaboradores hay otros barrios más fáciles.

-          Tienen otro objetivo.

-          ¿Cuál?

-          Se lo preguntaremos cuando hayamos atrapado a uno.

-          ¿Cuánto son?

-          Cuatro Menesteres Mayores. No es común. Normalmente suela ser subordinados con rango menor para despejar el espacio y permitir a los Menesteres Mayores de actuar con rapidez y eficacia.

-          ¿Otro modus operandi?

-          Eso parece.

-          ¿Algo especial para ir allí?

-          Ve como Esquinazo.

 

Mi fama me precede como Esquinazo. Soy muy eficiente con ese apodo, he tenido que demostrar que soy la mejor o poco me falta para serlo. Lo he logrado.

 

-          Y, ¡tanto! Eres una leyenda entre los Faes.

-          Dichoso honor.

-          No te mofes. Lo es. Eres nuestra igual.

 

Levanto las cejas, sorprendido por esto. Se necesita mucho para impresionar los Faes. Entre los Sub-Vivientes son los más potentes. Termino de cerrar la hebilla de mi cinturón de combate donde tengo puesto muchas armas diminutas y pequeñas armas letales en el foro. A lo largo de los años, he entendido que las armas pequeñas podrían ser más eficaces en cuanto se encuentra una demasiado cerca de un adversario y la eficacia seria entonces en usar rápidamente algo que pude aniquilar el contrincante o por lo menos pararle suficiente para salvarse del peligro y el combate, lucha o pelea.

 

-          Lista.

 

Fusnio entra y en un gesto veloz me atrapa, me levanta y me da un beso profundo, apasionado e intenso.

 

-          Para darte suerte en nuestra misión.

 

Luego sale velozmente de la habitación.

 

 

 

 

17.

 

            Hemos circundado el sector para triangular el mejor sitio donde arremeter. Me sobresalto.

 

-          ¿Diego?

-          Fusnio… Feli… Nada por este lado…

-          No te he visto…

-          Fusnio me ha pedido de ir por otro sitio… ¿Adonde?

 

Diego mira con semblante inelegible a Fusnio.

 

-          Están en el último edificio.

-          ¿El Centro de Financia?

-          Sí.

-          ¿Pero porque ahí y menos a estas horas de la tarde? Si, ya se, se lo preguntara cuando atrapemos uno…

 

Seguimos andando con más rapidez. Es momento de mandarlos de vuelta en su Orbita Maternal. Es así que llaman su Planeta. No decimos nada, pero estamos preparados a luchar y a ganar. Se poco de los dotes de combate de los Menesteres, pero se suficientemente de estos para lidiar con cualquier contrincante. Fusnio se para y lo hacemos también.

 

-          Solo dos detalles… La parte inferior al nivel de lo que sería el ombligo para un humano es un centro vital para ellos y también en la parte internas de los brazos. Tienen venas muy esenciales y si podéis dañar una seccionándola, se desangran con rapidez y es casi siempre muerte.

-          Bueno saberlo. Pero… supongo que lo sabias ya Diego.

-          Algo de esto sí.

-          Gracias por la información. Me será de gran utilidad.

 

Reanudamos con la marcha a paso más lento ya que llegamos en el sector. A medida que avanzamos siento una red energética construyéndose en el área y me sorprende la intensidad. No sería perceptible por la mayoría de los humanos, pero para las personas como nosotros es muy patente su existencia.

 

-          ¿Qué es esto?

-          Una red de contención y de seducción.

-          ¿Seducción?

-          Sí. Muchas personas se sentirán atraídas y serán presa en la cosecha de los Menesteres. Como la mayoría serán efectivos en la Política Económica del país eso explica lo que quieren hacer. Una armada de financieros a sus órdenes. Ahora es el momento. Mientras ajustan la red están sumidos en su hazaña y no podrán defenderse como podrían.

 

Veo el patrón y de ninguna manera van a salirse con la suya.

 

-          Vamos… tenemos que derrotar al enemigo.

 

Me lanzo en el camino y Fusnio y Diego me siguen preparando sus armas de combate. Una cadena con varios elementos de lucha para Fusnio y un mazo con una espada corta para Diego. Yo tengo mi espada curva y tomo un puñal de mano muy eficaz.

 

 

 

 

18.

 

            Llegamos en la explanada delante de los tres edificios donde están los organismos financieros los más importantes de la sociedad en este cuadrante del planeta. Los cuatros Menesteres Mayores están en los cuatro puntos cardinales y con sus manos juntos van tejiendo la red energética. Son impresionantes, más de dos metros, finos, pero potentes, la piel brillante de un cobre bruñido claro, unos ojos rasgados y de un color verde intenso y profundo, las manos con dedos finos y muy elegantes y las piernas potentes. Llevan unas especies de monos con bastantes bolsillos y un cinturón muy similar al que llevo. Tiene que ser letal. En unas breves miradas lo veo todo, pero no me desconcentro.   Miro a Fusnio, Diego me mira y con un gesto en común nos lanzamos hacia ellos. Tres de ellos, los que están al sur, al este y al oeste se vuelven, sacan armas de los cinturones y las peleas empiezan. Recuerdo lo que nos ha dicho Fusnio y hago los movimientos para poner en evidencia sus puntos débiles. Se defienden con disciplina, destreza y potencia. Diego hace una vuelta sobre su mismo y con su mazo le asesta unos golpes en las piernas, lo que los dobla por la mitad, intentando proteger la base de su apoyo físico, pero permitiendo que Diego vaya hacia uno de sus brazos y le dé un corte profundo y preciso. El Menester se cae, intenta impedir que fluya su sangre de un color rosado transparente, sin éxito y en poco segundo se desintegra y el suelo queda despejado. Fusnio consigue acorralar su contrincante y cuando este levanta sus brazos Fusnio hace dos cortes en sus brazos, el Sub-Viviente se cae y se desintegra al poco tiempo. Mi oponente es bastante difícil. Diego se aproxima, pero tiene que ser un Maestro en combates porque puede con nosotros dos. Lanzo una mirada significativa a Diego que lo entiende. Hemos combatido bastantes veces juntos para conocer nuestros gestos y movimientos. Doy una vuelta sobre mi misma, caigo sobre una rodilla, Diego lo empuja con sus gestos hacia mí y cuando lo tengo cerca le clavo mi cuchilla curva en el centro de su cuerpo donde debería tener un ombligo y que es uno de los sitios débiles de ellos. El Menester Mayor se desploma con una mirada parpadeante y a los pocos segundos se desintegra. Ese movimiento lo he llamado “Pedida de Muerte” y lo he ensayado mucho hasta que sea eficiente. Mejor si somos dos para hacerlo, pero puedo hacerlo sola. Cuando me levanto y me doy la vuelta Fusnio ha cortado la cabeza al cuarto Menester y la red se cae. Nos dejamos caer en el suelo impecable hecho de un material muy fuerte y adaptable a las estaciones climáticas. Miramos el lugar donde la red hubiera sido efectiva. Todavía es de noche, pero el alba no tardará en llegar.

 

-          Hemos llegado a tiempo.

-          Esta vez sí.

-          Los cuatros están muertos…

-          No exactamente. Estarán en el “Flagflofligfla”, un lugar donde van a regenerarse. Son inmortales, aunque se puede aniquilarlo lo suficiente para que no puedan actuar en un tiempo apreciable. Tomará unos pocos de naos terrestres, pero hay mucho más Menesteres Mayores y volverán a intentarlo.

-          Estaremos ahí.

-          ¿Sera suficiente?

-          Sí. Aunque arduo, pero lo conseguiremos.

 

Fusnio parece muy seguro de eso y no me sorprende. Es el especialista en este tema. Se aproxima a mí y me atrae hacia él. Me dejo llevar y descanso algo en su regazo. Diego nos mira y no puedo ver lo que siente. Se levanta y va hacia nosotros. Se sienta cerca y me pone la mano en la espalda. Frunzo los ceños. Es poco propio de él. Pero en este momento, siento que somos un trio y no sé lo que pensar, pero me gusta y creo que lo necesito.

 

 

 

 

 

19.

 

            No se cuánto tiempo hemos estado así. Cuando el primer rayo de sol apareció levemente por encima de los altos edificios, me endurezco. No hemos dicho nada, el silencio particular de esa área es sereno, sorprendentemente, quizás porque es una zona de labor y no de personas que viven aquí. Una zona que solo despierta cuando llegan los trajeados y los del mantenimiento que son legiones. Aquí habrá como unos quince bloques de unas veinte plantas por lo que puedo comprobar. Las ventanas rectangulares son como vistas sordas al aire y al vacío. Esa no vida y vivencia dan esa tranquilidad.

 

-          Nos tendremos que irnos.

 

Diego hace arabescas en mi espalda desde un cierto tiempo y eso me ha relajado aún más. Fusnio tiene los ojos cerrados sosteniéndome en su regazo, pero lo siento atento y vigilante de una manera profunda y peculiar. Diego se levanta con un gesto fluido y ágil. Me tiende la mano y me ayuda a ponerme de pie. Me abraza y sus labios rosan la piel de mi cuello y de mi mejilla hasta llegar a mi boca donde me besa con pasión brevemente. Siento Fusnio en mi espalda que me abraza y me besa el cuello y la mejilla, poniendo mi cara de lado para besar mis labios con ternura y dulzura. Cuando abro los ojos veo personas llegar. Son los limpiadores y demás personal.

 

-          Tenemos que irnos.

-          Sí.

 

Diego me toma la mano y me besa la palma con fervor.

 

-          Os veré pronto.

-          Eso espero. Te espero.

-          Yo también.

 

Miro a Fusnio.

 

-          ¿Lo dices en serio?

-          Me tomo las palabras muy en serio.

 

Asiento con la cabeza. Diego mira fijamente Fusnio y asiente también. Se dan un saludo de brazos. Diego me abraza fuerte y en unos minutos, nos vamos. Fusnio conmigo y Diego por su lado. Fusnio me toma por la cintura e incrementamos la velocidad en un borrón. Puedo sostener el ritmo, aunque sé que se reprime por mí. Los Faes son tremendamente veloces.

20.

            Llegamos a mi casa. La mañana empieza y se siente el alboroto de los currantes circular en el aire de la capital. Un bullicio que tiene aroma a nerviosismo, una energía desatada que se alimenta de su propia agitación, una sinergia aleatoria y sincronizada, una rutina desalentada. Miro de reojo a Fusnio. Si hemos acabado con los Menesteres Mayor, Fusnio ya no tiene que…

 

-          No me puedo ir todavía de tu casa. Tenemos que seguir como pareja…

-          ¿Tenemos?

-          El termino no se ajusta a lo que deseo.

-          ¿Y eso sería?

 

Fusnio se aproxima y me toma contra su cuerpo. Levanto la cabeza y me besa con ternura y apremio.

 

-          Seria ser tu pareja y tú la mía.

-          ¿No lo somos ya?

-          No como lo deseo.

 

Sus palabras cosquillean mis labios, dándome un calor enfebrecido en mi cuerpo.

 

-          Coincidimos. Pero… ¿Diego?

 

Me aparto levemente de su cara para mirarle los ojos.

 

-          Es tu pareja de sentimientos también.

-          Sí. Lo es.

-          No me disgusta, lo deseo si tú lo deseas.

-          Así es.

 

Me agazapo en sus brazos, siento sus labios en mi cabello alborotado.  Me levanta en sus brazos.

 

-          Tenemos que festejarlo.

 

Me abraza más fuerte y me lleva adentro de la casa con rapidez. En un minuto estamos en mi cama. Sus manos me dan vida por todo mi cuerpo, mi piel a medida que me recorren y sus labios son el aliento de una felicidad que recorremos los dos con pasión, dulzura, potencia y deseo. Mucho deseo. Cuando mi mente se nubla de dicha, caigo en el vacío del placer. ¡Black-Out!

 

 

 

 

 

 

21.

 

            Antes de abrir los ojos siento que algo no está como debido en el umbral de la puerta de mi habitación. Siento el cuerpo de Fusnio, su calor, su dulzura rodear el costado de mi cuerpo en toda su longitud y me preparo a saltar. Mi mano a cogido una cuchilla diminuta, pero muy afilada sin que lo haya pensado y en un segundo salgo de la cama, la mano preparada para encender la luz y el destello luminoso a tope y Fusnio hace lo mismo por el otro lado de la cama. Su velocidad es asombrosa y su cuerpo es un arma letal, incluso en cuero. Todo se hace al mismo tiempo y cuando llegamos al umbral nos topamos con una pared redondo de energía que nos lanza hacia atrás sin hacernos danos. Cuando el resplandor de mi luz de la mesita de noche para, veo a través del muro que es Diego, preparado contra nuestra defensa. Me dejo caer en la cama, tapándome con la sabana en un gesto reflejo de pudor, pero Fusnio se queda en su gloriosa desnudez que no puedo impedirme de admirar. Resoplo pesadamente mirando a Diego que hace desaparecer el muro de contención energético y se quita las gruesas gafas de sol.

 

-          Era eso necesario.

-          Tenéis buenos reflejos y una sintonización fascinante. Formáis un buen equipo.

-          Formamos una pareja.

-          Eso también.

 

Fusnio y Diego no se quitan la mirada de encima.

 

-          No sé ustedes, pero necesito dormir algo y las peleas de gallos lleno de testosterona me agobia y me irrita. Hacéis lo que queráis, pero yo me voy a acostar; me quedan varias horas por delante para descansar.

 

Me acuesto, me abrigo con la sabana y me dejo llevar por la inercia del cansancio. A los pocos minutos siento dos cuerpos varoniles cernirme con dulzura y decisión. Sonrió levemente y con disimulo.

 

-          Buena elección. Y ahora buen reposo.

 

En unos segundos se me nublan los sentidos. ¡Black-Out!

            Me desperezo y me siento tan relajada. Tanteo con las manos y estoy sola en la cama. No me sorprende. Demasiado pronto. Que hayan dormido conmigo ya es mucho. Lo que se con certeza es que quiero a Diego y quiero a Fusnio. Ahora como ellos lo van a gestionar… es mi problema y no lo es. Mientras pueda tenerlos los dos conmigo, da igual como lo hacemos. Me levanto de un salto. Hacía tiempo que no me sentía tan viva y tan feliz. Me queda una hora para llegar al Centro. Estarán allí. Conozco a Fusnio y sé que habrá hecho el informe. Creo que tiene que darlo también a Faerie. No pienso meterme en su deber y sus obligaciones como Fae. Sé que son muy exclusivos en ese ámbito y lo entiendo. Termino de vestirme, tomo un chute de café extra-fuerte y me relaja como siempre. Es algo inusual. Cuando entro en el edificio escucho el mismo alboroto de siempre y me alivia. La última vez que estuve aquí para la reunión extraordinaria me sentí abochornada del silencio ambiental. Me voy directamente al despacho de Nuestro Coordinador Segmentoral, Pedrushi. No oigo nada de ahí adentro, pero no me sorprende, la habitación esta insonorizada. Doy un golpe breve en el batiente de la puerta y entro. Veo a Diego y a Fusnio y a dos personas que no conozco. La tensión en el aire es bastante consecuente, pero ni Fusnio ni Diego delatan nada de lo que piensan o sienten. Son muy secretos y discretos. Los dos otros hombres son altos rayando a los dos metros y de complexión muy deportista. Sus semblantes están enojados y airosos. Pedrushi está sereno y consideran a los dos hombres con un ceño fruncido. Lo conozco lo bastante para saber que toda la situación le hace gracia a un nivel insospechado.

 

-          Lo que han hecho no cambia nada a la situación. Los Menesteres no se van a rendir tan fácilmente y que nos dejáis fuera del asunto es irrelevante. Exigimos de participar a la caza y de que se nos dé por lo menos las informaciones para actuar de inmediato.

-          ¿Exigís?

-          Sí.

-          Os recuerdo que el Centro no depende de su dominio y que somos independiente para actuar como requerido según las circunstancias y sin ninguna obligación hacia los demás organismos e instancias oficiales o extra-oficiales.

 

El hombre que habló antes, con los pelos rojizos abre la boca, pero su compañero de pelos negro azabache le hace una señal y se calla. Este último toma la palabra.

 

-          Evidentemente. Estamos al tanto y nuestras palabras han sido desafortunadas. Lo que queremos es poder ser útil en esta situación crítica y queremos que se nos requiere en los momentos como los de esta noche. Estamos convencidos que podemos ser muy útiles.

-          De eso no me cabe dudas. Estoy conscientes de vuestra valía y tendré en cuenta vuestra petición. Haremos lo necesario para respectarla y darle validez.

