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De escritura à écriture
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8 mai 2023

Bonjour, Voici mes deux chapitres, aquí estan mis

20220322_151254

Bonjour,

Voici mes deux chapitres, aquí estan mis dos capítulos de mes deux romans, de mis dos novelas : Alba bis- El Laberinto. Bonne lecture! 

 

5.

Nos adentramos en la sala. Por doquier se ve sillas destartaladas, bancos de madera astillada, mesas en vario estado de oxidación, las paredes en estado bastante lamentable con la pintura cayendo en pólvora sobre un suelo desconchado y desastroso. Una especie de escenario o de tarima donde Manuel toma sitio, supongo u otros según quién o quiénes tomaran la palabra de los que están en este espacio amplio. No conozco a nadie. Todos saludan efusivamente a Manuel parándole para comentarle algo. Manuel escucha a todos, atento, una media sonrisa discreta en los labios y la mirada vivaracha. Tiene una memoria fenomenal. Nombra a cada cual por su nombre y sé que se quedara con todo lo que cada cual le vaya diciendo. Me presenta sucintamente a cada cual y devuelvo el saludo algo cohibido. Lo sigo como una sombra versátil, no muy seguro de lo que pinto aquí. Veo un grupito de muchachas. Todas llevan mini falda y unas camisetas holgadas que marcan sus atributos de manera muy señaladas. Intento no mirar fijamente y fracaso en el intento. Nunca he visto tales vestimentas. En el pueblo sería considerado casi como una herejía. Ni me lo imagino. Merche esta entre ellas con una faldita incluso más corta que las otras de sus compañeras. Me mira y me sonríe amigablemente. Le devuelvo el saludo y la sonrisa torpemente. Soy muy besugo a la hora de hacer amistades. Soy de los que necesitan algo de rutina, de costumbre, de hábitos para confiarme y poder entablar una amistad. Admiro sobre manera a las personas como Manuel con esa soltura y esa facilidad para relacionarse con los demás.

Los murmullos son voces plenas y rotundas como si la llegada de Manuel le daba asentamiento u planteamiento en sus presencias en el lugar. Merche aparece a mi lado.

 

-          ¿Todo bien?

-          Sí.

-          Ya verás, no duele.

-          ¿Cómo dices?

-          Nuestras reuniones son inocuas e indoloras.

-          ¡Oh! Claro, por supuesto.

-          Relaja, hombretón, que aquí somos todos iguales. Un mismo horizonte para varios cuerpos unidos.

-          Sí. Claro.

 

No entiendo muy bien. Las metáforas siempre me dan un poco de grima. Parece ser que es por falta de cultura y eso se arregla estudiando, por lo menos es lo que creo. En ello estoy.

 

-          Manuel abrirá el debate. Luego dará paso a todos los que quieren intervenir.

-          Gracias por informarme.

-          Alguien tiene que hacerlo y a mí me gusta. Manuel prefiere los ejemplos vividos.

 

Sonrió. No sé lo que eso significa. Lo dejo ahí. El miedo que siento por lo desconocido aminora un poco. Manuel se posiciona en la tarima en esa pose relajada y potente que suele tomar en momentos como estos.  Mira atentamente la asamblea. Somos unos treinta por lo menos, muchachas y chavales casi a parte iguales. Parece que todos somos de la misma edad o por lo menos de la misma tanda. Todos están en la universidad, creo, pero no lo puedo asegurar. No llevamos traje o etiqueta que lo determiné por lo cual somos realmente todos iguales. Todo esto me queda grande y me parece de otro mundo. Las únicas reuniones en las cuales he estado obligado de ir fueron las de las misas los domingos y las fiestas familiares como boda, bautismo o entierro. Aquí no estoy obligado de venir, claro esto, pero Manuel sabe cómo incentivarme.