 

El hombre da un breve saludo con la cabeza. Hace lo mismo con nosotros y salen con paso marcial. Cierra la puerta y Pedrushi bufa con sorna.

 

-          No cambiaran nunca.

-          ¿Trempus?

-          Dos responsables. No quieren nunca entender las cosas.

 

Diego y Fusnio me lanzan una mirada velada, pero llena de atención apasionada. Pedrushi lo mira todo de su mullido sillón en esa postura relajada que engaña tan bien a todo el mundo.

 

-          Bien. He tenido el informe de tus dos compañeros. Espero el tuyo, verbalmente. Conozco tu amor al papeleo administrativo.

 

Nos da una mirada bajo sus parpados entrecerrados. Fusnio y Diego no reaccionan y yo sonrió levemente, lo que no pasa desapercibido a Pedrushi. El informe no me tomara mucho tiempo.

 

 

 

 

 

22.

 

            Pedrushi nos mira con ese aire displicente que toma a menudo con los colaboradores que aprecia mucho.

 

-          Vuestros informes concuerdan. ¿Qué sigue?

 

Nos miramos.

 

-          Los Menesteres Mayores van a estar más que dispuestos después de nuestra actuación de esta noche. Es preciso mandar efectivos suficientemente preparados para seguir su objetivo. Si bien puedo vislumbrar su propuesta, es de circundar los sectores de poder de las grandes ciudades que encabezan las demás ciudades de cada nación.

-          Es mi sentimiento. Bien. Voy a estructura la logística con mis cercanos colaboradores desde este mismo instante. Les dejo que hagáis lo que tenéis que hacer. ¿Supongo que tienes los cabos atados?

 

Pedrushi mira fijamente Fusnio.

 

-          Así es.

-          No os hago perder más tiempo. Podéis iros.

 

Hace unos gestos con las manos como si ahuyentara moscas. Salimos lentamente y Pedrushi al pasar delante de su buro, me guiña un ojo con sorna. Desde que entré en el Centro Pedrushi ha sido mi confidente, mi guía, mi Ángel de la Guarda, mi protector, mi consejero y a veces mi padre. Lo ha entendido todo y eso que hemos sido discretos, pero él lo ve todo, lo sabe todo y si no lo sabe tiene una particular manera de hacer que las personas vayan largando, incluso lo que no quieren revelar. Es todo un genio, a veces muy bueno y a veces, temido. Conozco solo su lado bueno y es una felicidad. Fusnio me mira y acaricia mi mano.

 

-          Lo mejor es que vayamos a tu casa…

-          Nuestra casa…

-           

Los miro a los dos con intención y sonríe levemente entendiendo lo que les estoy diciendo. Diego me sonríe y da un paso para adelante.

 

-          Vamos entonces. Tenemos un plan o varios a coordinar y creo que no va a ser fácil.

-          No. Pero tenemos una ventaja, conozco bastante bien sus maneras de actuar y sus costumbres. Por suerte, son tan arrogantes que nunca cambian de técnica o de estrategia, puesto que están seguros que son los mejores en ese ámbito y perfecto en todos los demás. Consideran los humanos como especies bajas y simplonas, fáciles de manejar y de aniquilar incluso.

-          ¿Por qué están tras nosotros entonces?

-          Porque la Humanidad tiene un potencial invaluable e incalculable. Piensan que si están bajo su custodia ese potencial irá como debido y claro esta… ellos son los únicos habilitados en esa tarea.

-          Bastardos engreídos.

-          Es una muy buena apreciación.

-          La es por lo que cuentas.

 

Me sonríe y en pocos minutos estamos en mi casa.

 

 

 

 

23.

 

            Fusnio ha extendido sobre la gran mesa del comedor-salón un mapa muy preciso sobre los cuadrantes fundamentales y estructurales de la ciudad. Estos están en 3D y permiten tener una mejor visión de cada edificio, de sus especificidades. Permiten también ver los lugares alrededor de ellos y donde pondrían poner una red energética y de contención, la mejor manera que tienen de atrapar un máximo de adeptos. Me levanto con el mapa memorizado. Necesito andar y circular para entender cómo se puede hacer para que estos lugares no puedan ser asediados por los Menesteres. Mientras triangulo el espacio entre el comedor-salón y la cocina americana voy desgranando teorías y conjeturas sobre nuestra posible intervención y prevención de los próximos pasos de estos malvados y horribles prepotentes. Me paro en mis andanzas y miro mis pies, viendo cómo se despliegan en mi mente todas las posibles conexiones entre nuestras intervenciones. Veo más claro lo que hay y lo que debemos hacer. Levanto la mirada y miro a mis compañeros para explicarles mi manera de considerar todo el asunto y los encuentro, una media sonrisa en sus bocas apetitosas y la mirada en mí como si fuera un manjar y la cosa más maravillosa que hayan visto. Frunzo el ceño.

 

-          No me habéis escuchados...

-          Si…

-          No parece. Estáis embobados y no estoy segura que me guste eso.

-          Podemos hacerte apreciarlo.

-          Ahora, seguro que no. Tenemos algo demasiado importante entre las manos.

Asienten con la cabeza, dóciles. Bufo con exasperación. 

 

-          Parecéis adolescentes y no lo sois. Con vuestra edad… bueno la de Diego, más o menos la se… pero tú, Fusnio…

 

¿Qué edad puede tener este último?

 

-          Tengo 1577 años.

 

Alzo las cejas.

 

-          No los parece.

-          Lo tengo de mi madre. Ella también no los parecía.

-          ¿Qué edad tenía?

-          Me tuvo a los 1893 años, una edad avanzada para tenerme, pero… Murió hace poco más de dos siglos. La echo de menos. Era un espíritu libre y joven.

-          Me imagino. Una madre… es una madre.

-          Sí.

 

Le pongo una mano en el hombro. Se lo que es perder una madre. Fue hace mucho, pero todavía me acuerdo de esa sensación de pérdida, no porque se había muerto, pero porque nunca más la vería, podría hablar con ella, contarle cosas, ponerme de los nervios según las circunstancias o simplemente abrazarla porque puedo y quiero. Una persona que es como una parte de mí, no porque he nacido de ella, pero por nuestra complicidad y nuestro amor y cariño. Alguien que me es incondicional, necesaria, fundamental, esencial. Cuando murió, fue como estar sobre un agujero negro. Estuve varias semanas en un espacio raro donde todo era fugaz e impreciso. Parecía que estaba levitando y haciendo las cosas como en nubes de algodón, hasta que un dolor desgarrador me devolvió la conciencia a la realidad y a mi entorno. Fue como un torbellino que me soplo desde adentro hasta afuera y me devolvió a mi cotidianidad. Fue duro y saltuario. Tuve un ataque de lágrimas y después pude pensar en mi madre con todo mi afecto, recordando recuerdos olvidados y momentos pasados juntas, algunas frases y reflexiones me llegaron a la mente y era como reanudar con ella sin que ella estuviera. A medida que pasó el tiempo, mi madre se volvió una presencia invisible, pero presente. Miro a Fusnio, lo beso levemente en los labios y me aparto, reanudando con lo que quería comentarles.

 

-          Proseguimos… entonces tenemos que…

 

 

 

 

24.

 

            Decidimos dirigirnos a un área de ocios. Es como un centro comercial, pero constituido de áreas de entretenimientos como deportes, cines, centros culturales, centros de juegos virtuales y hasta danzas antiguas como vals y demás bailes de salón. Hay también áreas de degustaciones culinarios sobre todas las recetas del mundo. Es realmente un cuadrante muy concurrido y cuenta un vaivén de gentes continuo ya que está abierto 20 horas al día. Estoy sorprendida que no decidieran de dirigirse a ese espacio. Quizás sea porque no existe desde mucho. Quizás porque muchas parejas están por allí y constituye un lugar poco asequible para ello. Sea como sea, es preciso ahora estar pendiente de él y de protegerlo todo lo que se pueda. Hemos decidido de la mejor manera de actuar para que quede casi ningún resquicio por donde se puedan colar. Fusnio sabe realmente muchos sobre sus modus operandi. Pero como dice nada es completamente impenetrable. Y, sobre todo, pueden siempre buscar nuevas estrategias y nuevas maneras de llegar y hacerse con nosotros. 

            El lugar es muy concurrido como se espera. La multitud es muy variopinta. Desde jóvenes adolescentes hasta personas de una cierta edad. Va desde los que van vestidos de sus mejores galas, se les ve muy festivos a los que van sin ningún tipo de vestidura particular, como andar por su casa. Luego van las parejas desde acaramelados hasta los que llevan mucho tiempo juntos y tiene esa complicidad que no necesitan palabras ni gestos particulares, no que estos últimos no sean adecuados o importantes. Están los que van de caza para buscar alguien para pasar el rato y más si afinidades o una pareja más convencional. Luego todos los tipos de personas que van allí por una u otra razón o por ninguna. La curiosidad o el aburrimiento dan la pauta para los demás. Las actividades propuestas son tan variadas que todos pueden encontrar algo que les guste. Los que no vienen aquí son los que son cacereños o poco más. Hemos decididos circular varias veces alrededor y adentro del recinto para ver si algo sale de lo normal. Fusnio es el mejor en esto de detectar lo inusual y sobre todo al nivel mágico. Diego y yo tenemos sensibilidad y experiencia en este sector, pero no nos hemos criado con la magia. Los Faes son hecho de esta energía y van acumulando las demás en su propio planeta y en cada una donde van. Su longevidad les permite mucho más que a nosotros los humanos. He decidido tomar el sector sur e ir hasta el sector oeste, luego entrar y recorrer esa parte del edificio.  Fusnio y Diego van hacer lo mismo en los otras partes. Hasta ahora no veo nada relevante. Solo el ruido y la cacofonía es patente hasta la hora. Y las risas. Muchas risas. Esa alegría que invade todo como una humareda y que nos hace felices sin razón, solo por estar aquí fuera de tu cotidiano, incluso si este es lo que deseas tener. Cuando he hecho cinco vueltas por el mismo sitio, salgo y me quedo en el punto de reencuentro. Espero allí oteando discretamente el entorno. Las gentes salen y entran en diversos estados de ánimos y tengo una leve sonrisa, conmovida por el aire que se respira aquí. No creo que sea un área que sea fructífera para ellos, pero… no conocemos con certeza el objetivo directo. Quizás buscan algo más de lo que ya han tenido. No lo sé. Diego y Fusnio llegan de puntos distintos. Se ponen a mi lado y miran todo con atención desinteresada, pero extremadamente atenta.

 

-          Nada.

-          Igual.

-          Igual.

-          Podemos irnos. Por hoy no van a venir. Las gentes empiezan a irse de aquí. No sería útil para ellos poner la red.

-          Pero la pusieron cuando no había nadie.

-          No pueden usar el mismo sistema. No después de tan poco tiempo. La red que usaron es difícil de crear y llevan bastante tiempo en recrearlas. Tendrán que usar otras redes de manera distinta. Y el hecho de que otros Menesteres tengan que hacer esa tarea pide también un cierto tiempo.

-          Vuestro tiempo no es el mismo que aquí.

-          Sí, pero deben ajustarse a este tiempo lo que hace que para ellos es mucho tiempo, más que si lo hiciesen en su planeta o cuadrante.

-          Vale. Vámonos a casa. Mañana haremos un punto de estudio sobre el acto y veremos cómo seguimos.

 

Asienten con la cabeza y nos vamos.

 

 

 

 

 

25.

 

            Llegando a mi casa, suena mi móvil. Lo cojo y atiendo la llamada.

 

-          Felicia… te espero aquí ahora.

-          ¿Sola?

-          No. Ya no lo estas que yo sepa…

-          No.

-          Entonces, aquí ahora.

 

Cierro el teléfono.

 

-          Tenemos que ir con Pedrushi.

-          ¿Por qué?

-          No lo sé. Lo sabremos cuando estemos allí.

 

Diego sonríe y Fusnio me saluda con la cabeza. Llegamos al Centro. Pedrushi está en la entrada de su sector que es la base del Centro, inhabitual para él. Es muy de su despacho. Algo me dice que es relacionado conmigo y no me va a gustar. 

 

-          Feli…

-          ¿Sí?

-          Kravinstiunus está aquí.

 

Cierro los ojos y suspiro profundamente.

 

-          ¿Quién es Kravinstiunus?

 

Miro a Fusnio. Diego sabe en parte quien es. No todo. No he querido que sea así.

 

-          Es un antiguo socio.

-          ¿Y qué más?

-          Fue mi pareja un tiempo en ese momento.

-          No fue pareja.

-          Bueno un poco.

 

Diego me mira detenidamente. Pedrushi.

 

-          Feli…

 

Suspiro.

 

-          Digamos que fue más una relación sexual que otra cosa…

-          Feli…

-          Digamos que no me correspondió.

-          Feli…

 

Cierro los ojos.

 

-          Para mí fue más que eso, pero me manipulo al nivel de las emociones y de mis sentimientos.

-          ¿En qué forma?

 

Miro a Fusnio que tiene un aura sombría que lo rodea en un halo que parece ampliarse.

 

-          Es de esencia incubo. No puede ir contra esta.

-          Pero si puede elegir no dañar a las emociones y a los sentimientos de la mujer con la cual se relaciona.

-          Por lo visto no lo hace o no lo ha hecho conmigo.

 

Aprieto las mandíbulas. Cojo la mano de Fusnio y la llevo a mi pecho.

 

-          No. Eso paso. Puedo defenderme.

-          Desde luego, puedes y muy bien. Pero no puedes protegerte siempre. Estoy aquí para eso.

-          Yo también.

 

Diego me coge la otra mano y la lleva hasta su pecho. Miro a estos dos seres y sé que ya son mis parejas de vida. Pedrushi me sonríe y le devuelvo la sonrisa.

 

-          Entremos.

 

Recupero mis manos. Vamos.

 

 

 

 

 

 

 

26.

 

            Kravinstiunus me mira entra y yo hago igual. Es como lo recordaba, bellísimo, pero ahora veo lo que no vi en aquel entonces, es una belleza como la de una estatua. Sublime, pero solo en la plástica. Cuando veo a Fusnio veo que es más que guapo, es perfecto con un alma, un espíritu donde en Kravinstiunus solo esta su lado sexy y seductor. Diego es natural e intenso con algo de muy atractivo. Se ahora que son mis amores y que Kravinstiunus nunca hubiera podido serlo. Carece de ese esplendor de los que saben amar y hacerse amor.

 

-          Felicia, estas divina como siempre.

-          No puedo decir lo mismo de ti, Kravi.

-          ¡Eres malísima! Pero siempre fue algo encantador en ti.

 

Lo miro. Desde luego no siento nada hacia él. Es parte de mi pasado. Solo eso, un elemento de ayer. Me toma la mano y me la besa, deteniéndose un poco más que debido. Veo de reojo Fusnio dispuesto a intervenir. Diego lo mira detenidamente, preparado a hacer algo estúpido e innecesario. Kravinstiunus no lo puede remediar ya sea por su esencia incubo que por su deseo de seducir.

 

-          Si os parece pido que traigan té y dulces y hacemos todos un “the time”…  Kravi me devuelve mi mano y seguimos Pedrushi a una mesa grande con bastantes pantallas y demás artilugios y también mapas de papel al estilo antiguo.

 

-          Bien, ahora que estamos más centrados y que hemos terminamos con las civilidades, quiero que me deis todas las informaciones que tenéis. Después hablaremos de una información capital.

 

La hora que sigue hacemos exactamente eso. También comparamos las demás informaciones recibidas de los otros Trempus. Parece ser que todo ha estado tranquilo, salvo un área que no hubiera considerada como interesante. Es un centro cultural al estilo antiguo, con una población de personas teniendo entre 65 años y 80 años. Hacen juegos de mesa y se toman copas sin alcohol o bebidas calientes con algunos que otros pastelitos. Se lo pasan bien y se conocen entre ellos. Pedrushi da por terminado esa parte de los informes.

 

-          Aquí viene la información que os decía. En esa área, hemos podido capturar un Menester…

 

Fusnio mira detenidamente Pedrushi con una intensidad poco común.

 

-          ¿Dónde está?

-          Está detenido en una sala neutral donde no puede usar nada de sus artimañas.

-          Quiero encargarme de su interrogatorio. Sé cómo neutralizarlo.

-          Así lo entendía. Sin embargo, quiero que Felicia y Diego le asistan.

-          ¿Por qué?

-          Pueden ser muy creativos y pueden distraer, lo que le permitirá más latitudes para sonsacarle todo lo que deseamos saber.

-          Lo entiendo. Avalo ese plan. Debemos hacer lo necesario ahora. Primero quiero asegurarme que no podrán dañar a mis parejas.

-          Haced lo que debéis. Por lo demás, cada cual sabéis lo que tenéis que hacer. Cuando terminéis el interrogatorio, os quiero ver antes de irse donde tengáis que ir.

 

Kravi nos mira y sonríe. Su sonrisa equivoca me dice que no ha entendido nada de nuestra relación, lo que me confirma que no era nadie y no es nadie para mí.

 

 

 

 

 

27.

 

            Estamos en una salita que se usa para un montón de cosas, quedarse un ratito a solas, interrogando a un supuesto culpable o testigo, almacenar armas etc. Me he refugiado algunos momentos aquí para pensar o quitarme de encima alguna que otra vivencia dolorosa. No cuento las veces que Pedrushi me encontró aquí y, en la oscuridad en la cual quería quedarme en ese entonces, se quedaba conmigo hasta que hablara de lo que quería o de lo que me pasaba o simplemente presente ese rato hasta que me recuperase bastante para volver en lo que estaba haciendo. Ha sido un padre de sustitución, un confidente, un apoyo incondicional en cada momento. Ha sido tierno, cariñoso, cañero, severo, duro y siempre piadoso. Nunca demuestra demasiado sus sentimientos, pero siento tanto de él hacia mí. Unas emociones que translucen cada dos por tres. Me basta. Fusnio nos pone delante de él. Hay algo de penumbra. Fusnio nos mira.

 

-          El local donde está el Menester es un vacío tridimensional sin ninguna energía. Los Faes comprendido ellos pueden sobre vivir allí, pero las otras especies no. Voy a inyectar una burbuja que os permitirá estar en ese sitio con total seguridad. Si sentís que os falta aire o algún malestar, salid directamente del lugar. Uno de mis colaboradores estará aquí en unos minutos y podrá hacer lo necesario si se presenta ese caso. ¿Lo habéis entendido?

 

Asentimos con la cabeza.

 

-          Os voy a besar, no os mováis en ningún momento. Tengo que instilar el elemento protector. Pueda que os duela un poco u os parezca muy desagradable, pero soportarlo. Os compensaré…

 

Lo miramos y vemos esa chispa en esos ojos relucientes y embaucador. Le damos nuestra mejor sonrisa seductora Se aproxima a mí y me coge la cara con suavidad, me incita a abrir la boca e introduce su lengua. Me sujetar con firmeza y suavidad.  Luego siento un pinchazo muy agudo y es como si entrara en mi cuerpo una estructura virtual, pero que siento muy físicamente. Hago un movimiento para escapar, pero me sujeta con más fuerza sin dañarme, dándome algo de paz y de alivio. Me quedo inmóvil y aguanto. Poco a poco relajándome se vuelve menos molesto y doloroso. Cuando desprendes su boca de la mía, me siento más llena y más ligera. Algo extraño. Me acaricia los labios y la cara con infinita dulzura y sonriéndome con ese amor tan entero. Se vuelva hacia Diego y hace los mismos gestos. Diego se queda con los ojos abiertos, no lo hice y sé que se prepara para soportar lo peor. Le cojo la mano y enlazo mis dedos a los suyos. Me la aprieta, su mejor manera de hacerme sentir que le estoy apoyando. Dura unos minutos y Diego ni se ha movido ni parpadeando. Es tan enigmático. Nos miramos lo tres.

 

-          ¿Estáis bien?

 

Fusnio nos mira con una agudeza, un conocimiento y una empatía llenos de cariño.

 

-          Estamos bien. Bueno yo desde luego.

-          Igual para mí. Sorprendente.

-          Lo es. ¿Estáis listos?

-          Siempre.

-          Igual.

-          Vamos entonces. Pienso que es importante que sea yo el principal interrogador. Estaréis ahí de apoyo e intentara apiadarlos. Son muy hábiles, pero el dispositivo que os es inyectado en cada cual os permitirá ver a través sus artimañas y otras manipulaciones. Los veréis como es y también los movimientos que se propone hacer.

-          Entendemos.

-          Perfecto.

 

Nos mira a los dos con intensidad.

 

-          Os amo. No os pongáis en peligro.

 

Me rio ligeramente. El peligro es nuestra existencia.

 

 

 

 

 

28.

 

             Abre la puerta y la oscuridad es tan grande que parece que no hay nada allí. Fusnio nos toca el brazo y mis ojos se aclaran de repente. Veo alguien de pie, impertérrito y erguido. Sus ojos están entornados y el esfuerzo que hace para no derrumbarse lo está agotando de más en más. Fusnio nos mira. Entramos. Nos ponemos Diego a un lado de la pared, yo en el otro. Fusnio se pone delante del Menester y lo mira detenidamente. El detenido hace igual. Nada de energía surge de él. Es solo una voluntad inquebrantable y un adestramiento que le permiten aguantar ese vacío. La vida necesita energías sea cual sea la especie y la naturaleza o esencia. Fusnio le pone una mano en el hombro y algo de su postura se relaja.

 

-          ¿Quiero que me digas vuestro propósito?

 

El Menester se irgue otra vez. Habla en un idioma que no entiendo, pero Fusnio sí.

 

-          Habla en el idioma terrestre de los presentes.

-          No diré nada. Nuestra misión es sagrada.

-          No lo es. Lo sabes. Son desterraderos, eliminadores y esclavistas.

-          Los Faes habéis siempre sido blanduchos. No entendéis lo sagrado de nuestra misión.

-          Mejor blanducho que ser destructor y prepotente.

 

El Sub-Viviente ni se inmuta. Se endereza un poco más con una actitud altanera. Se cree superior y poco podremos hacer para que dé su brazo a torcer.

 

-          No saldrás de aquí vivo…

-          No me importa. Otros vendrán y acabarán la Misión. Somos muchos y no pararemos hasta conseguir lo que queremos.

 

Fusnio lo mira y pone su mano en su frente en un gesto tan rápido que casi no lo veo hacer. El Menester da un respingo cuando un potente flujo de energía bruta lo envuelve, penetrante cada célula de su ser y en pocos minutos, con la boca muy abierta circundando un grito escalofriante y mudo, los rasgos desencajados desaparece en un arco luminoso y letal. La habitación recobra su espacio natural y allí no queda nada del culpable. Parpadeo por la luz normal que hace reaparecer todo lo que contiene esa habitación que es de lo más básico que puede tener un despacho sin dueño o dueña.

 

-          No tenemos nada de informaciones.

-          Todo lo contrario. Nadie sabe que está desaparecido, así que tenemos un plazo de tiempo para idear una estrategia.

-          No te entiendo…

-          Este espacio anula su firma energética sin borrar el hecho que sigue existente. Lo que nos da 6 meses para idear una estrategia y un plan. Para ellos es algo como una semana. Este cuadrante del universo es bastante incompatible con el suyo, lo que les da la obligación de adaptarse en muchos aspectos. Eso supone un tiempo para ellos para poder venirse por aquí y hacer lo que tengan que hacer en el espacio. Toma mucha energía y también un cuidado particular para que todo se agencie como debido. Es muy sutil, por eso son tan difíciles de terminar con ellos.

 

Diego y yo lo miramos entendiendo lo que nos dice ya que tenemos otros datos que se adjuntan a estos.

 

-          Dejemos este lugar. Tengo que anihilar el sistema que he inducido en ustedes luego iremos hacer un punto de logística con Pedrushi.

 

Salimos y en unos minutos hace los mismos movimientos, pero menos dolorosos y nos sentimos liberados. Fusnio nos mira y nos fundimos en un abrazo tórrido y frustrante.

 

-          Vamos.

 

 

 

29.

 

            Estamos sentados en un sofá dos plazas. Diego en un lado de mi costado y Fusnio en el otro lado. Un poco apretujada, pero no es desagradable. Es un lugar en una parte de su despacho que reserva a invitados o colaboradores que aprecia. Pedrushi nos mira con rostro inelegible, pero lo conozco muy bien. Le gusta vernos así. Verme así. Pedrushi siempre ha apostado por mi felicidad. No depende de él, claro está, pero ha estado siempre muy pendiente que este bien y eso es la base de la felicidad.

 

-          ¿Estáis cómodos?

-          Bastante. Gracias.

 

Diego ha contestado con ese tono neutral que no delata nada. Pero lo conozco. Es sorna.

 

-          Bueno, pues entonces empecemos.

 

Durante diez minutos Fusnio explica lo que ha pasado, las conclusiones y algunas que otras propuestas que ha pensado. Escucho atentamente.

 

-          ¿Podríamos entonces poner protecciones a todos los lugares donde podrían ejercer una contienda y así desestabilizar la sociedad? ¿Esa es la idea?

-          En sustancia.

-          De acuerdo. ¿Pero con que protegemos y cuáles son esos lugares? No sabemos dónde van a atacar. Las áreas son inmensas y no estamos seguros que estarán en esta parte del planeta.

-          Sabemos dónde van a atacar.

-          ¿Cómo?

-          Ha hablado de la Misión.

-          Sí. ¿Y?

-          Hay una leyenda Fae que habla de la “Misión”. Dice que, en un futuro, cuando llegaran a un punto de crecimiento mental imponente irán a por las demás especies y por los sentimientos de estas. Absorberán esa energía de sinergia sentimental para terminar su crecimiento y hacerse con una sociedad fuerte, completa y perfecta.

-          ¿Quieren hacerse con el Universo entero?

-          No es lo que desean. Quieren la plenitud de un ser viviente y eso pasa por absorber todas las energías de emociones y de sentimientos que se complementan. En la Tierra el sentimiento el más potente es cuando dos seres o más se aman.

 

Frunzo los ceños. Miro detenidamente Fusnio.

 

-          No entiendo. ¿No estamos protegidos los que se aman? Es lo que hemos estado haciendo los tres para mejor investigar y estar protegidos.

-          Sí, es correcto. Pero solo hasta que extiendan las redes de contención y puedan nutrirse de la energía amorosa o de amor. Todos los tipos de amores y de amistades van a valer.

-          Entonces más vale que pongamos una vacuna a toda la humanidad ya que todos amamos por amor o amistad.

-          Sería el caso, pero por lo visto van más allá, puesto que el sector financiarlo ha sido considerado para instalar una red. Supongo que han ampliado la Misión a otro sector importante en vuestro mundo. 

-          Es una leyenda.

-          Son Menesteres y están inducidos en ese proyecto desde que nacen.

-          Lo entiendo.

-          ¡Bien! Les sugiero de pensar a la mejor manera de proteger y a las áreas que serían las más expuestas. Esperaré vuestras sugestiones dentro de 3 días. Hasta ese momento, quiero que estéis relajados para cuando pongamos en marcha el plan de protección global.

 

 

 

30.

            Tres días han pasado y no hemos nada más que… cosas que no se puede contar. Pero ha sido tan placentero, maravilloso, excitante y revelador. Fusnio es una persona tan intensa y sutil, no pensaba que los Faes fueran así. De hecho… no sabía nada de la vida privada, sentimental y sexual de ellos. Nunca me pregunte si los humanos con esencia Sub-Viviente como yo sería compatible con ellos. Nunca me gustaron los Faes. Son seres que pensaba prepotentes, superiores e insensibles.  Pero estos tres días, he comprobado muchas veces que es un amante fabuloso, atento, sensible. Y nada prepotentes. Hemos hablado de nuestras emociones, de nuestros anhelos, de nuestros sentimientos encontrados. De hecho, tenemos muchas cosas en común. Me ha contado muchas cosas sobre los Faes y mi visión ha cambiado mucho. Pero el mismo me ha comentado que muchos eran como los he descrito. Diego ha sido prudente, discreto, pero acabo por unirse a nosotros. Lo conozco muy bien. Hemos sido pareja muchos años, aunque de manera intermitente. Cuando no estaba lejos por alguna que otra misión, estaba aquí en secreto. Y lo mismo me pasaba. Como cual nos hemos visto lo suficiente para ser amante, pero no lo suficiente para ser una pareja estable y con posibilidad a crear un hogar. Luego hemos tenido una relación conjunta y fue. Diego es un amante increíble, muy potente, algo dominante, pero atento y sabe cómo hacernos gozar a los dos y ahora a los tres. Ahora acabamos de cenar y estamos relajados en mi azotea. Estoy acurrucada contra Fusnio y Diego esta como le gusta, en cuclillas en el suelo, contra las piernas de Fusnio.

 

-          Los humanos no habéis todavía explorado el universo.

-          No. Está en la agenda. Pero creo que nos faltan algo de materiales eficientes para lograrlo.

 

Diego mira a Fusnio con esa sonrisa daleada que tiene cuando es algo sarcástico.

 

-          Lo lograreis, no quepan dudas. Nosotros lo hemos logrado. El universo es tan extenso… Pero a la vez es muy pequeño.

-          Hombre, pequeño, pequeño.

-          Sí. En el sentido que no hemos ido muy lejos de nuestro entorno.

-          ¿Por qué?

-          Porque por mucho que nos atrae el misterio, el no man’s land, el Terra Incognita, la aventura, no podemos estar fuera de nuestro hogar sea cual sea el sitio donde se encuentra.

 

Lo pienso y me parece que tiene sentido. Los barcos siempre vuelven al puerto por mucho que se aleja en el vasto océano. Necesitamos firmeza como tierra firme.

 

-          Creo que veo el punto. Pero siempre hay personas que son excepciones y que van a por todas sin importar volver a un lugar firme o fijo. Son eternos viajantes y su hogar esta donde esta uno. Un poco al estilo tortuga. O, por lo menos así lo velos, pero seguramente la tortuga no considera que lleva su casa encima de él.

 

Diego me coge la mano y acaricia los dedos con dulzura. Miro la grande bóveda estelar con fascinación y una serenidad surge en mi ser como si fuera una extensión encarnada de ella.

 

-          Ves ese cumulo de estrellas allí… en realidad son cometas. Desde Faerie las vemos también, pero solo por telescopio. Cuando las miro desde aquí, a ojo, me recuerda Faerie y tengo la sensación que es como un puente entre nuestros dos mundos y tierras. Un lazo virtual.

 

Le doy un beso en su mano con esos dedos finos, estilizados, potentes y largos. Una mano de artista y lo es.

 

-          Entiendo lo que dices. Me pasa igual cuando estoy en un lugar desconocido y de pronto veo algo parecido que me recuerda a mi casa o algo de mi entorno familiar. Es tan…

-          ¿Placentero?

-          Sí, creo que es la palabra.

-          Conozco algo que puede resultarte placentero igualmente.

 

Miro Diego y su mirada tan reluciente. Me sonrojo un poco.

 

-          No me digas. ¿Debería confiar en tu palabra?

 

Diego da una mirada intensa a Fusnio y en pocos segundos me veo acostada en la hamaca y el recorrido del placer empieza para nosotros. Otra vez.

 

 

 

31.

            Estamos recorriendo un montón de calles, avenidas y demás lugares transitables. Eso parece un paseo, pero no lo es de hecho. Tenemos que ser vigilantes si no queremos tener lo que no queremos tener. Fusnio y Diego están un poco descentrados de mí, un poco como si flanqueaban mis costados.

 

-          No estaréis haciendo de guardas espaldas conmigo.

 

Diego me lanza una mirada neutral y Fusnio tiene esa sonrisa que me deslumbra. Me siento atraída hacia él como una palomita con la luz. Me quedo parada. No podemos hacer muestras de cariño en público, tenemos que merodear y considerar todo lo que parece fuera de lugar. Pero nuestro vinculo es visible para los Sub-Vivientes et los humanos lo sienten. Buscamos algo de específico, esas redes invisibles que ponen los Menesteres para circundar un sitio que quieren abducir con sus planes. Se muestra a mis ojos como si el aire temblara y tildara. Por el momento solo es el aire bien poluado de la ciudad y también el aire que sopla con la leve ventisca. Seguimos avanzado con un paso tranquilo y ver la ciudad con este ritmo sereno me gusta. Siento la misma conexión con ella que la que sentí la primera vez que llegue aquí. Mis padres habían decidido de volver a su pueblo natal, un lugar pequeño, algo arcaico y lleno de un encanto peculiar. Nada la diferencia de los otros pueblos alrededor, pero todo lo diferencia. Cuando se está allí, uno siente que es su hogar. Es difícil de explicarlo, lo entiendo, pero no es lo mio. Cuando me fui de allí y luego mis padres vinieron en esta capital para estar más cerca de mí, no lo lamente, al contrario supe que había encontrado mi hogar, un ancla en el medio de todos los espacios. Desde ese momento nunca cambie de sentimientos y de emociones hacia aquí. Las nubes se deslizan por el cielo y cubren parcialmente las callejuelas delante las cuales pasamos. Me detengo delante para saber si todo está conforme. Las callejuelas y los callejones son lugares de escondite y de organización fraudulenta para muchos Sub-Vivientes. Fusnio y Diego se paran detrás de mí. Miro con mi mirada humana y con mi mirada de hibrida. No sé con exactitud de que especie soy conectada. Humana y… Fusnio podría saberlo, pero todavía no me ha dicho nada de concreto. Prefiere estar seguro. Dirijo mi mirada hacia las sombras y… miro en otro lado. Escucho una pequeña risas. Diego. Un trio de Sub-Vivientes está liado en un abrazo sexual muy explícito. No hay nadie más, salvo alguien que está colgado a la pared y parece participar a esta unión.