 

-          Hola de nuevo a todos. Veo que mis explicaciones para llegar hasta aquí han sido claras, me alegro. Desde ahora y por las cinco próximas reuniones vendremos por separado o en “petit comité” aquí. Sigue vigente la prudencia. Hemos sabido que en el grupo de Juan Monuera en Córdoba han detenido a uno de los nuestros. No ha vuelto todavía. La única certeza es que el compañero tiene apoyo familiar que le ayudara a no ser torturado y retenido demasiado tiempo. Por el otro lado, perdemos a otro compañero de lucha.

 

Un silencio hostil vuela por la sala.

 

-          En un caso como este le aconsejaran con bastante insistencia para que se vaya afuera por un tiempo indefinido, ya sea en Londres, Paris e incluso en Estados Unidos. Todo depende de los recursos económicos que tengan. Protegemos a los nuestros.

 

Un murmullo aprobatorio recorre el grupo. Merche me murmura en el oído otros detalles que parecen ser importantes. Creo que todo esto no es tan anodino como lo dejan entender. Me siento abrumado.

 

5a.    

La ferretería de mis padres era un salón de té. Allí se personaban todos los que tenían que comentar algo y aprovechaban para pedir consejo sobre problemas intrascendentes que incluso ya habían resuelto. Por esa regla de tres de que dos ideas valen más que una, allí los teníamos en cualquier momento del día casi todos los días. Algunos disimulaban, otros solo venían a pasar el rato sin ningún tipo de problema. Recuerdos a todos ellos con un cariño especial ahora que ya muchos de ellos no están con nosotros y porque hacen parte de un pasado que se me antoja dulce y acogedor cuando en su momento fue cutre, insufrible y bochornoso. Me acuerdo de la «Solterita», una anciana que nunca se casó y que desde siempre la apodaron así con ese cariño extraño que se les tiene a unas personas que nos parecen entrañables. Murió muy viejita, pero yo siempre la conocí así. Parece que algunas personas se quedan en una estación de vida y nunca cambian. No decía mucho cuando entraba en la tienda y se sentaba en unos de los butacones con esos modales tan humildes y recatados. Movía su cabeza con ese peinado que nunca cambio, un moño de pelos blancos envuelto en una rejilla negra. No puedo decir si fue guapa o si lo era, para mí era la Solterita, la que se sentaba, hacia unos gestos con la cabeza y usaba pocas palabras como si estas fueran a desgastarse si las hablaba mucho. Con todo lo que hable yo mismo en esos tiempos remotos, ella hubiera podido ser muda por la cuenta que nos daba. Curiosamente siempre necesitaba ayuda para su casa y mi padre, por arte de magia porque de otra manera no podía ser, sabía lo que no iba bien e iba a su casa a arreglarle lo que fuera. Si le pagaba el servicio y lo que fuera que se tenía que cambiar o arreglárselo queda en el secreto de las tumbas tanto de ella como la de mi padre. Supongo que tenían un acuerdo o un trato. Nunca pregunté, todo me parecía normal y corriente desde la perspectiva de mi niñez y de mi mocedad. Hoy en día tengo curiosidad. Sonrió y me rio un poco.

 

-          Pablo…

Levanto la cabeza. Simona me mira detenidamente su torso entrado en el despacho sujetándose al marco de la puerta y al pomo en esa posición precaria que siempre toma. Alza sus elegantes cejas en una muda pregunta.

 

-          Ya voy… ¿Todo preparado?

-           ¿Lo preguntas?

-          Mil perdones, Señorita. Es una pregunta retórica y tonta, ya que Usted es la profesionalidad personificada…

Simona se ríe y sale dejando la puerta abierta. Llevamos trabajando juntos más de quince años y pronto podrá tener su propio despacho como socia de la empresa, mientras preparo mi ida hacia cielos más clementes y sobre todo menos soberbios. Necesito tranquilidad, necesito que el tiempo fluya como un riachuelo sereno en plena naturaleza. La pasión del empiezo cuando entré en esta empresa se me ha desgastado poco a poco. Ahora quiero tener una vida sin la furia y la vorágine que parecen ser el sello de estos tiempos. Quizás lo fui cuando empecé el oficio o no. Todo es un punto de vista o una perspectiva. Hora de cerrar negocios y de incrementar las cuentas bancarias de todos.