 

-          Un Golmishkafu…

-          ¿Un qué?

-          Es un ser de lujuria que se nutre de la unión de varios amantes. Da un añadido a esa unión y es muy fiel si los amantes se aman de verdad.

-          ¿Un incubo?

-          No exactamente. Su grado de lujuria está ligado a su alma y no a su ser. Lo que hace un ser muy preciado y apreciado. Muchos buscan un ser como el para vivir una historia verdadera.

-          ¿Verdadera?

-          Sí. Muchos Faeroly necesitan una historia verdadera para seguir viviendo bien.

-          Los humanos también, en regla general necesita eso.

-          Los Faeroly tienen una esperanza de vida muy superior a la de los humanos, lo que da otro matiz a la palabra “verdadero”.

-          Supongo. Vamos.

 

Seguimos andando con esa indolencia que me gusta mucho. Andamos todavía una hora por otros lares, pero nada sale de lo ordinario. Fusnio se aproxima a mí.

 

-          No vamos a seguir. El otro equipo coge el releve. Volvamos. Quiero enseñaros algo que es importante para mí.

-          ¿Qué es?

-          Paciencia.

-          Ya…

 

 

 

32.

            Estamos en mi terraza y miramos lo que está encima de la mesita que pasa más tiempo allí que yo. Me vuelvo hacia Fusnio que está radiante.

 

-          Es una piedra.

-          No solamente.

-          ¿No solamente?

-          Es una Fuslumisfusma.

 

Diego y yo nos miramos algo perplejos. Fusnio hace un paso adelante y pone su palma encima de la piedra haciéndola moverse en unas arabescas sinuosas y bellas. La piedra se enciende y parece vibrar. Se eleva y hace unos cuantos movimientos que dibujan una figura etérea. Diego y yo damos un paso hacia atrás mientras las luces cambian en unas luminosidades de arco iris. Solo que ondulan y suenan.

Fusnio sigue con la mirada sobre la piedra con un aire extasiado que me llama la atención. No sé muy bien que pensar de este artilugio ni lo que puede hacer. Es algo Faeroly y eso ya me da una indicación sobre lo importante que puede ser para Fusnio. Diego sigue dudoso y eso se traduce por un rostro elegible y una inmovilidad pétrea. Fusnio me mira y sus ojos me dan una confianza extraña. Me tiende su elegante mano y la tomo.

 

-          Esta piedra es un fragmento de mi aliento vital.

-          ¿Aliento vital?

-          Los Faeroly poseemos desde el nacimiento un fragmento de nuestra tierra donde ponemos un fragmento de nuestra alma, dirían ustedes los humanos, y es primordial porque eso nos permite estar en cualquier lado sin problema. Esta piedra nos da un equilibrio entre nuestro vida, nuestro cuerpo físico y mental. Permite a nuestro tiempo de existencia de estar siempre fuerte y potente. Cuando tenemos un percance físico o una reducción existencial que nos ponen en peligro, la piedra no insufla suficiente aliento para recuperarnos y seguir adelante.

 

Miro la piedra que palpita luminosamente delante de nosotros y siento un respeto mayor hacia Fusnio y su confianza.

 

-          Esta piedra es esencial para mí y quiero que la conozcáis y que sabéis de ella. Normalmente está íntimamente ligada a mí y hace su trabajo este donde este. Pero quiero que se ligua a ustedes también porque sois mis almas gemelas y los amores de mi existencia.

 

La cara de Diego se descoloca y veo que no se lo esperaba, menos todavía que yo. Diego ha tenido un pasado muy tumultuoso dolorosa al nivel emocional y sentimental. No sé todo, pero sus heridas han sido parte de nuestra dificultad a estar juntos. La felicidad es un concepto que no cree e incluso lo considera como una ilusión. Es tan pragmático… y tan cobarde cuando tiene que involucrarse en esos niveles. En un borrón, Diego se lanza adelante y abraza efusivamente a Fusnio que se rie con tanta alegría que me rio también. Fusnio alarga el brazo y me incorpora al abrazo. Siento contra mi costado Diego que respira difícilmente. Está más que emocionado. Nunca lo he visto así. Lo abrazo con fuerza. La piedra sigue pulsando como un corazón. Tan fuerte, tan apacible. Nos deprendemos y Diego recobra su postura habitual. Fusnio nos presenta sus palmas y ponemos cada cual la nuestra. Se aproxima a la piedra que sigue igual de vibrante y luminosa. Lleva nuestras manos enlazadas encima de la piedra. Dice algunas palabras en su idioma que sigo sin entender. La piedra reacciona lanzando unos filamentos luminosos hacia estas y las envuelva. Siento un hormigueo cálido mientras la piedra hace lo que tiene que hacer. Fusnio quita nuestras manos y la piedra se apaga.

 

-          Ya está. Os conoce ahora y os protegerá.

 

Me lanzo en los brazos de Fusnio que me encierra con fuerza y ternura.

 

-          Gracias… gracias… Fusnio, eres increíble y yo también te amo. 

 

 

 

33.

            Llevamos tres días dando vueltas en los recintos asignados. Nos separamos a veces para no pasar más tiempo que le previsto, pero luego nos reunimos. Es agobiante, pero impossible de no hacerlo. Los Menesteres están al asecho y saben muy bien cómo llegar a su meta. Tenemos que tener cuidado con las personas aisladas y sobre todo los que están sin hogares, las personas que viven literalmente en la calle. Pueden ser realmente carne de Menesteres y eso no es admisible. Por el momento no hay nada que delata la presencia de estos maleantes. Según Fusnio, necesitan recomponerse del chasco que han sufrido. Pero también han aprendido a adaptarse más rápidamente. Es como si absorbieran los errores y encontraran nuevos caminos para llegar a sus objetivos. El único beneficio que tienen los humanos es que son impredecibles en gran mayoría. Juntos o separados cada ser humano tiende a actuar siguiendo patrones y rutas pre-establecidas, pero llega un momento donde se van por las ramas y el resultado no siempre es conforme a lo que se pensaba que seria. Es imparable. Pero los Menesteres podrían pasar de estos o mejor usarlo para su beneficio y ese as en la manga de la Humanidad podría volverse en su contra.

 

-          Nada.

-          Festejamos entonces.

 

Miro Fusnio.

 

-          ¿Cómo?

-          Sí. Festejemos por eso.

-          ¿Que no están aquí?

-          Eso mismo.

 

Me toma la mano y me la besa con ese aire encantador que me hace sucumbir mucho más de lo que quisiera.

 

-          Y, ¿Diego?

 

Miro alrededor para escapar al encanto que me está abrumando, pero no lo logro. Lo siento hasta mi alma, pero no es el momento.

 

-          Está recorriendo el otro tramo y tendría que terminar este en un cuarto de hora.

-          No podemos estar siempre en todos esos sitios.

-          No es necesario, al pasar dejamos unos rastros olfativos particulares que es como una pantalla de humo que desvía la atención de los Menesteres.

-          ¿Por qué no me lo has dicho?

-          Pensé que lo sabias.

-          No lo sabía. Pero tiene sentido. Diego lo sabe, claro.

-          Sí. Pensé que te lo había dicho cuando tuvimos el primer encuentro para gestionar este asunto.

-          No lo ha hecho. Pero conociendo Diego…

-          ¿Conociendo Diego?

 

Me doy la vuelta y está ahí. Tiene ese físico tan extraordinario y ese carisma que me embriagada.

 

-          Rastros olfativos.

 

Me mira el semblante inelegible. Luego una chispa aparece en su mirada.

 

-          Es lo que desprendemos cuando pasamos por donde pasamos.

-          No lo sabía.

-          ¿No lo sabías?

 

Alza un poco los ceños, lo que es el summum de la sorpresa en alguien como él.

 

-          Lo siento. Asumí que lo sabias.

-          ¿Lo sientes?

 

Me aproximo a él y le toco la frente, un gesto muy humano por mi parte. No sabiendo lo que soy como Sub-Viviente, no puedo estar segura de los gestos que haría.

 

-          ¿Te sientes bien?

 

En un gesto demasiado veloz para que lo vea, me atrae contra él y me besa con pasión y urgencia. Me suelta un poco para dejar un cierto espacio entre nos dos cuerpos abrazados.

 

-          Ahora me siento bien. Ahora sabes todo lo que hay que saber sobre nuestros recorridos. Podemos ir a comer algo y tener nuestra velada común.

 

Le da una mirada intensa a Fusnio por encima de mi hombro y aprovecho para darle un beso profundo en la comisura de sus labios.

 

-          Entonces, vamos.

 

 

 

34.

            Llevamos todo el día dando vueltas y empiezo a ponerme de los nervios. Entiendo que es necesario, esencial y adecuado. Lo entiendo realmente, pero estoy acostumbrada a más acción y aquí es como tener 350 años y solo tener que ir de un lado para otro. Y solo tengo 150. Soy todavía joven y puedo pretender a mejores ocupaciones. Fusnio tiene ese destello en los ojos que me hace sospechar que puede leer en mi mente o por lo menos entender lo principal de lo que pienso. Pero no lo tengo seguro. Sé que los Faes pueden tener esa capacidad y más si son ancianos y Fusnio es uno de ellos aunque nunca me ha dicho realmente qué edad tenía. Lo que es cierto es que son como los vinos humanos, tienden a bonificarse con el tiempo. Agudizo la mirada y después de un tiempo veo con mi mirada mental, la que me permite de ver con mayor claridad los Sub-Viviente. Una cierta ondulación aparece en una calle un poco descentrada de la avenida. Eso me parecía.

 

-          Grafingustos…

 

Diego y Fusnio miran con la misma agudeza y nos lanzamos hacia esa calle que es como un pasadizo. Allí en el centro de la calle una “quintecerna” como lo llaman ellos, es decir cinco Grafingustos unidos en alma y cuerpo. Pueden unirse físicamente como un puzle reúne sus piezas o pueden estar separados como ahora, pero siempre están conectados, lo que hacen de ellos unos guerreros muy peligrosos y eficaces. El hecho que miden como unos 2m40 da también la talla. Diego y Fusnio se ponen en posición triangular para poder tener varios ángulos de vista posible para defenderse y poder atacar. Sé que Fusnio y Diego conocen las armas que usan estos seres y también su manera de pelear. Los dos son maestros en combate tanto humano que Sub-Viviente. He tenido ya un combate con ellos y si no hubiera tenido refuerzo probablemente nio estaría aquí para contarlo. De repente escucho la voz de Fusnio en mi mente. Lo sabía. Arreglaremos este asunto después.

 

-          Fimiana (Amor), tienen un punto mortal bajo los brazos. Ese punto cuando se puede golpearlos mandan de vuelta en su espacio.

-          ¿Si tocamos a uno, todos sucumben?

-          Sí. Es una unión completa.

-          Bueno a saber. 

 

Me concentro en los cincos gigantes y con la pica que he sacado de mi costado y que puede agrandarse a la talla deseada, me lanzo con fuerza y clavo la punta con fuerza bajo el brazo de uno, doy una torsión violenta que le obliga a levantar este y empujo con todo lo que tengo. En una fracción de segundo se evaporan para volver de donde vienen. Diego y Fusnio me miran. Se aproximan a mi mientras que empequeñezco la pica. Están muy cerca.

 

-          ¿Dónde has aprendido esta maniobra?

 

Me irgo mientrás alzo altivamente un seño.

 

-          Es una maniobra secreta que he creado.

-          No me digas…

 

Diego tiene esa mirada depredadora que me excita.

 

-          Puedo apréndetela si eres tan bueno como lo dices.

 

Diego tiene una sonrisa felina en los labios mientras se aproxima más a mí e invade mi espacio personal. Fusnio hace unos pasos atrás para quedarse cerca de una pared bastante destartalada.

 

-          ¿Es un reto?

-          No, solo una reflexión.

-          ¿Una reflexión? Vamos profundizar y ampliarla entonces.

-          No sé si puedes hacer eso…

-          Ponme a pruebas.

-          Lo hare. Pero no ahora.

 

Miro al empiezo de esa calle y veo a dos Guardianes entrar corriendo en ella. Hago una mueca. Me dirijo hacia ellos. Soy una de las responsables de los Guardianes y de que hagan como debido sus tareas y aquí nio es el caso.

 

-          Lo sentimos, lo sentimos, Seña (Protectora). Hemos sabido de ellos, pero teníamos que hacer rondas y estábamos demasiado lejos.

-          Espero que sea la última vez que ocurre algo así. Los Grafingustos son una especie de Ogros muchos más letales que los ogros habituales y lanzados a su suerte entre los humanos es una verdadera hecatombe. No les estoy aprendiendo nada que no supieran.

-          Si, Seña.

 

Hago un gesto con la mano para despedirlo y me vuelvo hacia mis compañeros.

 

-          Vamos al Centro. Esta situación no puede tener estos desvaríos. Los Sub-Viviente no pueden hacer lo que les vengan en gana, aprovechando que estamos al asecho de los Menesteres.

 

De pronto abro la boca.

 

-          Vamos, vamos. Se ha filtrado la información.

 

Fusnio y Diego asienten con la cabeza. Fusnio nos coge una mano y en poco segundos estamos en el Centro.

 

 

 

 

35.

 

            Llevo un cuarto de hora dando vuelta y vuelta en el despacho de Petrushi, despotricando la falta de coordinación, la poca eficiencia de los servicios y de los grupos, el problema de dar la buena información y sobre todo de la lentitud de todo en general. Me paro por el silencio y me doy cuenta que los tres me miran con algo de sonrisa en sus rostros. Me paro y los fulmino con la mirada.

 

-          ¿Le parece gracioso lo que estoy diciendo?

 

Petrushi se alza en su gran sillón en cuero negro que parece un trono y suspira.

 

-          Niña… estoy muy consciente del problema general y particular de la situación. Sé también que ha habido una infiltración de que ponemos todo nuestro empeño en asegurar las zonas donde viven los humanos. He mandado Cruzpandi para que investigue y…

-          ¡CRUZPANDI!

 

Petrushi frunce los seños y mis compañeros me miran detenidamente.

 

-          ¿Cuál es el problema con él?

 

Me dejo caer con un profundo suspiro en la silla entre mis dos amores. Agudizan la mirada y están al asecho de que este individuo no sea un problema para mí.

 

-          Cruzpandi… está viviendo una situación que le tiene desconcentrado.

-          ¿Qué quieres decir con eso?

-          Está enamorado de una humana y está totalmente cegado.

-          ¿Y?

 

Miro Petrushi que tiene su mejor cara de Coordinador Mayor.

 

-          Cruzpandi es medio incubo y medio Fascinado.

-          Medio…

 

Petrushi abre la boca y asiente con la  cabeza, sabe de lo que estoy hablando como lo saben Fusnio y Diego. Como incubo necesita nutrirse de sexo que sea carnal o simplemente insuflado por la energía sexual de una relación, pero siendo fascinado necesita tener una relación sentimental donde la pasión es algo esencial para él. Cuando se enamora un fascinado lo hace completamente, tan completamente que cuando se acaba la relación, si se acaba, puede hasta morir de pena. Literalmente. Lo que hace de Cruzpandi alguien difícilmente activo y profesional. Todo su ser está sumido en lo que está viviendo e incluso puede volverse un peligro para los demás, pero más para él. Fusnio da un pequeño golpe con los nudillos en el reposa brazo de la silla antigua de madera con el asiento y el dorso recubierto de un relleno mullido y muy cómodo.

 

-          No podemos contar con él.

-          Me ha dicho que podría hacerlo.

-          Cruzando es muy profesional y claro que te dirá eso, Jefe.

 

Petrushi me da una mueca de hastió, suspirando. Me mira.

 

-          ¿Qué propones, niña?

 

Antes que pueda responder Diego se me adelanta.

 

-          Investigare yo. Tengo bastantes contactos…

-          Hare lo mismo de mi lado…

 

Fusnio y Diego se miran con complicidad y conocimiento.

 

-          Puedo…

-          ¡NO!

 

Los dos han dicho la palabra al mismo tiempo. Los miro con mala leche. Petrushi frunce los labios y se asienta con mayor comodidad en su sillón.

 

-          No sé lo que significa esa palabra, pero estoy de acuerdo con ellos, ya que te necesito para una mejor coordinación en los servicios en general. Por lo visto la falta de guardianes tiene un efecto nefasto y tú eres bueno en logística y con esa lógica tuya…

 

Mis compañeros con un semblante sospechosamente muy serio asienten con la cabeza. Suspiro para mis adentros.

 

-          De acuerdo.

 

 

 

36.

            Salgo del Centro y me estiro con placer. Hemos avanzado bastante en los cuadrantes y creo que podremos ser más efectivos, sobre todo ahora con los que está por caer. Si lo que pensamos es cierto, los ataques de los S-V (Sub-Viviente) van a ir exponencialmente. No me molesta, tengo rabia que soltar. Estoy maravillada con Petrushi. Me conoce tan bien. Me ha dejado que me relaje poco a poco y ha sabido cómo hacer que este bien y mejor mientras estábamos liados con la logística. Finalmente hemos tomado un almuerzo tardío juntado con la merienda y nos hemos reído un rato. Antes de retomar lo que estábamos haciendo me ha preguntado.

 

-          ¿Estas feliz? ¿Es lo que deseas?

 

No me he hecho la tonta, sabía lo que me preguntaba. Petrushi siempre está atento a mi persona y a mis necesidades. Aunque parece estar siempre distraído o en otra dimensión, de hecho me tiene bajo la mirada sí o sí. A la vez me halaga y a la vez me irrita. Pero… no quiero que cambie eso. Le doy vuelta a mi taza de café, la que Petrushi me tiene guardada en su despacho para estos momentos. No lo hace por nadie y eso es un indicio de más cuanto le importo.

 

-          Sí. No me lo esperaba. Siempre ha sido Diego, mismo si ha habido muchos vaivenes en nuestra relación, mis sentimientos no han cambiados. Pero… parecía imposible de convivir… Luego… Fusnio… no me lo esperaba, ha sido una sorpresa.

-          ¿Grata?

-          Más que eso. Y… me he dado cuenta que estoy feliz con los dos.

-          Sabes que los Faeroly viven con varias parejas en multi-amores. Es habitual en su cultura.

-          Si, lo sé. Y… me da seguridad. No he sido educada para vivir con dos compañeros y compartir sentimientos y más…

-          Los sentimientos no se preocupan de educación cuando hay amor…

 

Abro los brazos en asentimiento. Luego hemos vuelto al curro. Es verdad estoy feliz y no sé cómo podría vivir sin ellos. Empiezo a andar. Todavía no es de noche y me apetece volver andando. No hay mucha gente, ya muchos han vuelto a su vivienda para cenar o hacer lo que suelan hacer cuando están allí. Tuerzo una calle y lo veo. Un Grunstunki. Es curioso de ver uno por aquí. Moralmente están en bosques o en lugares naturales y frondosos. Son como osos gigantes cruzados con jabalíes, pero humanoide. Sus defensas son atemorizantes y mortales. Lleva una parte de veneno cerca de la medula de los partes, o sea, de su estructura y pueden inyectarla si se clava en la carne de su presa. Justo lo que necesitaba para desahogarme. Miro al monstruo y sonrió.

 

-          ESQUIIIIINAAAAZOOOOO…

 

Le sonrió con maldad

 

-          Es Felicia.

 

Y me lanzo.

 

 

 

37.

            El Grunstunki cambia de color y un olor a azufre invade el aire. Apesta que dan ganas de vomitar. Lo circundo andando contra el muro sacando mis dos catanas. Empujo con el pulgar sobre una pequeña sustancia que bañan las hojas y desprende un calor sordo que cuando toque la bestia lo quemara y le anestesiaría esa parte del cuerpo. El dolor así infligido debilitan bastante lo que me da ventajas. Cuando lo tengo de espalda doy un salto y con los dos brazos toco el monstruo en la espalda y en una de esos brazos llenos de pelos como puas. Da unos alaridos estremecedores, pero no me paro y sigo dándolo golpe con mis láminas. No tengo que hacerlo con fuerza, puesto que cada pedazo del lámina cuerpo que tengo inhabilita este. El gigante peludo empieza a quebrantarse, sobre todo cuando le toco las piernas que se parecen a patas humanas. Cuando acaba arrodillándose le doy otros toques leves en varios sitios y se derrumba con gritos y gemidos horribles. Cuando está en posición fetal, le paso la hoja sobre la frente levemente y, en un relámpago, el cuerpo se esfuma literalmente. En el suelo quedan unas huellas que se desvanecen poco a poco. Me siento serena, salvo que apesto literalmente. Mi rabia impotente se ha ido. Ahora no se si voy a poder irme para casa así. Me acuclillo y abro mi mente. Sé que Fusnio es capaz más fácilmente que Diego y yo de escucharme de mente a mente.

 

-          Felicia…

-          He eliminado un Grunstunki y apesto… No puedo circular con ese olor, igual si las calles y demás avenidas no están llenos de transeúntes.

-          ¿Un Grunstunki? ¿Estás bien?

 

Siento como si algo recorriera mi cuerpo y me escaneara. Es… extraño.

 

-          Estoy bien, no me ha tocado… salvo su pestilencia…

-          Es casi imposible de escapar a esa peste cuando se enfrenta uno a ellos.

-          Desde luego. Me estoy mareando.

-          ¿Dónde estás?

 

Voy al empiezo de la calle para ver como se llama este callejón. Necesita ese dato para ser más preciso con mi aura y poder llegar hasta mí. Se lo comunico.

 

-          Ya vamos para allá.

 

Me adoso contra el muro para no estar en el medio cuando lleguen. Los Faes tienen la capacidad de pasar por los pliegos del espacio cuando tienen un punto claro donde llego. Un minuto más tarde llegan. Están guapos los dos y siento mucho placer al verlos. Otean a su alrededor y me ven. Se quedan impertérritos, pero creo que veo las aletas de sus narices palpitar.

 

-          ¿Estás bien?

 

Diego me mira con ese atisbo de inquietud en los ojos.

 

-          Sí.

-          Hemos traído ropas limpias y también un difusor que pueda quitarte esa impregnación.

-          ¿Un difusor?

-          Es algo que tenemos en Faerie y que puede ayudar cunado nuestros enemigos tienen olores demasiados fuertes y hasta letales.

-          ¿Letales?

-          No te preocupes, no es el caso aquí.

-          Menos mal.

 

Los minutos que siguen me lavan, si se puede decir así, cuando el olor se va me visto rápidamente con  una especie de mono sexy que no conozco.

 

-          Son ropas que te permitirán estar fuera de las emanaciones de esa monstruosidad.

 

Asiento con la cabeza. Son carnívoros y prefiero comer los seres humanos vivos. Con su saliva puede tenerlos vivos mucho tiempo mientras van comiéndose pedazos de sus cuerpos. Una muerte terrorífica. Nadie debería vivir eso. Sin hablar que les gusta los niños más que los adultos ya que los consideran más tiernos. Vomitivos. Todos los golpes que ha recibidos han sido merecidos. Fusnio me coge en sus brazos y en pocos segundo estamos en mi terraza con una puesta de sol deslumbrante.

Nos quedamos allí hasta que… ¡Black-Out!

 

 

 

38.

            - ¿Qué hace un Grountokies con un Westinioski y un Ziumampi?

 

Grito en este callejón del centro de la ciudad en mi rincón contra el Ziumampi mientras Diego lucha contra el Grountokies y Fusnio contra el Westinioski. Estas tres especies son enemigos congeniales desde siempre, el hecho que se han juntados no pinta nada bueno. El Ziumampi es una especie de pequeño gnomo cuadrado con unos brazos de chimpancé y unas garras que son sus peores armas. Con él, es volteretas con volteretas y no dejarse nunca coger por él. No es fácil, pero es una cuestión de tener una coreografía defensiva coordenada y guardar el ritmo. Tiene un punto débil que es en el codo. Normalmente llevan como un refuerzo en metal en ese lugar. Pero ese metal no puede seguir si se llega a ponerle unas cuantas gotas de un líquido que desintegra ese elemento. Por eso es preciso de llegar a ponerse en una posición donde una tiene la posibilidad de poner esa gota. He entrenado mucho con uno de esa raza para llegar a ser muy eficiente. Este individuo me está dando mucho trabajo, pero lo conseguiré. Mi entrenador me adiestró divinamente. Era en su mundo un guerrero temido y muy por encima de cualquier otro guerrero.

 

-          Hay un pacto entre esas tres razas para poder ganar un Menester Mayor.

-          ¿Eso que es una apuesta inter-racial?

-          Es un desafío. Teniendo un Menester Mayor en sus rangos pueden tener un as en la manga.

-          ¿Para?

-          Ganar territorios y poder.

 

¡Ahí! El Ziumampi abre los brazos para abrazarme y, en el momento que cree que va a poder cogerme, lanzo la gota con el recipiente especialmente concebido para esto y en una fracción de segundo estoy bastante cerca para que la gota toque el metal. El metal cliquea y un penacho humeante desintegra este. En el momento que el codo esta liberado empujo la hoja fina de un estilete que es el arma que manda a su tierra este monstruo. Fusnio consigue hacer igual con él un ser tremendo, el Westinioski que es un ser grande, finamente musculado, es muy rápido y tiene unas habilidades que viene de su raza. Los Faeroly como Fusnio son los únicos o casi para llegar a mandar de vuelta estos. Si se añade que tienen una belleza deslumbrante, es seguramente los seres los más peligrosos que existen. Fusnio da un toque con una rapidez que no veo y en un halo luminoso el Westinioski desaparece. En el mismo momento, Diego da la estocada al Grountokies que es un individuo que se parece a un atleta bajo esteroides con una coraza de piel más espesa que la de un rinoceronte. Esa piel es la mejor defensa que tiene. Son fuertes como gigantes, pero la vista la tiene muy débil. Tienen un olfato muy sensible y lo mejor que se puede hacer es de abrumarlos con diversos olores por lo cual la mejor manera de atacarlos es de difuminar alrededor de ellos muy rápidamente varios chorros odorantes. Cuando pasa un cierto tiempo el individuo se vuelve literalmente loco y empieza a defenderse caóticamente, lo que da ventajas a su contrincante. Diego es un combatiente aguerrido y no necesita mucho para ganar cualquier pelea. Me adoso contra el muro y veo las huellas que se están desvaneciendo en el suelo sucio y manchado con sustancias que prefiero no conocer.

 

-          Esto se está incrementando.

-          Sí.

 

Fusnio y Diego se ponen cerca de mí en la misma posición.

 

-          Vamos a dar una vuelta.

-          Sí. Pero tenemos que encontrar una solución para que no siguán esas colaboraciones.

-          Sí. Después vamos a ver Petrushi. Tenemos informaciones de las infiltraciones y creo que se puede encontrar una estrategia que nos permitirá controlar esos desafíos y poder acabar con los Menesteres Mayores.

 

 

 

39.

            Estamos en el despacho de Petrushi y estoy de los nervios. Voy de un lado para otro y no doy crédito en lo que he escuchado antes. No lo puedo creer. ¿Cómo lo puedo creer? ¿Cómo es posible?

 

-          Pero… ¿Qué gana haciendo esto?

 

Diana. Diana, la medio bruja con una esencia de vampiro y una leve naturaleza de Fae, ha decidido filtrar informaciones pertinentes del Centro y de nuestra lucha contra los Menesteres Mayores y los Faeroly.

 

-          No podemos tener certeza sobre lo que gana haciendo lo que hace y los beneficios que va a tener si ganan los MM, pero…

-          ¡Vamos a ganar! No quiero de esa infestación en mi Tierra.

-          Ni nosotros.

-          Y, ¿qué piensas hacer contra Diana y su traición?

 

Estoy delante de Petrushi que esta como siempre sentado en su trono y con esa pose relajada que no delata el peligro que es cuando está sentado así.

 

-          Vamos a utilizarla.

 

Me doy la vuelta para mirar a Diego. Su mirada me serena. Fusnio me seduce sin seducirme, pero Diego me da una serenidad y una seguridad imponente. Me acerco a él y me atrae para que me siente entre él y Fusnio que me coge la mano.

 

-          ¿Cómo?

-          Dejándola seguir a filtrar informaciones, salvo que las que dará serán falsas. Sabemos cómo los contacta.

-          ¿Cómo?

-          Por la vía oficial.

-          ¿Qué quieres decir con eso?

-          Diana trabaja con los representantes Sub-Vivientes. Ella se ocupa de dar un obsequio a cada oficial para que lo lleve a su espacio. Antes el obsequio esta verificado por una fracción habilitada en esa tarea. En ese trascurso las informaciones están tomadas y mandadas a los contactos idóneos.

-          ¿Sabemos los que la ayuda?

-          Cambian a menudo. Tenemos constancia de algunos, pero son muy paranoicos y muy cuidadosos. Cambian también las maneras de enviar y de mandar. Es demasiado aleatorio para que podamos controlar esa parte. Pero Diana es el único contacto que tienen aquí y están seguros de ella.

-          ¿Por qué están seguros de ellos?

-          Porque le han prometido de que será una Menestera Mayera.

 

Miro a Fusnio sin entender.

 

-          ¿Y?

-          Es una función honorifica que le da la posibilitad de tener mucho poder y un puesto envidiable en la cultura Faeroly.

-          Pero… ¿Eso es posible siendo ella tan diferente de los Faeroly?

-          Si lo deciden sí. Sera legitimada y tendrá acceso directo a toda esa sociedad y podrá ejercer su potencial sobre la Humanidad.

-          ¡De ninguna manera!

 

Me levanto y empiezo a pasearme otra vez.

 

-          Desde luego. Por eso hemos puesto un sistema que no podrá obviar.

 

Me doy la vuelta para mirar a Fusnio.

 

-          ¿Y?

-          Su madre y Superior de las Brujas de los Aquelarres de todo el Occidente está bastante enojada y ha preparado lo que hará que las infiltraciones no puedan ser eficiente, pero sobre todo indetectable. Esta trampa que dejará latitud a Diana de seguir filtrando a sus aliados y nos permitirá recoger informaciones y también de controlar la operación.

 

Me tiende la mano y vuelvo a sentarme entre ellos.

 

-          Supongo que ya todo está en marcha.

-          Sí. Cuantito que hemos recaudados los datos pertinentes.

-          Y, ¿eso fue cuando?

-          Ayer por la tarde.

-          Me siento mal.

-          No lo sientas. Estas con nosotros al mando de esta operación a partir de ahora. El establecimiento del dispositivo no nos necesitaban. Ahora sí.

 

Los miro a los dos, sus seriedades y les sonrió.

 

-          Me siento mejor.

 

Diego me coge la mano y pone un beso en mi palma.

 

 

 

 

40.

            Estoy sentada en un poyete con Diego y Fusnio.

 

-          “Estas con nosotros al mando de esta operación a partir de ahora.”  ¿Realmente? ¡Llevamos tres horas aquí esperando que pase algo y no pasa nada!

-          Estamos juntos, nos está nada mal.

-          ¿En serio? Estamos siempre juntos o casi. ¿Qué diferencia ahora?

-          La que podemos ejercitar nuestra unión para que se paren las filtraciones.

-          ¿Cómo?

 

Fusnio me toma la mano y coge la mano de Diego.

 

-          Cierren los ojos.

 

Lo hacemos, imágenes aparecen de todo un mundo distinto. Vemos pasar Promaskko con paquetes oficiales que son idénticos a los que Diana da en su tarea a los representantes Sub-Viviente. Abro los ojos y no veo nada.

 

-          ¿Una pared de invisibilidad? Solo los Faes…

-          … y los Faerolys …

-          … pueden hacer eso.

-          Sí.

-          Diana tiene un Fae como compinche.

-          Por lo menos unos.

 

Miro Fusnio.

 

-          Sabes quién es.

-          Sí.

-          ¿A que esperamos para cogerlo?

-          Son fichas de poca importancia. Quiero que lleguemos al responsable mayor a quién beneficia estas filtraciones.

-          Puede ser alguien con inmunidad.