 

6.

Manuel nos hace un discurso que me deja abducido en el pavor. A rato me siento parte de lo que dice hasta que unos términos particulares me vuelven a confundir y a abrumarme de tal manera que no entiendo el punto en concreto de tal arengue. ¿De verdad tenemos que luchar? ¿Para quién y para qué? Soy rebelde. Bueno es lo que decía mi maestro que me quería mucho más sumiso. Nunca lo consiguió. ¿Rebelde es ser revolucionario? No lo siento así, pero tampoco me he parado mucho en pensar en estos conceptos. Manuel es revolucionario, lo sé, lo siento así, lo dicen todos, pero ¿es rebelde? Lo veo en su papel, en su rol, en lo que es, un imán increíble, con un carisma que me maravilla y me deja patidifuso también. Merche me sonríe, alentadora y levanta un pulgar en alto. Le correspondo. ¿Qué pasa? ¿Qué me he perdido? Usan cantidades de códigos y expresiones no-verbales que desconozco o que interpreto mal. Manuel hace lo que puede para enseñarme de que va su lucha, “la lucha” y Merche me explica cuanto puede. Voy lento en lo de comprender, pero lo lograre. Soy tenaz y pertinaz cuando me lo propongo. Tomo notas mentales para recordar lo que se dice aquí. Siempre tengo un cuaderno donde anoto cosas, palabras sueltas, ideas mías sobre un concepto u otra teoría. Es una de las cosas más valiosas que tengo y lo que me dio el deseo de emprender estos estudios. Una discusión acalorada estalla a mi vera. Merche se ensaña con un chaval con pintas desarregladas y semblante iracundo.

 

-          ¡Fácil hablar así cuando se tiene como tú puertas y ventanas de salida!

-          ¿Me estas llamando ricachona? ¿Quién dice que la lucha es reservada a una clase social? ¿Tu? Que yo sepa tus padres son propri…

 

En un segundo la habitación estalla en gritos, vocerío y malas palabras. Me quedo anonadado y temeroso. En breve se liaron a puñetazos, tortazos y peor como en las fiestas de mi pueblo en uno u otro evento cuando la bebida ponía de esa manera a algunos. Un silbato resuena y todo para, ruidos y movimientos.

 

-          Aquí estamos para la lucha de todos. No hay diferencia si no derechos para todos. ¡Si el mundo no cambia, lo cambiaremos!

 

Todos repetimos el lema con fervor. No creo que esto sea lo mío.

 

                              ¡Si el mundo no quiere cambiar, nosotros lo cambiaremos!

 

-          Hay que movilizarse, todos, trabajadores, empleados de todas las administraciones y demás, incluso los del gobierno, el ciudadano de a pie , políticos, comerciantes, negociantes, industriales, financieros, banqueros, amas de casa, padres, todos los que forman una sociedad, todos unidos en una misma visión, en un mismo plan de vida, de sociedad, para que por fin esta sea igualitaria, con una perspectiva de porvenir digna para todos y cada uno, una existencia decente donde el cotidiano será siempre a la altura de cada cual. Tenemos que fomentar la apertura de las oportunidades para todos, el beneficio para todos, un mundo abierto hacia el presente para un mejor futuro donde todos y cada uno tiene su sitio con justicia, condiciones igualitarias. ¡Rebelarse es salud cívica! ¡Y eso empieza en la cultura, en la enseñanza escolar, en la familia, en cada resquicio de la sociedad para que fluya, por fin, la Libertad!

Todos, hasta yo, lo vitoreamos, repitiendo una y otra vez: ¡Libertad!, con fuerza y convicción. ¿De verdad he estado viviendo sin libertad? No lo veo claro, todo empieza a confundirme.