-          Es alguien con inmunidad. Pero estamos en estado de alarma y la inmunidad no puede ser usada en este caso. Sera pena capital para el tanto aquí en la Tierra que es su espacio.

-          ¿Mismo si trabaja para el país que podría beneficiarse de las filtraciones?

-          Nadie quiere tener al Centro y a nuestros aliados contra ellos. El responsable mayor será el chivo expiatorio y será una batalla importante ganada ahora. Con el tiempo…

-          Encontraran otras estrategias.

-          Pero el descredito será un punto en su contra y más de sus aliados se quitaran de en medio.

-          Sois tremendos los Faes.

-          Hemos tenido milenios para saber tratar estos tipos de situaciones y circunstancias.

-          ¿Qué hacemos ahora?

-          Esperamos para ver cuantos Promaskko pasan ahora y entonces podremos tomarlos y ver a cuantos lugares van dirigidos estos obsequios. Entonces podremos actuar, destituir a Diana y hacer lo necesario para seguir protegiéndonos de los MM.

-          Pero… ¿nos pueden ver? ¿Han podido darse cuenta de nuestra unión?

-          No pueden vernos. Son impermeables a lo que les rodean. Son perfectos para estar en esa pared de invisibilidad, están genéticamente compatible con ese tipo de magia, pero no pueden saber nada de otros espacios.

-          Pero ustedes los Faes sí.

-          Los Faeroly también.

-          Sí. Pero nunca cogerían el riesgo en este particular de venir aquí. Podemos detectarlos muy rápidamente y necesitan actuar sin ser vistos, literalmente.

-          ¿Entonces estos son mandados sin nadie que encabecen esta acción?

-          Así es. Los Promaskko son muy hábiles y diestros en acatar órdenes y muy obedientes. Son unos trabajadores y súbditos muy apreciados en muchas culturas y espacios. No tiene mucha moral cuando pueden obtener su beneficio.

-          ¿Qué es…?

-          Comida vegetal y contenedores bio-orgánicos de agua.

-          ¿No tiene en su Planeta?

-          Sí, pero en escasez. No cubren con creces lo que debería ser. Su cuadrante es muy infértil, desértico en parte y tiene que labrar mucho para tener cosecha suficiente para todos. No lleve mucho tampoco.

-          ¿Que son contenedores bio-orgánicos de agua?

-          Son cilindros vitales que pueden contener miles de litros de agua y mantenerlos bebibles mucho tiempo y también permite el reciclaje de estos. Algunos traen contenedores con agua, lo que les agrada mucho.

-          ¿No se puede hacer nada para que tengan más agua? ¿Terraformar, por ejemplo?

-          Están en ello, pero eso necesita mucho tiempo para esa revolución planetaria y recursos que no tienen siempre.

-          Entiendo.

-          Sí. Es una de las razones por la cuales no les ponemos mucha condena en casos como estos. Podemos entender sus circunstancias.

-          Son siempre aliados potenciales.

-          Lo has entendido.

 

Cuatro horas más tarde, ya nos pasan. Tenemos el posible horario. Ahora tenemos que verificarlo. Más horas de paciencia. Odio este tipo de trabajo, aunque sé que es necesario.

 

 

 

41.

            Llevamos dos semanas en el mismo lugar para investigar. Ahora podemos ver un patrón de entregas de las informaciones. Desde que sabemos que hemos sido infiltrados y como, las informaciones son erróneas. Pero no de cualquier manera. Tienen que ser plausibles, verosímiles y reales. Y así es puesto que Diana ha sido el tráfico de estos datos. Fusnio ha creado un espectro invisible para todos menos para los Faes para poder saber a cuál especies iban dirigidos estos datos. Finalmente se ha podido comprobar que los datos iban a tres de nuestros presuntos aliados. Normalmente tenemos tratos cordiales y de intereses múltiples comunes con muchas especies distintas. Después de dos semanas hemos podido divisar cuales eran los que son realmente aliados con los Menesteres Mayores o sea los Faeroly. Los Clonkistonis, los Mianopiustopis y los Quloqulosqlo.

 

-          ¿Los Quloqulosqulo? Pero… ¿que ganan aliándose con los Faeroly?

 

Estamos en una de las salas de reuniones en el Centro. Petrushi se ha ido. Tiene el cumple de su hija menor esta tarde. Es importante.  Hemos juntados todo lo que hemos comprobado y es bastante claro.

 

-          Es la pregunta clave. Son bendecido por un planeta que está muy equilibrada y tienen todo lo necesario para que cada cual pueda tener la vida que necesita para seguir adelante. ¿Entonces?

-          Pero la esperanza de vida es muy corta.

-          ¿De verdad? No lo sabía.

-          Pocas especies lo sabe. Es el mejor secreto guardado de los Sub-Viviente.

-          Y eres la excepción a esa regla, supongo.

-          Lo ha entendido.

-          ¿Y?

-          Los Menesteres Mayores les han seguramente prometido un alargamiento de vida.

-          ¿Eso es posible?

-          Sí. Tienen habilidades en investigaciones genéticas.

-          ¿Expertos?

-          Sí. Es una de sus habilidades más agudas.

 

Por las otras especies, nada sorprendentes. Los Clonkistonis son una raza guerrera que vive para la pelea y los combates. Es lógico que se quieran unir. Seria tremendo, son horrorosas. Todo musculo, poca luz y toda agresividad. Son los peores contrincantes que se puede tener. Los Mianopiustopis son diplomáticos extraordinarios. Les gusta meterse en todas las situaciones que requieren mediadores. No me sorprende que quieran unirse.

 

-          Y, ¿Ahora?

-          Tenemos que esperar para que Petrushi pueda organizar       r una estrategia contundente que pondrá fin a toda esta situación. Y… podemos ir a buscar Diana.

-          ¿Buscar Diana?

 

Fusnio tiene esa sonrisa recatada que me encanta.

 

-          ¿Quieres decir…?

-          Exactamente. Petrushi sabía que te gustaría.

-          Petrushi sabe siempre lo que me agrada.

 

Diego bufa ligeramente.

 

 

 

42.

            Estamos en la sala de audiencia donde vamos cuando queremos hablar o debatir con Sub-Viviente. Petrushi ha organizado ese encuentro con Diana para que no pueda escapar. Mientras esta apresando los que han participado a las filtraciones. Después hablara con los líderes de las  tres potencias Sub-Vivientes donde iban estas últimas. No sé lo que saldrá de eso, pero Petrushi tiene todas las de ganar ya que lo que han hecho con las infiltraciones es considerado como traición y rompe contrato en toda regla. Fusnio y Diego estarán conmigo para confrontar a Diana, pero me dejaran que haga lo necesario para inculparla y aprehender esta. Fusnio y Diego me sonríen dulcemente y se ponen en dos rincones de la sala, casi invisibles, pero dispuestos a intervenir si es requerido en cualquier momento. Pegan al batiente y se abre la puerta. Aparece Diana. Es una mulata con mucho garbo, los pomelos altos y los ojos rajados de un azul cielo de tarde, una silueta esbelta con curvas muy sexis y espectaculares, muy alta, delgada y finamente musculada pero esa bella fachada es desde luego embustera ya que es muy letal y una contrincante de muy mal talante.

 

-          Felicia…

 

Se da la vuelta y saluda de manera más protocolaria Fusnio y Diego. Se quedan impertérritos dándole un leve saludo con la cabeza. Se da la vuelta y me mira.

 

-          ¿Petrushi no se une a nosotros?

-          No. Tiene otros asuntos que llevar a cabo.

 

Sonríe y  sacude la cabeza. Se sienta con una gracia felina y cruza las piernas. Su pose es elegante y desenvuelta. Me siento tranquilamente y me acomodo. Pongo encima de la mesa un pendrive. Cojo un elemento digital, que es una unidad que permite leer estas llaves. Son del tamaño de una pequeña pantalla muy reactiva. Coge el elemento, introduce la llave y espera que salga las imágenes. Las mira sin decir nada, el rostro neutral y frio. Son tres minutos de una pequeña películas, pero muy significativa que muestran a los Promaskko pasar y dar a unos representantes Clonkistonis, Mianopiustopis y Quloqulosqlo. Termina de visionar todo y deposita el elemento encima de la gran mesa de discusiones.

 

-          Los Promaskko hacen su trabajo.

 

Le deslizo sobre la mesa unas fotos sobre ella y los mismos representantes, pero más explícito que lo que se ve en el pequeño film. Eleva un elegante ceño hacia mí. Le sonríe cordialmente y le doy tres hojas donde se ve su firma humana y la que es de su esencia Pleskina, unos felinos del Planeta Pleska. Es la especia principal de ese cuadrante. Ella tiene un título como princesa, lo que hace de ella una pudiente en su planeta de origen. Su rostro se vuelve ceniciento y empieza a transformarse en un felino, pero Fusnio se lanza hacia ella, los pomos hacia delante, dice unas palabras que no conozco y una luz amarillenta surge de sus dedos y Diana colapsa volviendo en su forma humana. Diego va hacia ella y le ciñe las muñecas con unos lazos energéticos que van con su energía, aniquilándola si intenta liberarse. Son concebidos especialmente para los Sub-Viviente de todas las especies. Me relajo un poco en mi silla. Si se hubiera transformado completamente, la posibilidad de escapar de sus garras y de su potencia habría sido muy escarza. Diego viene hacia mí y me abraza.

 

-          Estoy impresionado.

-          No lo esté. Todavía estoy en estado de choque.

-          Lo entiendo. Es terrorífica.

 

Fusnio inscribe de manera virtual unos sigilos que podrán contenerla cuando despierte. Es una especia muy poderosa y Diana podría conocer muchos trucos para escapar. Son reconocidos para salirse de todos atolladeros. Fusnio es uno de los expertos en esa especie y ha tenido mucho tiempo para encontrar maneras de bloquearlos. Se irgue y veo que está satisfecho.

 

-          Petrushi está al llegar y hará lo necesario al nivel legal.

 

Se aproxima a mí. Me levanto y me abraza. Diego también y los temblores leves que recorren mi cuerpo se claman hasta desaparecer. Petrushi entra. Nos desprendemos. Considera la situación con Diana.

 

-          Perfecto. Habéis sido muy eficiente. Me hago cargo. Mañana os quiero en mi despacho al medio día. Tenemos nuevos datos y una situación diferente.

 

Asentimos con la cabeza. Salimos. Dos Faes entran. Son guardianes y protectores. No envidio el porvenir de Diana. Diego me para y me mira en los ojos.

 

-          Necesitas relajarte y se perfectamente donde puedes hacerlo.

 

Lo miro y sonrió. Diego me sonríe luego me besa con pasión.

 

-          Vamos.

 

 

 

 

43.

 

            Diego no nos ha dicho nada de ese lugar donde podre relajarme. Me desvanezco los sesos para adivinar, pero me doy cuenta que Diego es todavía más secreto de lo que pensaba. Nuestra relación siempre fue explosiva y es verdad que la falta de tiempo nos mantuvo en habitaciones más que en cualquier otro sitio. De hecho conozco muy poco sus gustos. De Fusnio me parece normal, quizás por ser de otra especie y de una cultura tan diferente de la terrestre y de lo que es mi otra naturaleza. Fusnio todavía no me ha dicho que sería mi otra parte hibrida. Quiere que lo sepa, pero no de cualquier manera. Me está preparando el momento idóneo. Podría discutir, trifulca, pelear y berrear para saberlo, pero Fusnio no es sensible a todos los tipos de berrinche que podría coger. Y no tener sexo con él para presionarlo, seria quitarme la parte que me gusta más de nuestra relación. Mala idea.

Cuando llegamos es de noche y las luces de farolas y otras se han hecho de más en más escarzas. Cuando salimos por fin del vehículo estamos delante de lo que podría ser una casa solariega de gran tamaño. No hay luz en la vivienda, lo que me hace pensar que no hay nadie allí.

 

-          ¿Dónde estamos?

-          Es una de mis pertenencias.

-          ¿Una de tus pertenencias? O sea, que eres un hombre rico.

 

Lo miro dandome la vuelta y me sonríe con el humor que esconde con tanta soltura.

 

-          Y este sería el lugar donde puedo relajarme completamente.

-          Sí.

-          Confió en ti, Diego. 

-          Puedes ahora y siempre.

 

Lo dejo tomarme en esos abrazos que son a la vez firme y apaciguante. Me deja y nos hace señas de seguirlo. Quince minutos más tarde, entiendo lo que dice Diego. Nos ha enseñado parte de la casa, digamos las salas y habitaciones las más relevantes, luego nos ha llevado por pasillos y pasillos hasta llegar en una veranda inmensa con grandes ventanales y una puerta corrediza también acristalada con un sistema de seguridad. No me sorprende, Diego es muy cuidadoso y preocupado por la seguridad.

En el medio de ese lugar una piscina con un espacio con jacuzzi y otros baños. Todo es en perfecto estado de conservación, lo que me convence que el lugar esta cuidado por un personal adecuado.

 

-          Cuando no puedo más por la presión o por cosas que me descolocan vengo aquí. Hay una calidad de silencio y de serenidad que me reagrupa y este complejo acuático ha sido concebido para mayor relajación.

-          ¿Hace tiempo que tiene este lugar?

-          Un año.

 

Después de nuestra relación. ¿Debo entender algo? Lo miro fijamente y el también. Me toma entre sus brazos estrechándome. No me dirá nada, pero este abrazo me lo dice todo. Me aferro a él y nos quedamos así unos minutos. Tengo la sensación de unir con más fuerza el lazo que nos reúne y es un momento mágico. Cuando nos desprendemos, me doy la vuelta hacia Fusnio que nos mira con una dulzura tierna y cálida. Le riendo la mano y se nos une. Después de varios minutos en ese abrazo mágico, nos desprendemos.

-          Vamos a probar esta agua que está a la temperatura idea      l.

 

Las horas que pasamos allí han sido las más placenteras que he vivido desde mucho. Hemos consolidado lo que todos queremos y me siento agradecida y más que feliz. Mientras me voy quedando durmiendo entre mis dos amores, sonrió ampliamente. Black-Out!

 

 

 

 

44.

            Llegamos al Centro y nos dirigimos al despacho de Petrushi. Mientras nos aproximamos escuchamos mucho alboroto. Miro a Diego y me frunce el ceño. Fusnio pega al batiente y abre la puerta. Entramos y estoy sorprendido de ver la muchedumbre que está en el despacho bastante grande de Petrushi. Muchos se dan la vuelta y me alegro de ver algunos que no veo desde tanto tiempo que ni me acuerdo. Los minutos que siguen son de abrazos y de exclamaciones y de afecto. Cuando veo Limbayo, mi amigo gigante de dos metros quince, fornido y elegante de esencia Clufis, una especie de gigantes del cuadrante Puskan muy estratégicos en los Artes de Batallas Sub-Vivientes. Cuanto me ve, abre los brazos y me lanzo hacia ellos. Me levanta y me hace girar y girar y girar. Me rio a carcajada y todos vitorean. Petrushi suspira fuertemente y paramos. Me quedan en sus brazos. La última vez que he tenido noticias de él estaba muy mal. Los contrincantes a los cuales se enfrentaba lo dañaron casi de muerte. Estos últimos meses ha estado en Puskan para recomponerse. No he podido coger noticias de él, porque el reglamento estipula que si alguien está así de herido no se tiene que notificar tomando noticias de él o yendo para visitarlo. Es una medida de protección y de seguridad para el dañificado. Todos miran a Petrushi. Me acerco al oído de Limbayo para que nadie pueda escuchar lo que le digo. Michos tienen un sentido de la escucha muy sensible. Los Clufis tienen un dispositivo genético que les permite proteger lo que se les dicen a unos diez centímetros del oído y también pueden hacer lo mismo cuando comunican al oído de los otros. Practico cuando se tiene que se ser discreto en lo que se quiere comunicar.

 

-          Estoy tan feliz de volver a verte. Tenemos secciones de peleas en suspenso y de pasar tiempo, juntos.

 

Pone sus labios gruesos sobre mi oído.

 

-          Tiene a Diego y a Fusnio.

-          Veo que las noticias vuelan.

-          Me conoces mejor que eso.

-          Sí. Por vías personales, supongo.

-          Sabes que no me fio de nada que no sea por esas vías.

-          Sí. Pero… quiero tus secciones de estrategias y estar juntos para todo el tiempo que he estado sin ti.

 

Levanto la cabeza dando un paso atrás.

 

-          ¿Queréis un té para vuestra charla?

 

Limbayo tiene esa risa que resuena en su pecho grande y musculoso.

 

-          No, jefe. Un momento de despiste debido a la felicidad.