 

                              ¡Si el mundo no quiere cambiar, nosotros lo cambiaremos!

 

-           ¡Vamos!

 

Manuel me sobresalta, llegando a mi vera. Veo que se están yendo las gentes en grupitos, discutiendo y fumando. No fumo todavía. No tengo para eso. De vez en cuando me dan un pitido y me lo fumo despacito. Salimos por otro lado del que cogimos al entrar en este edificio en delicuescencia. Manuel saca un manojo de llaves con tamaños distintos. En el silencio hueco, el tintineo metálico parece atronador.

 

-          Aquí esta… Llegaremos a la avenida más discretamente. Era la salida “folladera”.

 

Doy un respingo. Manuel me sonríe de medio lado con una mirada astuta y socarrona que empiezo a conocer divinamente.

 

-          Uno de mis tíos, dueño en parte de la empresa, salía por aquí para ir con su amante de turno. ¡Menudo cabrón!

 

Se ríe con ironía. Sonrió un poco. Me parece tan fuera de mi vida, de mis preocupaciones.

 

 

-          No estas convencido.

 

Manuel me lo afirma, seguro de lo que dice.

 

-          Es todo tan novedoso. Nunca he escuchado estas palabras.

-          Y no las va a escuchar mucho. Algunas palabras son peligrosas porque ponen en peligro el que los anuncia. En si las palabras son lo que cada cual quiere que sean.

 

Reflexiono sobre lo que me dice y les encuentro sentido, pero sigo sin estar convencido. Tomo un trago de mi bebida, una casera con algo de alcohol, es una especialidad de Manuel.

 

-          No son solo palabras… No las que digo, son actos, eventos en devenir, circunstancias que se van a concretar, pronto o tarde. Está en marcha y las cosas van rápido. ¿No lo sientes?

 

Manuel me mira expectante. No sé lo que quiere decir. Parece siempre como si viera cosas que nosotros no podemos ver. Cosas que están en el tiempo en el cual vivimos.

 

-          España está entrando en otro espacio, con cosas diferentes, que van a cambiar todo y a todos. Esta en el aire.

 

Tiene la mirada absorbida. Me gustaría entender lo que quiere decir. No puedo. Soy quizás demasiado practico. En mi pueblo no hablamos de otras cosas que no sean las cosas del cotidiano, la casa, los quehaceres, la familia, los hijos, los nietos, los muertos, los casamientos, lo que están prometidos, los bautismos el trabajo, las cosas que se tiene que comprar. Todas cosas prácticas. ¿Dónde está esa Libertad, ese cambio tan profundo? Sigo sin estar convencido.

 

 6a.

Y no lo estaba de verdad. Convencido. Sigo sin estarlo, quizás. Me faltaron ejemplos concretos, vivencias cercanas y no las tuve. Todo fue un soplo de vendaval que me dejo descontrolado, desconcertado, desubicado y desencajado. Viví día a día, día al día, sin mirar por doquier, preocupado, de ir hacia adelante y no me plantee nada más. ¿Un error? ¿Hubiera cambiado las cosas de haber estado convencido? 

 

 

 *************************************Jusqu'au prochain chapitre********Hasta le próximo capítulo*************************************************************************

 

 

5.

                Clémence regarde fixement le bulletin (ou ce qui tient lieu de bulletin) d’Alba. Son visage est fermé, son regard sévère, un air impénétrable qui annonce la tempête. Le deal avec Alba est qu’elle aura la moyenne en toutes les matières et, si pas, on remédiera avec des cours particuliers ou autres moyens pour l’aider à atteindre ce niveau. Le laisser-aller, le « j’ai pas assez étudié, on n’a pas eu assez de temps pour le faire », le « interro surprise, c’est pas juste » et le « tu comprends pas, c’est hypra dur maintenant avec tout c’qu’on doit étudier, c’est pas comme quand vous étiez au bahut ! » (Bahut ! Tentative de manipulation en utilisant le même mot d’argot que ses parents utilisaient étant jeune ?) ne sont jamais, sous aucun prétexte et contexte, une explication satisfaisante et encore moins un justificatif.

            Gabriel est assis à la grande table massive de la cuisine avec Alba. Clémence est debout, superbe statue amazone ou celle d’une déesse de la justice imminente. Damien est au bureau en plein bilan comptable avec George dit « le manager » dit « la tête chercheuse », collaborateur, partenaire d’affaires, ami et copain de fac, pratiquement membre de la famille. Curieusement Roland dit Rol dit “la puce atomique absorbée“, collaborateur, partenaire d’affaires, ami et pratiquement membre de leur famille, est très efficace en cette matière, alors qu’il est infichu de s’occuper de son compte bancaire et autres actifs, des autres diligences administratives, genre impôts et paperasseries ad hoc et des multiples éléments d’un quotidien banal et normal, incapable de gérer quoi que ce soit dans ces domaines. Il semble que ce sont des sujets trop simples à traiter pour cet esprit particulier, surdoué en informatique et dans tout ce qui concerne le monde virtuel.

 

-          Je ne veux aucune explication, Alba ! Et encore moins une de celle qui va me conter une histoire de perte de cours, de notes, de livre, de présences en cours et n’importe quel autre impedimenta fictif ou réel. On a déjà donné dans le genre, tes pères et moi. Donc… On va passer à la phase punitive ! Tu me remets ton mobile pour 3 jours et pas d’accès à Internet via ta Tablet durant 5 jours. Je pense que tu auras tout le temps de réviser tes cours pour rattraper le retard, puisque ta prof a eu la gentillesse de croire tes salades et de te faire repasser l’épreuve d’ici à une semaine. ET… si tu essaies de négocier, je double le temps de punition et en plus tu ne vas pas à la teuf de Mélodie.

 

Alba qui s’est levée pour protester se laisse retomber lourdement sur la chaise. Gabriel regarde fixement ses doigts croisés. Alba prend la même rigidité minérale que sa mère. Clémence laisse tomber les feuilles sur la table. Elle détourne le regard de son petit ange devenue en si peu de temps une presque femme et s’assoit précautionneusement sur une chaise placée là judicieusement. Ses jambes sont sur le point de la lâcher.

 

-          Je ne te retiens pas ! Je crois que tu as du pain sur la planche, de quoi d’occuper intelligemment pour récupérer ton retard et te remettre à niveau !

 

Alba se relève avec violence, ne jette un regard à personne, attrape les feuilles incriminantes et sort en claquant la porte de la cuisine qui vivre légèrement sur ses gonds. Clémence et Gabriel sursautent. Clémence se dégonfle comme une baudruche en soupirant profondément et en s’affaissant contre le dossier de la massive chaise ouvragée.

 

-          Je donnerais, je ne sais pas quoi, pour zapper la partie punition !

-          C’est la partie éducative aussi…

-          Ouais, c’est ce qu’on dit ! Mais, je ne suis pas obligée d’aimer ça !

-          Non, dulzura (ma douce) C’est nécessaire. Alba est douée pour les études, mais même comme cela, on ne doit pas la laisser s’endormir sur ses lauriers. Elle doit étudier autant sinon plus que les autres, même si elle a facile, question de discipline et d’humilité ! La facilité doit être une simple aide additionnelle, sinon cela ne sert à rien juste en faire une fainéante, une ayant-droit qui se croit tout permis et à qui tout lui serait dû, parce que !

-          Oui. Je sais que cela pourrait faire d’elle ce que tu décris… ou pas… Je ne sais plus. Elle va m’en vouloir à mort maintenant…

-          Non. Tu le fais, parce que tu te préoccupes réellement, de tout cœur d’elle. Tu n’es pas comme tes parents qui n’hésitaient pas à te jeter l’opprobre, alors qu’ils n’étaient nullement préoccupés ou seulement intéressés par qui tu étais et ce qui composait ta vie. Tu as eu Gramy et c’est merveilleux, même si je sais que tu aurais voulu qu’ils soient des parents, simplement des parents.