-          Me parece muy bien, pero el tiempo apremia.

 

Nos ponemos serios. Petrushi nos hace señas para que nos sentemos en una mesa muy amplia de una sección de la sala que no está ahí normalmente. Los Faes tienen la posibilidad de alargar o amplificar  el espacio cuando se requiere. Es una habilidad que hace de ellos unos perfectos organizadores de eventos. Es uno de los oficios que muchos Faes desarrollan. Todos tomamos asiento. Fusnio y Diego se sientan frente a mí, dejándome cerca de Limbayo. Lo agradezco. Necesito estar cerca de mi amigo. Nuestro pasado tiene muchas cosas que me han salvado más de una vez y también permitido seguir adelante. Les sonríe discretamente y me devuelven esta. Lo entiende, igual si no conocen los pormenores de mi necesidad. Un día les contare.

 

-          Bien. Vamos empezar. Primero os agradezco que estéis todos aquí. Sé que muchos estaban en misiones y han hecho lo necesario para estar aquí. La situación por grave que sea puede tener soluciones drásticas que nos permitirá acabar con ese problema.

 

La puerta se abre y aparecen dos representantes Mianopiustopis y Quloqulosqlo. Fusnio y Diego no parecen sorprendidos. Lo estoy y muchos aquí también. Pero tiene su lógica y ahora sí que creo en esa providencial solución.

 

 

 

45.

            El representante Quloqulosqlo tiene un porte  muy elegante y serio y nadie podría decir que es un Sub-Viviente. Aunque parece estar en plena juventud, se nota que no es tan joven. Probablemente esté en la recta final de su existencia. Debo decir que cuando lo veo, realmente es perfecto. Fusnio me ha dicho que la esperanza de existencia que tienen es de cuarenta y cinco años. Cuando pienso que los humanos que son una especie con muy poca esperanza de vida pueden llegar al siglo o más. Y en regla general pueden llegar a los ochenta y más, pero los Quloqulosqlo… El representante Mianopiustopis tiene una forma que fluctúa. La que aparece se parece mucho al aspecto de los seres humanos, pero la otra es similar a un ser anguloso con un rostro que tiene q-cuatro ojos y una boca en forma de pico. Las orejas son grandes y se mueven como la de los elefantes. Tiene cuatro brazos con dos manos muy grandes que pueden transformarse en patas. Es una forma extraña. Se sientan a la mesa y los miramos con algo de escepticismo. Petrushi los saludan como lo requiere su carga. Los representantes le devuelven el saludo. Petrushi nos mira con ese semblante serio y que inspira el mayor respeto.

 

-          Los Menesteres Mayores tienen a los Clonkistonis de su parte, lo que no sorprende a nadie.

 

Todos asentimos, conocemos el potencial guerrero de estos últimos.

 

-          Sin embargo…

 

Petrushi pronuncia los nombres oficiales de los representantes y debo decir que nunca podría repetirlo, así que seguiré diciendo representante.

 

-          … han decidido reunirse con las Planetas de sus cuadrantes y ellos a su vez se han reunidos con sus aliados y otros cuadrantes con los cuales tienen relaciones comerciales u otras amigables y cordiales. Han constituido una Corporación que funcionara como un consorcio para luchar contra los Menesteres Mayores.

-          ¿Estamos hablando de cuantos aliados?

-          Hasta ahora podemos contar con unas cincuenta y seis especies, todos dispuestos a luchar de manera conjunta contra los Faeroly.

 

Los murmullos sorprendidos y maravillados se elevan en toda la sala. Los representantes siguen sin exprimir ningún sentimiento ni emoción. Miro Fusnio y Diego y entiendo que lo sabían. Sé que tienen canales de informantes en muchos lugares y siempre parece saber todo lo que ocurre. O… Petrushi los ha usado para que consiga que se crea esta Corporación. Sería mucho del estilo de Petrushi y… tiene razón. Les sonrió con amor y orgullo. Me dan una sonrisa leve, pero sus ojos me dicen muchas más cosas. Me sonrojo. Son tan dulces conmigo. Limbayo me coge la mano y se la lleva a la boca. Se aproxima de mi cara y de mi oído.

 

-          Estoy muy feliz por ti, ya era hora que estés feliz. Diego y Fusnio son buenas personas.

-          ¿Los conoce?

-          Fusnio ha estado para mí y me ha ayudado y apoyado más de lo que puedo decir. Y Diego es un primo político.

 

Lo miro.

 

-          ¿En serio?

-          Sí.

-          Estoy impresionada.

-          Y ahora eres mi pequeña prima a tu vez.

 

Miro Limbayo y me rio dulcemente. Me toma por los hombros y me aprieta contra él. Lo abrazo con cariño. Los representantes nos miran con curiosidad. Por lo visto nuestros gestos les sorprenden. Petrushi carraspea y todos lo miramos.

 

-          A partir de mañana, los representados de la Corporación irán y confrontaran los Menesteres Mayores. Irán acompañados de todos los guerreros y los protectores más feroces de cada especie para que entiendan que estamos decididos a impedir sus designios. Pido a todos vosotros de poner en marcha las Protecciones Múltiples en toda la Tierra, no podemos permitir ningún desliz. Las apuestan son muy importantes. Fusnio y Diego van acompañar la delegación y seguir la tarea que han empezado y conseguido con éxito.

 

¡Lo sabía! Les sonrió con más amor y orgullo que nunca.

 

-          La reunión ha acabado. Dentro de cinco días tendremos otra reunión y espero vuestros informes en ese momento. Gracias a todos por vuestra tarea.

 

Una media hora más tarde todos nos hemos saludados. Volvemos a mi casa. Limbayo ha prometido venir a verme. Lo estoy anhelando.

 

 

 

46.

            Han pasado tres días desde que nos reunimos con Petrushi. Estamos todos en modo protección de todos los sectores en todo el planeta. Por el momento parece que los Sub-Viviente han decidido no venir aquí. No sé si es una consecuencia de la creación de la Corporación en consorcio, pero no hay ninguna incursión en ningún lugar. No sé si preocuparme o si alegrarme. Estamos todos los Guardianes conectados y estamos perplejos. Pero vigilantes a tope también. El asunto, nunca bajar la guardia. Los Sub-Viviente tienen muchos recursos y saben cómo usarlos. He llegado en casa desde una hora donde he hecho todo lo que hago habitualmente y ahora estoy en mi terraza y doy vueltas. No he tenido noticias de Fusnio y de Diego y es normal. Están en misión y eso requiere ningún contacto fuera de esta. Pero… no estoy a gusto. Por lo tanto ya he estado en el mismo puesto de trabajo que ellos y conozco las reglas. Nunca las he puesto en dudas ni cuestionadas. Es lo que hay y me he conformado. Ahora… son mis compañeros de existencia, de mis días, de mis emociones, de mis sentimientos y de mi cuerpo. Siento que mi alma se está juntando de más en más a las suyas. Es un lazo que deseo y aspiro, aunque tengo miedo y… dudas. El timbre de la puerta suena y tomo mi catana que pongo en mi espalda de manera que no esté visible y que sea fácil de coger y de usar. Me aproximo sigilosamente del batiente, pero no me pongo delante. Acciono el sistema discreto y casi invisible para ver quién está delante de mi puerta. Cuando ojeo, Limbayo me hace señas con la mano y una amplia sonrisa. Me rio un poco. Es increíble. Abro con rapidez el batiente y me lanzo a los brazos fuertes y acogedores de él. Nos abrazamos y nos hacemos carantoñas unos segundos.

 

-          ¿Entramos?

-          Si me invitas…

-          Por favor…

Le hago un gesto para que entre, lo sigo y cierro la puerta.

 

-          Vamos a la terraza. Estaremos bien y puedo invitarte a tomar algo. Me he llevado algunas cosillas allí…

-          ¿Para compensar?

 

Lo miro sentado con elegancia y desenvoltura en mi sofá. Tiene los labios arqueados en una mueca tierna y algo socarrona.

 

-          No. No, claro que no.

-          ¿No?

-          No… bueno, un poco.

 

Me dejo caer en un sofá cerca del suyo. Alarga el brazo y me toma la mano. Suspiro profundamente.

 

-          Estas enamorada.

-          Sí. Pero… sé cómo va esto, pero….

-          Los anhelas, los deseas y los echas de menos.

-          Sí.

-          La felicidad que siente trae ese coste, una cierta frustración y algo de malestar. Luego se disuelve cuando estéis otra vez juntos.

 

Lo miro con una sonrisa extrañada.

 

-          ¿Por experiencia?

-          Desde hace poco.

-          ¡No me digas! ¿El enamoradizo ha encontrado su felicidad?

-          Sus felicidades.

-          Vaya. ¿Cómo se llaman?

-          Libayo, un macho entrañable y sexi como Doblingo (equivalente de nuestro infierno y que corresponde a un pozo de tal heladería que nada puede subsistir allí) y una hembra Lasibiya que es un encanto y tan bella que me pone…

 

No me lo puedo creer. El seductor más grande que he conocido esta… ¿pillado? La expresión de su semblante, esa mirada me dicen bastante lo que le está pasando. Es tan similar a mi cara cuando la miro en el espejo.

 

-          ¿Desde cuándo?

-          Tres meses de vuestro tiempo humano.

-          ¡Wouh! Estoy impresionada y también tan feliz por ti. Te merece esta felicidad, eres… maravilloso.

 

Nos abrazamos.

 

-          Tenemos que festejar nuestra felicidad y nuestra… frustración…

-          Brindo por eso.

 

Cuando acaba la velada son las cinco de la mañana y no estamos cansados. Hemos hablado y contado y rememorado todo de nuestros amores, delineando cada cosa que son de ellos y de ella. Mas hablábamos de ellos y de ella, más teníamos que decir como si las palabras hacían que estuvieran con nosotros en esos momentos. Cuando decidimos que ya era demasiado tarde y que convenía dormir algo estábamos saciados y relajados.

 

-          Quedate ne la habitación de amigo. De todo forma tenemos que patrullar en el mismo sector luego.

-          Te lo agradezco. Necesito algo de reposo y volver a mi morada… no me apetece mucho… estoy ebrio de amor…

-          Yo también.

-          Queda poco para que vuelvan contigo.

-          Si… una pequeña eternidad.

 

Nos reímos y en pocos minutos estamos durmiendo en nuestras camas, agotados, pero serenos.

 

 

 

47.

            Quinto día y estamos en el despacho de Petrushi con los mismos que antes. Cinco días sin manifestaciones de Sub-Viviente en cualquier lugar de la Tierra. Lo que nos descoloca. Todos hemos estado muy vigilantes en nuestras patrullas y hemos usado todos los recursos de vigilia que conocemos. Y, nada. Me abruma algo, pero me alivia también. Y a todos en regla general. De hecho hemos tenido todos que evacuar los instintos de combates entrenando a tope. Cuando llego todos están ya sentados alrededor de la gran mesa. El espacio sigue tan amplio como lo recuerdo. Petrushi me sonríe y todos nos saludamos con cordialidad y afecto para muchos. Limbayo me da un breve abrazo antes que me siente a su lado. Miro enfrente de la mesa y no está ni Fusnio ni Diego. Limbayo me aprieta la mano.

 

-          Gracias por estar aquí y por vuestros informes que han sido muy significativo.

 

Miramos a Petrushi, un poco asombrados de esta introducción a sus futuras explicaciones. Abro la boca para preguntar cuando la puerta se abre y entran Diego y Fusnio. El alivio es tal y mi amor por ellos tan fuerte que casi me da un mareo. Me sonríe lentamente y dulcemente, mientras que toman los mismos asientos que el otro día. Los saludos se hacen por doquier. Petrushi parece también aliviado. ¿Algo que ver con lo que sigue?

 

-          Me alegro de veros.

 

Diego y Fusnio asienten con la cabeza. Ya me lo figuraba.

 

-          Fusnio les va a explicar la situación actual y lo que se ha decido.

 

Todos miramos Fusnio. Una pantalla aparece en el centro de la mesa. No sé cómo hace este tipo de cosas, pero los Faes son muy hábiles en estas artimañas.

 

-          Les he hecho un resumen de los temas debatidos y sobre todo de las conclusiones a las cuales hemos llegado. Eso supone nuevas normas y legislaciones. Para vosotros serán otra manera de ser Guardianes y Protectores. Un memo se les será enviado con todas las instrucciones concretas así como las próximas reuniones de trabajo. Pero antes decirle que los Menesteres Mayores están aniquilados y unos acuerdos han sido concordados con los Faeroly. Para resumir, si no se atienen a estas medidas una acción guerrera será lanzada contra ellos con la fuerza de todos los que constituye la Corporación en consorcio.

 

Unos murmullos estallan por toda la mesa antes que los vítores y aplausos llenen el espacio. En todos los rostros la misma felicidad y también el mismo alivio. La pantalla virtual pone en relieve los mayores puntos de las nuevas normativas y todos las leemos con mucho interés. La hora que sigue permite a cada uno de preguntar y pedir esclarecimientos sobre tal o tal punto. Al fin y al cabo, vamos poder convivir y sobre todo co-existir con los Sub-Viviente en buena inteligencia. No integro bien algunos puntos como el hecho que varias especies puedan incrementar sus visitas en la Tierra bajo condiciones precisas, eso sí, pero no me gusta la cosa. Sin embargo ya era hora que se establezca una coordinación estructurada que lo que es permitido en la Tierra. Cada parte del Mundo tendrá que organizarse y poner sus propias normas, pero por lo menos ya es un paso para una mejor co-habitación que la que ha estado hasta la hora. Somos una nación que puede estar con muchas otras naciones en buena inteligencia. Cuando terminamos la reunión, Petrushi nos hace señas para que esperemos antes de marcharnos.

 

-          No podemos irnos sin más. Esto es un primer paso y todo queda por hacerse de una cierta manera. Así que os propongo que tomemos algo para brindar a este nuevo futuro en marcha desde ahora. 

 

Todos están de acuerdo. Cinco horas más tarde, la fiesta llega a su fin, pero no estoy muy presente al final, puesto que cuantito Fusnio me acuesta en un coche, casi me duermo.

 

-          ¿Y mi moto?

-          Nos encargamos de ella.

 

¡Black-Out!

 

 

 

48.

            Me despierto. Lanzo mis manos a mis costados y estas son cogidas por dos manos. Fusnio y Diego. Mi visión nocturna se activa.

 

-          ¡Estáis aquí!

-          Estamos aquí.

-          Os he echado tanto de menos.

 

Me cubro el rostro con mi sabana. Vislumbro luz a través la tela. Han encendido la luz de la mesilla. Una mano me quita el tejido y veo los rostros sonriéndome dulcemente.

 

-          No debería haber sentido eso. Estamos acostumbrados a irnos para una u otra misión. Hace parte de nuestro oficio y de nuestra responsabilidad. Pero… os quiero tanto… tanto… ha sido tan difícil… no pensaba que iba a ser difícil así…

-          ¿Lamentas querernos?

 

Miro el semblante inescrutable de Diego.

 

-          ¡No! ¿Cómo podría lamentarlo? Lo que lamento es mi actitud. Soy una profesional y debería estar impertérrita con el hecho que os tenéis que ir y no… ¡así!

 

Fusnio me tuerce la cara hacia él.

 

-          No se puede ser impertérrita con las emociones y los sentimientos. Es algo que hace parte de cada ser existente y vivo.

-          ¿Los Faes también?

-          Sí. Es lo que hace las acciones difíciles y complejas cuando se trata de individuos. Son seres que sienten.

 

Me pierdo en su mirada esplendorosa. Se de lo que habla. Por mucho que tenga que erradicar a seres que están en infracción, siempre una parte de mi lo siento como algo ma lo. No es tan simple de hacerlo, por mucho que lleva la razón y la ley conmigo.

 

-          No puedes estar impertérrita cuando nos ama. No podemos ser impertérritos cuando te amamos.

 

Miro la cara de Diego con esa sonrisa leve y profunda y esa mirada que me envuelve enteramente. La mirada de Fusnio sigue en mí con esa misma intensidad y me siento completa. Como si mi ser estuviera feliz y pleno. Levanto mis manos y atraigo los rostros de mis amores hacia mi boca. Cuando los besos se vuelven voraces quiero que seamos uno, nuestros cuerpos bailando al son de nuestro placer. El júbilo me lanza hacia el orgasmo. Cuando nos unimos en ese abrazo de amor, el sueño llega y… ¡Black-Out!

 

 

 

 

49.