-          Oui. Je le sais, mais des fois j’ai peur d’être comme eux…

-          Jamais ! Jamais ! Ne t’inquiète pas, mi alma (mon âme), Alba comprendra au final et même elle finira par t’être reconnaissante… un jour, tu verras, mi vida, un jour…

 

Gabriel se relève et enlace doucement sa compagne, sa merveilleuse complice de vie. Il a eu une mère qui se préoccupait réellement de lui et de ses études, son père n’aurait vu aucun inconvénient qu’il commence à travailler au plus vite comme il l’avait fait lui, son père avant lui et ainsi de suite sur plusieurs générations antérieures. L’Andalousie profonde d’alors. De maintenant encore ? De l’Espagne profonde encore ? Son père est fier de son travail à la poste. Dès qu’il le peut, il glisse dans la conversation : « mon fils est…» avec tellement de fierté que Gabriel pourrait s’imaginer avoir un poste de travail qui serait de l’ordre de sauver le monde. Comme quoi… Clémence et lui se bercent mutuellement avec tendresse et sollicitude. Punir Alba c’est se punir eux-mêmes. Ils savent qu’ils ont raison d’agir ainsi, mais cette raison-là, ils s’en passeraient bien. Et si… On ne  fait pas un monde avec des si et Alba est leur monde, leur merveilleux monde. Si. Tout va aller bien, si ?

 

6.

-          Mais TOUT le monde va y aller à ce week-end !

-          Justement, cela fait un peu trop de monde à mon goût, Alba !

 

Damien se tient bien droit, les jambes un peu écarté, assise ancrée dans sa décision, le visage impénétrable, campant sur ses idées. Alba, sa petite bébé qui a grandi si vite, se tient devant lui dans la même position ou presque. Père et fille n’en démordront pas. Ils sont bien décidés à avoir gain de cause. Clémence soupire intérieurement. Elle les a trouvés comme cela en arrivant du boulot. Gabriel fait deux heures sup, il y a pas mal d’absents pour cause de maladie et aussi, il faut bien le dire, des conditions de travail pas très glorieuses. Heureusement, il n’en a plus que pour deux mois avant de travailler à son compte et pouvoir enfin avoir un train de vie laborieux un peu moins stressant et chiant, d’après ses propres termes. C’est dire combien Gabriel est à bout, lui qui est toujours si correct dans ses formulations et attitudes.

            Elle reste sur le pas de la porte, ne voulant pas intervenir. Depuis le début ils sont tombés tous trois d’accord sur quelque chose, ils ne donneront pas l’opportunité à Alba de fomenter une dissension entre eux afin d’obtenir gain de cause. Diviser pour mieux régner n’est pas, sous aucun prétexte, une option viable et vivable. Et même comme cela… Le silence règne entre ses deux amours, aussi elle ne bouge pas, attendant que l’un ou l’autre bouge un argument, verbalement s’entend, pour se retirer silencieusement et laisser la décision finale à qui de droit, autrement dit, à Damien, responsable, comme ils le sont tous, de ce qu’Alba peut ou ne peut pas faire. Cela n’empêchera pas les choses d’arriver, mais cela fait partie de ce qu’ils sont vis-à-vis d’elle, une préoccupation constante qu’il ne lui arrive rien de mal, y compris si le mal vient d’elle. Sans parler de leur amour pour elle. La lutte silencieuse continue. Clémence retient un soupir. Damien détend sa position.

 

-          Qui sont ce « tout le monde » ?

 

Clémence fait une grimace. Alba : 1 -  Damien : 0

 

-          Mélodie, Fabien, Diana, Rick, Peter, Virma, Marina, Trentopic, Phil, Tania et moi.

-          Et qui encore ?

 

Clémence retient son souffle. Alba hausse un peu plus sa petite taille, essayant d’arriver à la même hauteur de son père. Damien : 1 – Alba : 1

 

-          Grégory !

-          Bien sûr !

 

Alba souffle violemment. Clémence fait la grimace. Cela va barder.

 

-          Tu vois ! Je le savais ! Jamais, j’aurais dû te parler de lui. Tu crois quoi, pap’s ? On a des préservatifs et puis… on est pas boloss, on fait gaffe, toujours ! Puis… les autres ils l’ont déjà fait presque, chui la seule qu’a jamais rien fait ! J’ai seize ans, quoi !

-          Quinze !

-          Wep ! Dans deux mois, j’ai seize… c’est juste pour qu’t’ai l’dernier mot et qu’tu fasses ton pap’s rigide !

 

Alba s’est rapproché de son père et lui souffle les derniers mots pratiquement sous le nez de son père qu’elle adore totalement, comme elle adore Gabriel, son poup’s, comme elle l’appelle depuis qu’elle parle ou presque. Clémence est un peu à part, c’est sa mam, celle vers qui elle se tourne quand son univers n’est plus vraiment dans l’ordre qu’elle pensait qu’il était. Leur complicité est en dents de scie, mais Clémence comprends. Elles se comprennent. Clémence voit Damien accuser les mots, mais il se maintien sur ses positions. Il sait combien cela lui coûte, mais elle ne peut pas lui donner tort. Même si… Alba est déjà une femme, même si l’âge ne le dit pas. Damien : 0 – Alba : 2

            Damien ouvre la bouche et ne dit rien. Alba le regarde, des larmes bordant ses yeux. Clémence fait un pas en avant.

 

-          C’est vrai… tu es déjà une femme, mais… tu es ma petite fille encore, Alba, angel mío (mon ange) et je ne peux pas m’empêcher d’être inquiet pour toi. Je… j’ai confiance en toi et je sais que tu ne permettrais pas à quelqu’un de faire ce qu’il veut avec toi. Mais… il peut le faire sans ta permission et… je suis inquiet, tu comprends… Vous serez un groupe et… je sais comment cela se passe… même si c’était différent, cela reste la même chose… et… je ne veux pas que tu souffres.

 

Alba reprend sa taille normale, recule d’un pas pour lever sa main et la poser sur le torse de son père.

 

-          Je sais, pap’s, mais… je fais attention toujours et… Grégory est quelqu’un de bien. Je t’assure. Si tu le connaissais comme je le connais, tu verrais qu’il est clean.

 

Damien pose sa grande main sur celle petite et fine d’Alba. Il caresse la joue encore ronde de sa bébé. Alba : 2 – Damien : 2.

 

-          Vous revenez dimanche après-midi.

-          A quatorze heures pile, Peter a entrainement et il ne peut pas manquer.

-          Si ta mère, qui est sur le pas de la porte depuis je ne sais pas combien de temps, et ton père sont d’accord, c’est bon pour moi. Tu charges ton mobile, ta Tablet et tu prends le chargeur de secours et les câbles.

 

Alba pousse un cri de joie et se jette dans les bras de son père. Clémence entre en souriant à moitié. Elle a un regard de connivence avec Damien. Elle prend la main que lui tend ce dernier et entre dans l’étreinte forte et douce. Alba : 2 – Damien : zéro pointé. Match perdu d’avance et gagné d’avance. La discussion n’est pas finie, Gabriel aura son mot à dire, mais en petit comité, en réunion parentale expresse. Cela leurs promet un week-end d’enfer. Clémence suppose que cela ne sera pas le dernier. Autant s’habituer au plus vite. C’est ça ! Et les OVNI atterrissent dans les aéroports maintenant !  Tout ira bien, si ?  

  

***************************************Jusqu'au prochain chapitre********Hasta le próximo capítulo*************************************************************************

 

 

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