            Cuando abro los ojos, el día está en su plena luminosidad. El sol irradia y me dan ganas de…bailar. Capoeira. No… miro a mi lado y estoy sola. No me sorprende. Fusnio no necesita realmente dormir. Se mete en la cama con nosotros, pero solo para estar juntos. Diego duerme unas tres horas, nunca más. Soy la marmota de nuestro trio. Mi metabolismo necesita como mínimo seis horas. Mi mente puede estar durmiendo dos horas. Mi mente es más potente que mi cuerpo aunque tengo habilidades físicas que desconozco en parte. Fusnio parece saber más cosas sobre mi otra naturaleza y las esencias fisiológicas añadidas. Mi parte humana parece estar en estrechas unión con todas sus partes constitutivas. Qué pena que no me hayan dado un modo de empleo. A veces me sorprenden reacciones que tengo en una lucha o cuando estoy en peligro o cuando mis emociones me sumergen.

 

-          ¿Estas despierta?

 

Diego aparece con ese traje de deporte que lo ciñe y que le da ese toque sexi y letal que me pone a mil. Se sienta en la cama y me acaricia la cara. Me desperezo un poco y cierro los ojos con deleite. 

 

-          Y, ¿Fusnio?

-          Ahora llega. Nos tiene una sorpresa preparada.

-          ¿Una sorpresa?

-          Conoces a Fusnio. No dirá nada hasta que lo decida él. Mientras…

 

Diego se quita lo de arriba y se acuesta a mi vera.

 

-          No estamos obligado de quedarnos de pie o sentados.

-          No, claro que no. Incluso te puedo calentar si tienes frio…

-          ¿Calentar? Como… ¿Así?

 

Me pasa la mano sobre el pecho y el vientre. Y siento que me estoy calentado. Pongo mi mano sobre sus hombros y en unos minutos estamos hirviendo de deseo y de placer. A medida que nos acariciamos la temperatura sube y en un momento estallamos los dos. Cuando nos quitamos la sabana de encima, vemos Fusnio adosado a la pared en frente de la cama. Me pongo colorada.

 

-          Ah… Fusnio… ¿estás aquí desde mucho tiempo?

 

Con esa gracia y esa elegancia fluida se aproxima de la cama y se nos une. Nos escrutinia con esa mirada hipnótica y fascinante.

 

-          Desde suficiente tiempo. ¿Habéis disfrutado?

-          No tanto que si estuviéramos los tres.

 

Miro Diego detenidamente.

 

-          ¿De verdad? ¡Gracias!

-          Eh, swima (preciosa)… eres perfecta y los dos somos perfectos en nuestro amor… pero…

-          Tienes razón.  Fusnio es más perfecto.

 

Fusnio desgrana esa risa que es uno de los sonidos más celestiales que he escuchado jamás.

 

-          Fluxfus (niños), me alagáis… y lo aprecio… Levantaros. Tengo una sorpresa para ambos y creo que tendremos tiempo de estar más perfecto después.

 

Lo atraigo hacia mí y los beso con hambre y pasión. Me corresponde. Diego se une y unos minutos después podemos ducharnos, vestirnos y seguir Fusnio sea donde sea que nos lleve.

 

 

 

50.

            Fusnio nos lleva a través varios pliegos de espacio en cuadrante de planeta que desconozco. No nos paramos, estamos de paso. Me siento rara y algo confusa. No exactamente inquieta, pero no totalmente serena. Diego se da cuenta y me coge la mano. No me mira, pero lo se atentó a lo que siento. Es así, sin serlo. Es… todo lo que no parece. Fusnio se da la vuelta y mira nuestra mano. Se acerca a mí.

 

-          Fiasna (alma de mi corazón), te prometo que lo vas a apreciar.

-          Si, lo siento, pero… tengo confianza en ti.

-          Lo sé, Fiasna, lo sé.

 

Me besa la frente y me acaricia la mejilla. Cierro un segundo los ojos.

 

-          ¿Seguimos?

-          Sí, claro.

 

Fusnio mira Diego y le acaricia la mano. Los minutos siguientes seguimos entrando y saliendo de los pliegos de espacio. No veo gran cosa de esos lugares. No puedo concentrarme en otra cosa que no sea llegar a donde tenemos que llegar. Nos paramos en un sitio que es extraño. Es naturaleza,  pero todo es malva y los troncos y demás matorrales están hechos de una textura extraña y a demás… palpitan como si una corriente leve de electricidad los recorriera. Es un espectáculo fascinante y atractivo.

 

-          Son Zambalayos.

-          ¿Qué?

-          Toda esta naturaleza está constituido de Zambalayos, es la textura de este planeta y también su alma.

-          ¿es la población de esta tierra?

-          No exactamente. Digamos que son los protectores y el sustento del planeta. Todo está interconectado y ningún ser vivo o existente puede interactuar con los Zambalayos. Si se intenta algo contra el planeta, estos tienen unas defensas que dejaría las de los Rugruwa como juegos guerreros de niños chicos.

 

Estoy impresionada. Los Rugruwa son los guerreros más letales y mejor preparados al nivel de la defensa y de la ofensiva de todos los Sub-Viviente. Casi invencibles.

 

-          Hemos llegado.

 

Es un gran claro acondicionado, planificado y habilitado insertado con en el medio ambiente. Una sinergia recorre el lugar dando el sentimiento de hogar, de pertenencia y de bienvenida. Nunca he sentido algo así. Respiro hondo y siento miles de flagrancias incorporarse en todo mi ser y llenarme de una paz intensa y potente. Es como si levitara sin levitar y nunca me he sentido tan en punto de equilibrio. Cuando abro los ojos, Fusnio y Diego me miran con dulzura y tanto amor que me pongo a reír de felicidad. Los transeúntes, seres muy grandes pasan a nuestro alrededor sonriéndonos. Están todos vestidos con ropas muy coloridas y muy estilizadas. Parecen cómodas y practicas a la vez. Las caras son como todos los rostros de una especie, distintas y con signos distintivos particulares como ojos grandes, bocas carnosas, pero todo en harmonía. Son guapos, pero de una manera humilde y discreta. Una mujer mayor, pero con un rostro liso y luminoso se aproxima hacia nosotros. Fusnio se pone delante de ella y se ponen las manos encima de los hombros poniendo un momento la cara sobre el brazo de su vis-à-vis.

 

-          Zalaya…

-          Fusnio… Un placer volver a verte. Tu presencia es demasiada rara y deseamos verte más a menudo.

-          Lo lamento.

 

Hablan en un idioma que entiendo y sin embargo no es humano. Es… extraño. Diego me coge la mano. La mujer saluda Diego con una inclinación del torso y luego se pone delante de mí. Es tan grande como yo. Soy de una talla elevada por una mujer. Mi madre era pequeña en comparación. Me mira a los ojos con una emoción que reconozco, pero sin saber porque. Nunca la he visto. No creo.

 

-          Fasnia, te presento a tu abuela paterna. Ella no ha sabido nada desde la última vez que te vio cuando tenías tres años. Ha sabido de la muerte de su hijo. Es algo que pueden sentir cuando los lazos familiares son estrechos ya sea por filiación o porque uno hace parte de su espacio íntimo.

 

Las palabras resuenan en mí. Perdí mi madre cuando tenía 13 años y luego estuve en instituciones, tres en total donde me sentí bien, casi como en casa. Hasta Petrushi. Que es un padre para mí. No sé nada de mi padre. Fusnio me coge la mano y lo miro.

 

-          Eres de esta especie. Los Zungaloy. Están estrechamente ligado a la esencia de esta tierra. Es tiempo que sepas de tu herencia.

 

Lo miro.

 

-          Me hubiera gustado que me previnieras…

-          He sido yo que le he pedido que no te dijera nada. Quiero explicarte y contarte las cosas. Si quieres…

 

Miro esos ojos que se parecen un poco a los míos, aunque son más pequeños. Me tiende una mano y se la cojo.

 

-          Sí, quiero saber. Pero… quiero que vengan conmigo.

-          Son  tus compañeros de vida y de existencia. No lo hubiera pensado de otra manera.

 

Nos adelanta hacia una vivienda y allí van a pasar las horas más extraordinarias de mi vida.

 

 

 

51.

            Mi abuela Zulaya me ha hablado de mi padre, de la última vez que me vio. Tenía tres a     ños cuando mi padre se fue con mi madre y yo hasta el Pliegue de Espacios de este cuadrante y nos mandó de vuelta a la Tierra. Pensó en volver, pero en camino una trampa por unos Waryanaya, una especie muy traicionera y tramposa y nunca volvió. Mi madre nunca supo lo que había ocurrido y no pudimos volver en el planeta paterno. No hay muchos que pueda ayudar a pasar por estos pliegues sin que sean matados. Los Faes son lo más indicados, pero mi madre no conocía a nadie. La ironía es que años después de su muerte hubiera podido ir aquí. Pero… Mi abuela me ha contado como era mi padre, el amor que nos profesaba, su pasión por mi madre. Me pidió si lo quería ver. Me pareció curiosa esa pregunta. Pero resulta que los Zungaloy pueden trasmitir todo tipo de datos y de informaciones de cerebro a cerebro. Entre ellos lo hacen sin tocarse, solo con el deseo de ambos de comunicar así y también si se necesita hacerlo. Lo permito y… es la experiencia más conmovedora que he vivido. Lo he visto, he escuchado su voz, le he visto con mi madre, conmigo… es como si fuera una película video, pero mejor, más real, más próximo. Me he sentido tan cercana, tan emocionada, tan… Me he roto y mi abuela me ha sostenido en sus brazos mientras compartía sus recuerdos conmigo. Me sentí tan bien,  como si hubiera vuelto a mi casa. No sé cuánto tiempo estuve en una cierta ensoñación. Cuando abrí los ojos estaba en el regazo de Fusnio con Diego a mi lado. Mi abuela ya no estaba allí en esa habitación tan increíble y acogedora. La luminosidad aquí da una serenidad casi vibrante, casi viva.

 

-          ¿Dónde está mi abuela?

-          No ha dejado solos para que tomemos el tiempo suficiente para apreciar lo que has vivido y recomponerte. Dice que volverás y que podrás aprender de su cultura y de tus habilidades, pero ahora tienes que entender lo que has vivido aquí y como encajarlo en tu ser.

 

Asiento con la cabeza. Miro Fusnio.

 

-          ¿Lo sabias?

-          ¿Qué?

-          ¿De esa habilidad y de cómo me afectaría?

-          De esa habilidad, sí. Son primos lejanos de los Fae. Somos aliados desde millones de años. Antes de separarnos y empezar cada cual su camino historial y cultural.

 

Nos quedamos así. Le acaricio la cara a Diego que está ahí, siempre para mí, atento, protector. Me siento como nunca me he sentido. Soy una persona fuerte, potente y letal, pero aquí me siento como una niña chica desvalida y vulnerable, sin defensas. Es… sorprendente. Me enderezo y me levanto.

 

-          Tenemos que irnos, necesito… irme.

-          Sí.

 

Fusnio me sonríe con dulzura y cariño. Diego me toma la mano.

 

-          Vamos. Tengo otra sorpresa para ustedes.

 

Hago una mueca.

 

-          Ya veras, swima, te va a gustar.

 

Siento con la cabeza. Fusnio no miente, pero…

 

 

 

52.

            Fusnio nos hace pasar por un Pliegue de espacios y entramos en un lugar peculiar. El cielo es dorado hasta marrón claro en algunos sitios. Mucha verdura, una naturaleza frondosa. Los árboles y otros matorrales son de color rubís y de un verde muy claro, casi brillante. Todo es maravilloso y sorprendente.

 

-          Estamos cerca de Zumbayouy.

-          No tan cerca. Estamos a 9 460 730 472 580,8 kilómetros.

-          Vaya… Y este planeta es…

-          Mi Tierra. Faery.

-          ¿Tu Tierra? Pero… no dejáis a nadie venir aquí.

-          Es cierto. Pero no soy nadie. Sois mis compañeros de existencia, mis frenuchistis ( mis seres más que yo en amor)

 

Diego y yo lo rodeamos con nuestros brazos y lo besamos. Es tan poco común una unión así como está. Los Faes tienen fama de ser muy distantes, muy selectivos y muy fríos. Es muy difícil acceder a su intimidad y menos a sus sentimientos. Nos desenlazamos y damos un pequeño paso hacia atrás. Fusnio carraspea.

 

-          Vamos. No es todavía la sorpresa que tengo para ustedes.

 

Lo seguimos. Los senderos están delineados en la naturaleza como un dibujo. Pero la sensación es que la naturaleza ha permitido que los caminos se hagan en ella. Fusnio respira hondo y parece resplandecer a medida que avanzamos como si se conectara a su alrededor y tomara la energía de allí. Parece tan feliz. Volver en su tierra es como un chute de… ¿potencia? El aire parece más puro y es como un aliento de vida. Fusnio se da la vuelta y nos mira. Su risa es como una música celestial tan feliz, tan llena. Reímos también, uniéndonos en este momento de alegría genuina. Llegamos a un sitio con casas tan magnificas que me siento descolocada. Conozco bastante de arquitectura para reconocer estructuras diseñadas por un maestro. Cada vivienda es más espectacular que la de al lado. Todo se siente como lugares para existir con placer. Es como un hotel de lujo con un palacio con un hogar humilde. Es una combinación extraña y acogedora. Fusnio nos lleva hacia una de estas. Entramos y el interior es tan perfecto como el exterior. Todo es tan exquisito y también práctico, que me siento ya como en mi hogar. Fusnio nos para antes que entremos. Me toma en brazos.

 

-          ¡Eh!

 

Me hace entrar en la morada.

 

-          ¿No es costumbre para los humanos de centrar así cuando están unidos?

-          Sí, pero…

 

Me deposita sobre un banco de una materia muy cómodo aunque de una textura que desconozco. Se vuelve hacia Diego.

 

-          No es una buena idea de cogerme en brazos, Fusnio.

-          Ahora no, pero un día si…o

-          Puedes esperar sentado.

-          Ya lo veremos.

 

Fusnio tiende la mano y Diego la coge y une sus dedos a la muñeca de Fusnio que hace igual. Entran los dos y se miran con pasión.

 

-          Bienvenidos en mi casa.

 

Desvía su mirada hacia mí para incluirme en esa bienvenida.

 

-          Seguirme.

 

Entramos en un salón donde los estilos se mezclan para dar una impresión de caos organizado, pero que da una sensación de comodidad y de relajación.

 

-          Es mi sitio favorito.

-          Ya entiendo de donde te viene ese gusto tan raro que tienes para todo.

 

Fusnio mira a Diego y le da un golpecito en el hombro con afecto.

 

-          Sentaros.

 

Un Fae llega con una bandeja con nuestras bebidas preferidas y algunas cosas que huelen de maravilla. Las reconozco, pero otras no.

 

-          ¿Estos son comestibles?

-          Si, desde luego. Todo lo que hay aquí es preparado para vuestro gusto.

 

Tomamos algo y luego nos hace visitar su hogar. Vamos de maravilla en maravilla. Entramos en la última habitación y me quedo estupefacta. Es seguramente los aposentos de Fusnio. La cama es gigantesca y parece realmente muy cómoda.

 

-          Mi habitación…

 

Diego y yo nos miramos luego con un grito de júbilo nos lanzamos sobre ella donde nos revolcamos riendo. Fusnio nos mira luego se lanza también. Durante varios minutos nos reímos a carcajadas tocándonos, cosquillándonos, acariciadnos. Luego nos abrazamos antes de mirar el techo muy juntitos. Este es una grande bóveda que da sobre el cielo. Abro la boca, estupefacta mientras Diego silba con admiración.

 

-          Creo que vamos a pasar mucho tiempo aquí.

-          Si, lo creo también.

-          Por mí todo el tiempo deseado.

-          ¡Pervertido!

 

Fusnio me abraza con cariño. Una hora más tarde estamos de vuelta en su sala de estar preferido. Comemos otra bandeja que ha sido traída mientras el interludio en la habitación de Fusnio. Degustamos un alcohol afrutado con deleite mientras el día se ensombrece. Un pitido agudo nos llega de un lugar en la sala. Fusnio se levanta, toma un artilugio que parece ser un teléfono, pero remodelado y escucha lo que dice el que ha llamado.

 

-          De acuerdo. Llegaremos en breve.

 

Cuelga. Se da la vuelta hacia nosotros.

 

-          Petrushi nos necesita. Las negociaciones están bajo demasiada presión y requiere nuestra presencia de conciliadores.

 

Lo entiendo. Es una de nuestra función y habilidad. Una hora más tarde entramos en el Centro.

 

 

 

Publicité
Commentaires
Publicité